AUCKLAND -- El sábado a la tarde, Naomi Broady no podía hacer más que esperar. La lluvia no daba tregua en Nueva Zelanda y la británica no podía salir a escena para la primera ronda de qualy.
Extinto el sol de la jornada, la organización movió los partidos por jugarse a las canchas indoor del complejo. Y allí fue Broady, en un encuentro que terminó pasada la madrugada local, para registrar la primera de las tres victorias necesarias rumbo al cuadro principal. Mismo cuadro, claro, que este martes la vio dar un gran golpe sobre la ex N°1 del mundo Ana Ivanovic.
"Para las canchas indoor no había acceso al público, entonces ese primer partido de qualy lo terminaron viendo tres personas: mi coach, el de ella y una amiga mía", le contó la británica al diario Stuff de Nueva Zelanda. "Tres días después me encuentro jugando a cancha llena contra la N°2 del torneo...".
Pero Broady fue más que una simple partenaire. La chica de 25 años, 122ª en el escalafón mundial, impactó 14 aces para frustrar a Ivanovic en sets corridos (7-5 y 6-4) y anotarse la mejor victoria de su carrera.
"Se me hizo difícil leerle el saque, no seguía ningún patrón. No recuerdo la última vez en que me hicieron tantos aces", la elogió Ivanovic. "Hubo jugadas donde me encontró totalmente fuera de guardia, sin saber para adónde iba a apuntar".
Para Broady, sin embargo, la emoción de la victoria se procesa por dentro. ¿Por qué? "A la mayoría de mis amigos les tendría que explicar qué tuvo de importante haber ganado este partido. Algunos ni siquiera siguen el tenis. Seguramente van a estar más entusiasmados porque jugué contra la novia de Schweinsteiger", bromeó.
Ahora, la nacida en Stockport buscará llegar por segunda vez en su carrera a cuartos de un WTA, tras lo hecho en Quebec 2015, donde trepó hasta semifinales. "Ha sido realmente una semana muy loca para mí. Simplemente estoy tratando de mantener el envión".