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'Tata' Martino: 'Mi labor es pensar en el equipo y en lograr el objetivo, lo demás está fuera de mi alcance'
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LOS ÁNGELES — Este miércoles, México cierra la puerta del Octagonal y abre la puerta de la incertidumbre hacia Catar 2022. Sale del Purgatorio Conkakafkiano y entra al Infierno del desasosiego. De la mano del Dante.

Saliendo a la cancha del Estadio Azteca como favorito ante El Salvador, México se instala en un viejo escenario, cíclico, repetido, repetitivo. Ahí, entre la Utopía por el Quinto Partido y la distopía por una nueva decepción. El desamparo aguarda en el Sorteo Mundialista de Catar el próximo viernes.

Con Gerardo Martino haciendo casting para su propio funeral, y en un escenario en el que México puede terminar segundo, tercero o ir de excursión ante Nueva Zelanda en juego único en Cataren junio, el Tri arrastra la vacilación sobre su futuro: juega tan poco, tan feo y tan mal. Las musas de la esperanza han sido engullidas por cuervos de su propia crianza.

A los hacendosos alcahuetes de la selección mexicana, eficientes en su prostitución, ciertamente no les desencantaría ir al Repechaje. Una limosnita más de sus patrocinadores siempre es bienvenida en el cepo voraz de las televisoras.

Pero, este miércoles, aún cuando su fortaleza histórica, el Azteca, pasó de leyenda soberana a mito de barriada, y cuando el extraño enemigo profana con su planta su suelo con tanta frecuencia, es de suponerse que Gerardo Martino, metafóricamente, eche un ojo al gato europeo y otro ojo al garabato de la Liga Mx.

Insisto, hoy a Gerardo Martino le sobran camisetas y le faltan hombres para llenarlas.

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EPA-EFELa Selección Mexicana solo necesita sumar un punto en el Estadio Azteca ante El Salvador para sellar su boleto a Qatar 2022.

Más allá del adictivo y mezquino oficio de la FMF para culipandearse, para recular, y aseverar que el Tata ya cumple con creces si arrastra a México a Catar 2022, la afición no olvida la promesa inicial hecha el 7 de enero de 2019 con Yon de Luisa.

“Su experiencia (de Martino) en clubes y como seleccionador nacional nos da garantía del funcionamiento en equipo que buscamos para la selección de México para el reto Catar 2022. México ha sido consistente dentro de las mejores 16 selecciones en los mundiales y esperamos superar eso en este proceso”, dijo el presidente de la FMF, que en este momento ya se encuentra en Catar para el sorteo mundialista. Claro, de ser Repechaje el destino del Tri, su viaje habrá sido inútil.

De hecho, en su presentación, Martino no prometió llegar al Quinto Partido. Sólo garantizó pisar el eterno cementerio mundialista del Tri: el cuarto juego, tras pasar la fase de grupos, es decir los Octavos de Final.

“Sé cuál es la inquietud del pueblo respecto a dónde debería llegar, pero no quiero dejar de mencionar, porque me ha pasado en otros lugares, de no valorar el jugar finales, y acá no podemos dejar de valorar el jugar sistemáticamente los Octavos de Final, más allá de que lo que todos queremos es jugar el famoso Quinto Partido”, dijo entonces El Tata en una cátedra de conformismo.

Aquello de trascender. De sorprender. De hazañas. Épicas. Historia. Milagros. Cumplir quimeras. No, de eso, nada. Gerardo Martino no prometió lo improbable, mucho menos lo imposible. Prometió tan poco, aunque hoy, su equipo, el Tri, ofrece menos que eso.

1.- Cierto. Sus alfiles europeos, terminaron siendo peones de la decepción. Sus “rockstars” europeos amenizan cada juego como banda de pueblo. Héctor Herrera, Tecatito Corona, Raúl Jiménez, Chucky Lozano y Edson Álvarez flotan, pero no gravitan.

2.- Gerardo Martino no reacciona, no aprende, no mejora, no madura. Lo basureó Estados Unidos tres veces en 2021 en partidos oficiales. Y no entendió nada, no asimiló nada. Enfrenta una vez más, una cuarta vez a EEUU, ahora en el Estadio Azteca, y vuelve a equivocarse, vuelve

a jugarle de la misma manera, con los mismos hombres. No perdió sólo porque Guillermo Ochoa se sublimó… de nuevo.

