Es extraordinario que los Dodgers terminaran con el mejor récord de la Liga Nacional, desde la suspensión de Manny Ramírez hasta la confección de una rotación de lanzadores con Vicente Padilla y Jon Garland para el tramo final. En más de una manera, esta temporada ha sido uno de los grandes logros de Joe Torre como manager.

Joe Torre

Torre

Cuando Torre afirmó esta semana que el 2010 probablemente sería su último año, muchos pensaron que se trataba de una herramienta de negociación. Primero, ese no es el estilo de Torre. Estaba hablando del estilo de vida de su familia.

Al ser cuestionado sobre ello el miércoles por Michael Kay en ESPN-1050 de Nueva York, yo dije que yo pensaba que "la vida de (Joe) con los Dodgers es básicamente un infierno viviente". Era harto conocido que las oficinas de los Dodgers están en un proceso de cambio; el Dr. Charles Steinberg, traído al club desde los Medias Rojas por Jamie McCourt, ya se fue, de regreso a los Medias Rojas para unirse al director ejecutivo Larry Lucchino.

Horas más tarde, Jamie y Frank McCourt anunciaron que están separados, algo que yo no mencioné en la radio por respeto a su privacidad personal. Pero como vimos en San Diego, estas situaciones pueden ser difíciles para todos en la organización, y los Dodgers no serán la excepción si la separación los lleva a un proceso de divorcio que podría resultar complicado.

Por ahora, todo regresa a la normalidad, y las adquisiciones relativamente económicas por el gerente general Ned Colletti y la dirección de Torre le han dado a los Dodgers una muy buena oportunidad de traer la Serie Mundial a Dodger Stadium por primera vez desde que Tommy Lasorda, Orel Hershiser, Kirk Gibson, Mike Scioscia, y otros sorprendieran a los favoritos Atléticos de Oakland en 1988.