BUENOS AIRES -- En el Court Central Guillermo Vilas del Buenos Aires Lawn Tennis Club, Dominic Thiem sumó su cuarto título ATP (todos en arcilla). Pero no será un trofeo más. La jerarquía de sus rivales y el modo de la conquista hicieron que esta semana haya significado la de mayor manifestación de su alto nivel.
"Es el título más importante de mi carrera. El cuadro fue bastante fuerte" contestó, contundente, el nacido en Wiener Neustadt, luego de consagrarse ante Nicolás Almagro. "Además, me sobrepuse a un match point contra Rafael Nadal y cerré partidos en el tiebreak del tercero". Resultó completa la faena del austríaco.
Sin poder asegurar que volverá en 2017 para defender su título, el finalista en Roland Garros Junior 2011 valoró puntualmente la presencia de su fisioterapeuta en "una semana tan dura". "El tenis es un deporte duro mentalmente. En situaciones difíciles no podés disimular", asentó, además, quien, a sus 22 años, empieza a atravesar situaciones límite con un nivel que lo empieza a candidatear para ediciones futuras de Roland Garros en el mediano plazo.
Como, por caso, rendir sin fisuras luego de la victoria más importante de su vida, ante el propio Rafael Nadal, algo que no supo afrontar ante Stan Wawrinka en Madrid 2014, su anterior festejo ante un Top 10. "Esta vez dormí bien. Siempre es duro después de ganarle a un jugador top. Me pasó con Wawrinka: al día siguiente no pude jugar porque estuve enfermo", comparó. "Almagro es un gran jugador y si no estás al máximo de tu nivel, no podés ganar. Fui muy agresivo. Hay que jugar así a este nivel. Siendo defensivo llevás las de perder. Es lo mejor para mi juego".