3.- El Tata, como abuelo bonachón que refleja su apodo, sigue siendo consentidor con sus convocados. Se ha quejado y se ha justificado reiteradamente con el tema de “la intensidad”. No miente. Esta selección mexicana difiere de otras, por su actitud apocada, pusilánime, timorata. Son eunucos jugando a un deporte en el que las gónadas no pueden quedarse en el casillero, sino que hay que llevarlas a la cancha. ¿Falta intensidad? Martino es el principal responsable.

4.- Y entre las listas de vetados, ninguneados y marginados, el mismo Martino reduce sus opciones. Tiene poco de donde elegir. Apenas se atrevió a dar oportunidades a Johan Vásquez y Gerardo Arteaga, y ambos cumplieron. No fue su decisión, fue una orden tajante que recibió.

En noviembre les hablábamos del #PlanB. Hoy, como hace cuatro meses, sigue siendo el único salvavidas que tiene a la mano Yon de Luisa. Se le había advertido que se mantuviera ecuánime, prudente, pero a Miguel Herrera lo rebasa su alter ego, El Piojo. El personaje arrabalero se traga al tipo vestido de Ermenegildo Zenga, y de exitoso trabajo como entrenador. Burlarse, hacer apología de la enfermedad de Martino (desprendimiento de la retina derecha) en declaraciones a ESPN, y pedirle públicamente su renuncia, poco ayudó a su causa.

Ya se sabe que los grupos opositores quieren tener el control de la selección a través de sus entrenadores. Por eso, Grupo Pachuca unta manos y conciencias, sugiriendo a través de sus vocingleros que se tome en cuenta a Guillermo Almada, y desde TV Azteca apuestan por Nicolás Larcamón.

Pero, mientras ellos juegan a la guerrilla, Emilio Azcárraga Jean dispone de armas nucleares. ¿Quién estuvo detrás del #TuzoGate, y no sólo tiene lista la segunda parte, sino también el #PanzaVerdeGate? ¿Quién filtró detalles de algunas situaciones financieras y fiscales de Salinas Pliego? Recuérdese que en el Salón Oval de Emilio, y antes con su padre y su abuelo, se han impuesto presidentes.

Mientras tanto, Gerardo Martino ahora sí se acerca a su Último Tango en el Estadio Azteca. Podría ganar, gustar y golear, pero su destino está en otras manos, en otras cabezas, y en otros intereses. Recuérdese que él no aceptó promocionar mundiales con un perico en el hombro, y para dirigir al Tri, a veces, también se necesitan bufones, excelentes técnicos, sin duda, pero también bufones.

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LOS ÁNGELES — Dos futbolistas. Dos estampas. Dos catarsis. Dos contrastes. Dos vivencias. Dos actitudes. Dos extremos. Dos momentos. Antípodas. Antagónicos. Alphonso Davies y Javier Hernández.

Uno de ellos, explota en un video. Se derrumba. Grita. Se contorsiona en el piso. Gimotea. Llora. Se mesa los cabellos. Se levanta. Se consterna. Se confunde. Histeria. No sabe cómo hacer que haga erupción la dicha que borbotea, que bulle, dentro de sí; que amenaza con estallarle a través de los sentidos y los sentimientos. Canadá va al Mundial, pero sin él. No importa. Alphonso Davies tiene miocarditis, y el corazón bombea irregularmente sangre. Pero, ¿pasión y amor?, esos clímax por el futbol, ningún electrocardiograma puede medirlos en el cuerpo de la estrella del Bayern Múnich al ver a su selección en la lista de Qatar 2022.

Otro, embarra de sangre a borbotones su horizonte. Plasma rojo en el plasma de última generación. Busca, se agazapa, dispara, acribilla, aniquila. Y ríe, vocifera, maldice, profana, celebra. Mientras México vive una calamidad ante EEUU, al mismo tiempo Chicharito juega y se promociona a través de Twitch. Y él decide ignorar a la selección nacional. Allá, sus colegas y compatriotas, mueren de nada en un 0-0, mientras simultáneamente él lucha a muerte en un juego de video. Seguidores de sus viciadas obsesiones bélicas, denuncian: “A quienes le preguntaban por el juego de México, o porqué no lo estaba viendo, nos bloqueaba. Y amenazó que al que siguiera preguntándole, lo bloquearía”.

