Francia-Irlanda
ESPN/Captura de TVMomento clave: mano de Henry ante Irlanda
BUENOS AIRES -- Quiero esta vez, en nuestro blog, tocar ciertos temas para que sean discutidos por nuestros internautas. Primero todavía vive en mi mente la doble mano de Thierry Henry en el gol que le da la clasificación a Francia al mundial. El delantero dijo después del partido "yo no soy el árbitro".

Quiero aprovechar estas palabras para decirle a todo el gremio de futbolistas: basta. No pueden volver a quejarse de ningún juez, de ninguna determinación del hombre que imparte justicia en un campo de fútbol. Si son consecuentes con lo que pasa, deben empezar a reclamarle a su propio gremio para que paren las actitudes deshonestas, las actuaciones, los gestos, gritos y demás acto más propios de payasos y mimos (no sólo por Tití) que de profesionales. Y es que si Henry acude a la trampa, cualquiera lo va hacer...

Hoy como están las cosas es preferible entrenar una buena caída para engañar al árbitro, que una gambeta para marcar un gol memorable. Los árbitros en el fútbol son regulares y los futbolistas los ayudan para convertirlos en malos. Basta con la doble moral de tratar de engañar durante todo el partido, y al final criticar al de negro... ya basta de culpar al árbitro y no decir abiertamente que Henry es un tramposo.

TEMA DOS
En el partido por el repechaje al Mundial entre Bosnia Herzegovina y Portugal pasó algo que bien vale la pena repasar. Después de que Portugal prácticamente sentenciara la serie a su favor con el gol de Meireles, los aficionados locales golpearon al antes llamado juez de línea; uno lo hizo con un objeto. El central del partido Roberto Rosetti, se acercó, habló con él, no solo escuchó sino que observó la zona del impacto a su compañero y luego dialogó con el cuarto árbitro y además le pidió al capitán bosnio que calmara a los aficionados y continuó el juego. Esto lo uso como reflexión para comparar esta escena anteriormente descrita con la del famoso partido Pasto-Cartagena que terminó con la pérdida de los puntos del equipo nariñense y con todo lo que desencadenó ese episodio.

Oscar Julián Ruiz, para mi, es el mejor árbitro de Colombia desde que sigo el fútbol. Aún recuerdo ese famoso clásico antioqueño en el que agarró un micrófono y calmó a cincuenta mil personas, pero, en el encuentro en Pasto, corrió al ver a su compañero en piso, sin mediar una reflexión, sin pedir otra opinión, sin observar la zona en la que impactaron a su compañero asistente, dio por culminado el partido. A lo mejor Ruiz después de seguir el protocolo utilizado por Rosetti en el partido de Bosnia -- Portugal, igual hubiera suspendido el juego, pero todos estaríamos más tranquilos y con un sentimiento más claro de justicia.

TEMA TRES
Basílico González antes de la final de la Copa Colombia afirmó que la campaña de Santa Fe era MARAVILLOSA. Antes de ganar y desde el punto de vista de que hay que valorar el camino y no tanto el objetivo, está bien, pero a mi parece realmente MARAVILLOSA, la evolución del técnico de Santa Fe.

Que los cardenales hoy en día roten volantes como Quintero, Seijas, Anchico y Pérez y que sólo tenga a Flota para la marca es una verdadera contradicción con el pasado reciente del estratega. En su paso anterior, Basílico alineaba en un mismo equipo como volantes a Rueda, Ganiza Ortíz y al panameño El Gavilán Gómez. No es crítica, es simplemente que hay que valorar al hombre que se reinventa y no es esclavo de sus palabras ni de sus posturas anteriores.

Y debo decir que este Germán González me gusta más que el modelo 2005. El de aquel tiempo terminaban los partidos y decía que había tenido una lucha con el demonio y que lo estaban trabajando con magia. El de ahora exorcizó los demonios, se la pasa trabajando e hizo magia, ganó para Santa Fe su primer titulo en 20 años.