En Montevideo, Colombia nuevamente desperdició la última oportunidad clara para ir a un mundial.

Salvo Jackson Martínez, Adrián Ramos y algunos momentos de Giovanny Hernández y Pablo Armero, el resto del equipo no estuvo a la altura de las circunstancias.

En Hablemos de Fútbol dije que no me había disgustado Guarín, porque corrió. Pero no basta con correr y, ahora más tranquilo que pude volver a ver el partido gracias a la tecnología digital en mi casa, retiro lo dicho. Freddy no entregó una pelota bien y un volante central que no entregue bien no puede ser calificado con buena nota en el fútbol moderno.

Lara no supo cómo sumar en Uruguay (EFE)

El profesor Lara demostró que es lento en los cambios y que ni planea ni lee bien los partidos. Todos en Colombia le pedíamos arriesgar para no llorar como siempre, pero resultó ser más godo que el obispo de Manizales.

Si no vio lo que todos pedíamos a gritos que era poner un equipo que buscara ganarle a Uruguay. Por lo menos cuando la Celeste le entrega el balón a Colombia después del gol, tenía que reaccionar y nada, entonces Profe cuando se quedaron con diez... pero tampoco, siguió dormido.

Lara me cae bien a pesar de que me pica que haga cosas como mandar a Falcao a la tribuna y poner a Dorlán Pabon por encima de el y de Rodallega. Además vive del "no perder" y del "vamos a ver", se muere de miedo. No es un mal formador de juveniles, pero tácticamente demuestra cada vez que se quedó en el siglo pasado.

Ahora sólo queda ganar los seis puntos que faltan y rezar, como siempre.

Les boto un nombre que a mi me hace soñar para técnico de la selección y advierto que siempre pedí técnico extranjero desde que sacaron a Rueda: Arthur Antunes Coimbra. Zico es un gran entrenador, actualizado y ganador.

Plata hay, tiempo también (cuatro años mínimo) y Eduardo Lara, con la tristeza en el alma, pagará los platos rotos por no devolver la selección después del encargo que le hicieron por dos partidos.