Sí, Alphonso Davies y Javier Hernández, universos distintos, universos opuestos, universos paralelos. Multiversos.

¿Serán sus orígenes tan antagónicos? ¿Vientre de anemia y vientre de plenitud? ¿Cuna del hambre y cuna de oro? Uno es hijo de la guerra; el otro, modosito hijastro de los mimos.

Huyendo de la Segunda Guerra Civil en Liberia, los padres se asientan en un campo de refugiados en Ghana, junto a casi medio millón de compatriotas. Ahí nace Alphonso Davies. En 2005, a los cinco años, la familia emigra a Canadá. Ahí comienza la historia. Es considerado uno de los mejores defensas del mundo. El 14 de enero de 2022, le detectan miocarditis. Es enviado a reposo y a observación. Cero futbol. Él dice que está listo para volver. Los médicos alemanes son cautelosos.

¿Llegará al Mundial de Qatar 2022? Nadie tiene una respuesta definitiva. Sólo buenos deseos. Davies asegura que sí. El entrenador de Canadá, John Herdman desea que sí. El técnico del Bayern Múnich, Julian Nagelsman, espera que sí. Los médicos aún aguardan, mientras el liberiano-canadiense, empieza a forzar la marcha. Su corazón es un kamikaze.

El video de Davies subyuga, seduce, conmueve. El Mundial es suyo pero no es para él. Quiere estar ahí. Nació, creció y desarrolló para estar ahí. Todo, su cuerpo, su mente, su fervor, su pasión, dicen que sí, pero el músculo que lo gobierna, aún dice que no.

En tanto, Javier Hernández firma públicamente el divorcio de un matrimonio que estaba ya roto, dañado, demolido, ruinoso, oxidado. Mientras México padecía ante EEUU, él pulverizaba trúhanes y malosos. ¿Cómo interpretar que un confeso, ruidoso, incisivo, anhelante y deseoso de regresar a la selección mexicana, que asegura que en el plantel de hoy, tiene muchos y grandes amigos, desdeñe a “su Tri”, y elija, mejor, segar vidas algorítmicas ante una consola de juegos? ¿Inmadurez? ¿Rencor? ¿Berrinche? ¿Dignidad? ¿Hipocresía? ¿Todo lo anterior?

Sin duda, el jugador, en sus ocios, puede elegir dedicarse a lo que se le pegue en gana. Tiene la libertad absoluta del ser humano. Especialmente si sabe que es objeto y sujeto –que no víctima--, de la mala sangre de Gerardo Martino y Yon de Luisa, pero también de sus pecados.

Pero, entonces, en el caso de Chicharito, aquello de: “Si no quisiera estar en la selección ya me hubiera retirado. Como jugador de futbol estoy haciendo lo que me enseñó mi abuelo, mi padre, todos: si quieres ser jugador de selección tienes que sobresalir en tu equipo y de toda la gente de tu país para poder ser llamado y considerado, así me enseñaron mi abuelo, que en paz descanse, mi padre, y eso lo que estoy haciendo, y es lo que está en mi mente”.

Contrastes pues. Mundos antagónicos. Pasiones extremas. Uno, Davies, ofrenda y suplica, con el corazón aún cicatrizando, para que Canadá le reserve una plaza mundialista. Otro, Chicharito, ha mandado al Tri a la “friendzone”, donde van los pañuelos y los pañales desechados por pasiones pasajeras o por desprecios eternos. Uno es hijo de la guerra, como todo guerrero; el otro, es hijo de sus apasionamientos, más que de sus pasiones.

Cierto, sin duda Javier Hernández trata de purgar todos sus pecados. Está en su mejor forma en los últimos cuatro años. Tiene el derecho a un llamado. Es el gol que necesita México y que Martino busca con un lazarillo y no con objetividad. Sin embargo, tal vez esa contrición y arrepentimiento verbales, se desmoronan cuando juega “su” selección y él selecciona, en cambio, exterminar frustraciones, en la fantasía de un videojuego.

Así, Alphonso Davies y Javier Hernández, mellizos de la contradicción. Uno que quiere tanto, y otro que ha empezado a querer tan poco.

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LOS ÁNGELES -- “Y sin embargo, se mueve”. La frase de Galileo Galilei, convalidando su espectacular teoría de una Tierra danzarina, hoy es aplicable, a la Selección Mexicana.

