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La promesa de Marco

CIUDAD DE MEXICO -- Fue una promesa para su pequeño hijo, justo el día de su cumpleaños. "No puedo romperla. No podría verlo nunca más a los ojos".

Marco Antonio Barrera no suele romper las promesas familiares. Nunca lo ha hecho. Hace más de 20 años le dijo a su mamá que cada vez que suba al ring se cuidaría de no recibir un mal golpe. Ella, bañada en lágrimas, aceptaba resignada que su hijo tomara la carrera de pugilista. "Que Dios te bendiga y te cuide", le dijo al tiempo que le besaba la frente y le rodeaba con sus brazos.

Luego de 70 peleas como profesional y muy cerca de cumplir los 35 años de edad, Barrera ha decidido colgar los guantes dejando atrás una de las carreras más extraordinarias en la historia del boxeo mexicano e internacional.

"Esta es una profesión injusta, porque la gente suele recordar lo que pasó en la última pelea", dice Barrera desde su casa en Guadalajara, al occidente de México. "Yo soy profesional desde que tenía 15 años de edad. Ya es mucho tiempo de andar por ahí dando y recibiendo golpes. Llegó la hora de irme. Estoy convencido de eso".

Mi promesa es la de no volver. Siempre fui un boxeador diferente a los demás. Tengo que serlo también en esta parte final.

--Marco Antonio Barrera sobre su retiro

Tras una carrera donde tuvo batallas épicas, salpicadas de drama, sudor y sangre, Barrera perdió las dos últimas peleas de su carrera profesional por decisión unánime, una ante su compatriota, Juan Manuel Márquez y la otra ante el filipino Manny Pacquiao, sin duda el boxeador que más lo presionó durante su carrera.

"Al final, creo que no enfrente a Manny (Pacquiao) en el mejor momento de mi carrera", explica Barrera. "La primera vez, aquella en San Antonio, yo tenía muchos problemas de concentración y mis promotores me estaban perjudicando. Y en la última pelea, la edad me ha vencido. Pero estoy satisfecho porque termine de pie en ambos combates".

El campeón Floyd Mayweather Jr. se llevó la mayoría de los elogios, pero no fue el único que lució en el 2007:

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Entre el final de la década pasada y principios del nuevo siglo, Barrera esparció terror por los cuadriláteros del mundo, con su exquisitez técnica, sus poderosas manos y su "furia asesina" para ganar las peleas. Sus tres peleas ante el también mexicano Erik Morales quedaron bien inscritas en la historia más sagrada del boxeo. "Los dos ganamos mucho en esas peleas. Fama, dinero, pero creo que él (Erik Morales) se quedó con algo de rencor. Para mí todo termino allá arriba del ring y punto".

Barrera y Morales no sólo mantenían un duelo personal lleno de odio y de venganza, también estaba definiendo quien era el mejor boxeador mexicano del momento, en una época donde todavía se percibían los aromas de la sagrada época de Julio César Chávez. El presidente del CMB, José Sulaiman, encontró la mejor forma de clasificar a ambos boxeadores. "Los dos son unos fenómenos. Ya pelearon tres veces arriba del ring, pero abajo son dos hombres de gran calidad que pasaran a la historia del boxeo".

Las palabras de Sulaiman valen doble para Barrera. Él y el CMB siempre tuvieron como favorito a Morales y hasta existió un tiempo donde Barrera estuvo vetado por el organismo debido a su inclinación inicial para ser el campeón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), un organismo reconocido como pirata, por el CMB. Una frase de Barrera le dolió en lo más profundo del hígado a Sulaimán. "El organismo no hace al boxeador. El boxeador hace al organismo".

Una de las grandes exhibiciones de Barrera habría ocurrido el 7 de abril del año 2001 en el MGM Grand de Las Vegas, cuando derrotó por decisión unánime (116-111, 115-112 y 115-112) al Príncipe -británico/yemenita- Naseem Hammed. Nunca antes, Barrera había 'bordado' el boxeo con tanta exactitud, pulcritud, contundencia y arte parata atacar y defenderse al mismo tiempo. "Cuando terminó la pelea, Hammed se acercó y me dijo que era un gran boxeador y que, la verdad, prefería no volver a enfrentarme nunca más. Me quedé paralizado porque nunca en toda mi carrera un boxeador al que yo derrotaba no pedía la revancha".

Tras la controvertida derrota ante Morales, en su lugar de caer, los bonos de Barrera subieron de forma inesperada. Le ganó consecutivamente a Luiz Freitas, José Luís Valbuena, Jesús Salud, Nassem Hammed, Enrique Sánchez, Erik Morales (la revancha), Johnny Tapia y Kevin Nelly. "Estaba, sin duda, en el mejor momento de mi carrera. Pasó muy rápido, pero estaba bien, estaba confiado y era prácticamente imposible hacerme daño".

Sin problemas económicos, sin problemas físicos y habiendo superado una crisis emocional en casa, Barrera parece listo para disfrutar de todos los días que el boxeo profesional le arrebato. Ha comprado un viejo salón de fiestas en la ciudad de México para convertirlo en gimnasio y junto a su hermano trabaja en la producción de jóvenes boxeadores.

"Mi promesa es la de no volver", dice Barrera. "Siempre fui un boxeador diferente a los demás. Tengo que serlo también en esta parte final".

Sonríe y abraza su pequeño hijo. Ese fue el último nocaut de su carrera.