Aquello de Galileo fue un testimonio universal; lo de México, es la justificación para no extenderle un acta de defunción. Sí, parece que está muerto el Tri, “y, sin embargo, se mueve”, y lo hace, por cierto, hacia el Mundial de Catar 2022.

Venció en Honduras. 1-0. El pescuezo de la traición: el catracho Lacayo, y su autogol, salvan al derrocado Rey Tuerto de la Concacaf. Al menos, en el sentimiento ratonero de una fracción, el Repechaje ya es suyo.

No hizo el futbol necesario para merecer la victoria; acaso, sometió y arrinconó a una Honduras, que por histeria técnica de Hernán Darío Gómez, jugó arrinconado en su propia casa. El Bolillo no quería que le sacarán el migajón. 1-0 y con un autogol, no necesita más excusas.

Los estertores previos, esas convulsiones mostradas ante la Selección B de Estados Unidos (0-0), fueron un espejismo. México volvió a pujar y empujar, pero, poco orden, poca idea, poca ambición. Poquitero, como en todo el Octagonal Final de Concacaf.

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Imago7La defensa mexicana suma cuatro juegos sin recibir gol.

A los ojos facilistas de muchos, México tuvo portentos en la cancha. Vaya, si el adversario te cede el campo de batalla y la pelota, hasta este equipo desarticulado, desmembrado tácticamente, puede permitirse engatusar con Héctor Herrera, Edson Álvarez o Jorge Sánchez. Patadas de ahogado. Ser los mejores, significa despuntar entre los buenos; lo de ellos fue, ser autóctona y estrictamente, “los menos piores”.

Los hondureños mismos pueden sentirse decepcionados de su equipo y de su entrenador. Fue tan poco lo que quisieron. Queda claro que ya no disponen de aquellas generaciones de futbolistas catrachos que en cada pelota libraban un Apocalipsis, especialmente ante México. Este domingo cometieron 21 faltas, que no habrían sido ni pecado venial en la Liga de El Vaticano.

Mientras Canadá desfilaba por la pasarela honorable de los invitados a Catar 2022, y Estados Unidos despedazaba a Panamá (5-1), México mantenía su calvario premundialista: jugando mal, pero de buenas. La Ley del Chiripazo.

Uno entiende que el rival cuenta, aunque Honduras haya hecho tan poco para que se le tomara en cuenta, pero lo de México sigue siendo de una anemia futbolística y hormonal, que realmente es para preguntarse qué tan en serio se toman los entrenamientos en la semana.

De lejos, parece imposible que Gerardo Martino elabore en el día a día una forma tan obscena y analfabeta de concebir el futbol. Ya se sabe que el técnico argentino se atraganta comiendo con cubiertos de plata (Barcelona y Argentina), pero al menos con los trinches de bisutería ha conseguido mejores resultados, como en Paraguay y Atlanta United. ¿Será que en el Tri, sólo hay palillos chinos y él tiene artritis?

Es de creerse que con su recorrido, él trace líneas rectas, y entonces sólo queda interpretar que estos jugadores suyos, sean, como el libro de Torcuato Luca de Tena, “Los Renglones Torcidos de Dios”.

Este domingo, Honduras, traicionando su historia, le concedió todas las libertades y montó su trinchera con todos sus miedos. Pero, las excusas, son las mismas, las enuncie Martino o las repita servilmente Jorge Theiler.

1.- “Nos sigue faltando contundencia”.

2.- “El equipo va perdiendo intensidad”.

3.- “Nos desconcentramos en la última jugada”.

Ahora enfrentará a El Salvador en el Estadio Azteca. Los cuscatlecos llegan mostrando mejoría, aunque en este último duelo, sólo les queda el estribillo de su viejo vals del consuelo: “Al Mundial no vamos, pero a México, le ganamos”.

Para que México no vaya al Mundial de Catar de manera directa, tendrían que ocurrir dos desastres: que Costa Rica (+3 en diferencia de goleo) goleara a Estados Unidos “B” (+13), y que El Salvador goleara a México (+7).

Más imposible que improbable, pero…

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¡Caó-Tri-co...!

FECHA
25/03
2022
por Rafael Ramos Villagrana

LOS ÁNGELES -- Caos, el sello de la casa, el sello del futbol mexicano. Caótico o caó-Tri-co. Así la Selección Mexicana y su entorno. Así, la tribuna del Estadio Azteca. Así el 0-0 con Estados Unidos. Así #ElGrito. Así el #FueraTata. Así, las brillantes ideas de Yon de Luisa. Así.

1.- Caos en la cancha. México jugó su mejor partido en el Octagonal Final de Concacaf. Pero su mejor versión fue insuficiente para vencer a una representación parchada de Estados Unidos. En su noche de mayor brillantez, fue una oscuridad ante Estados Unidos. Su momento de gala futbolero, fue una muestra pordiosera de futbol. Diagnóstico confirmado: en Catar será un pelele mundialista.

2.- Se marchitan. Y caos en la cancha. Sus hombres clave se desmoronan. Héctor Herrera, entrega bien los pases cortos y mal los profundos. Además pierde tres balones en salida con tufo a suicidio. Edson Álvarez, el puritano futbolero del Ajax Amsterdam, cayó de nuevo en el juego barriobajero. ¿Tecatito Corona? El Sevilla jamás habría firmado la versión vista en el Estadio Azteca.

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Imago7Giovani Reyna y Edson Álvarez, dos protagonistas en el partido entre México y Estados Unidos en eliminatoria rumbo a Catar 2022.

3.- Anarquía. Y caos en la cancha. El principal exponente fue Chucky Lozano. En un afán noble de salvar la causa, traicionó al conjunto. Se salió de su zona, desertó al esquema de Gerardo Martino. Lozano renunció al colectivo. Se entiende, el corazón le ganó a la razón, no quería ser protagonista de otro fracaso. Intentó disparos desde fuera del área. Enceguecido y con la pólvora mojada, falló. Jugó su propio partido y el Tri intentó jugar otro. El egoísmo y el naufragio. Fracasaron ambos.

4.- Retardo. Y caos en la cancha. Gerardo Martino reacciona tarde. Estados Unidos ya jalaba aire por la boca como pescado con asma. Chucky, Tecatito, Jiménez, habían claudicado. El tridente de las puntas rotas, decepcionaba de nuevo. Y Martino, impávido. Piernas frescas y corazones ansiosos en la banca. Pusilanimidad pura en su cabecita. Cierto, sin duda esa maldita agresión que sufre en su ojo derecho debe preocuparle más al Tata que la miopía y casi ceguera que muestra a la ofensiva su equipo.

5.- ¡Agárrenlo! Y caos en la cancha. Minuto 60. Gio Reyna entra a la Capilla Sixtina. Y el artista trazó lienzos y también grafiti. Jugadas de alto octanaje neuronal y de barrio. Toma la pelota, la pisa, gira, amaga, recorta, traslada, elude, regatea. Los esqueletos de al menos seis mexicanos rechinan en esa sola jugada en que Reyna hizo reinar el preciosismo arrabalero del futbol. Le entrega un balón, medio gol, a Pefok, era graduación de gol, y la pifia.

6.- El Mesías de siempre. Y caos en la cancha. Estados Unidos penetra por donde se le pega la gana, pero gusta de hacerle las cortesías al contraído futbolero que es Jorge Sánchez, una avenida. Pero su acompañamiento simultáneo por las bandas y carriles interiores, le colocaba en ventaja numérica, emocional e intelectual, en sus embestidas. Pero, ahí estaba Guillermo Ochoa. Ataja dos obuses con el sello de George Lucas, y se revuelca con otros dos. De nuevo, el héroe. México resuella en la eliminatoria gracias a él.

7.- Y caos en la tribuna. #ElGrito, en su primera elongación sonora, aparece al minuto 44. Al final del juego, aparecería tres veces más. El sonido local, a toda su potencia (59 altavoces CAL-AVB y 10 subwofers de tecnología digital Meyer Sound), se desgañita para apagar el alarido rebelde: “Méééééééeéxiiicoooo”. Pero, aún así, gorgoreaba el bramido. Después, hay libertad total para que el #FueraTata se cante a arrebato, con más vehemencia y furor que con el que alguna vez se cantó el Cielito Lindo en ese escenario.

8.- Y caos en el palco principal del Estadio Azteca. Orden puntual: en los reportes del árbitro guatemalteco Mario Escobar y del comisario de Concacaf y FIFA: ¡no se deben mencionar la presencia de #ElGrito! El ruido que nunca ocurrió. El bufido que nadie escuchó. Claro, muy al estilo delincuencial de la FMF: #NoPasóNadaEnQuerétaro o el Pacto de Caballero que nunca existió, pero que aún se impone.

9.- Y caos en Honduras. Gerardo Martino insinúa que no podrá viajar a San Pedro Sula. Su ojo derecho, ése que fue intervenido en septiembre, recae. Trasciende de manera irrefutable, que la tensión y el estrés de esta crisis en el Tri, ha golpeado la parte más fragilizada de su organismo. En Canadá no pudo presentarse en el entarimado de la conferencia de prensa. El médico le explica: estrago también del estrés. ¿Quedará el destino en manos de Jorge Theiler, el tipo más aborrecido por los jugadores mexicanos?

10.- Y caos antes del juego. La “BURROCRACIA”. Densas, desesperadas, desordenadas filas de gente para entrar al estadio. Minutos que se transformaron en horas. El #FanID y el sofisticado #QR se fueron a la basura. Otro proyecto fallido, otro fracaso, de Yon de Luisa. Al final, el grueso de la gente entró sólo mostrando el costosísimo boleto cuando el partido había ya comenzado. Dicho estaba: si no saben manejar el VAR; no saben contabilizar damnificados en Querétaro, y cada vez pierden más autoridad en la #YuntaDeDueños (dixit Sven-Göran Eriksson), ¿por qué creer que aquí iban a acertar? Y ¿estarán ya los datos confidenciales de los aficionados en los archivos de mercadotecnia de Banorte y Visa, patrocinadores del Tri?

11.- Y caos en la Tabla. Si México, sin el Tata, pero con el padrastro Theiler, no saca una victoria en Honduras, y Costa Rica vence en El Salvador, igualaría al Tri, y si Panamá vence a un desmantelado Estados Unidos, se pondría un punto abajo, de cara al desenlace del Octagonal, en el cual México recibe a El Salvador. Tras la derrota ante Costa Rica, matemáticamente, ni Canadá está clasificado de manera directa.

Hay un lamentable acertijo papaloteando en los tendederos del morbo. ¿Usarán esta recaída en la salud del Tata Martino, para negociar una saludable separación del Tri? Porque aun con el dudosísimo huesero y sobador Theiler, aquí, no hay médico visible, sólo dos enfermos, sólo hay dos pacientes, Martino y el Tri, y todo indica que lo mejor para ambos es curarse por separado, muy separaditos, mientras más separaditos, mejor.

¿Lo único mercenariamente sano? Primero, la taquilla. Cerca de 3.5 millones de dólares. Segundo, los ratings, que se dispararon en México y Estados Unidos.

Cierto: al final, Yon de Luisa cumplió con su patrón, pero no con el futbol, ni con los aficionados, ni con sus promesas. Pero, al que está bien con el Diablo, qué le importan los curas y los monaguillos.

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LOS ÁNGELES -- #ElGrito encontró su mejor padrino, su mejor mecenas, su mejor alcahuete: Yon de Luisa.

Sí, el hombre que debía exterminar el alarido que FIFA considera homofóbico, terminó patrocinándolo, prohijándolo, alentándolo. El condenado a muerte, #ElGrito, se bajó del patíbulo y trepó en su lugar, ahí, a De Luisa. La víctima se convirtió en verdugo y el verdugo se convirtió en víctima.

La doble moral de Yon de Luisa y del futbol mexicano terminó detonando la amenaza de #ElGrito. Cuando indultó a Querétaro, tras la orgía de violencia en La Corregidora, luego de haber condenado antes y sin miramientos, plazas como Veracruz y Morelia, el presidente de la Federación desató la ira de la turba.

El 5 de marzo, cuando las imágenes dantescas pulularon por el mundo, desatando el horror universal, en las redes sociales, en los medios, se exigía una sanción drástica, radical, contra Querétaro, como plaza, como equipo. Que nunca jamás rodara un balón en ese cadalso.

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Imago7Liceaga acusó a De Luisa por obstaculizar las reformas contra las barras.

“Habrá un castigo ejemplar”, prometió Mikel Arriola, el hombre que ejerce --aunque no manda--, como presidente de la Liga MX. Él tiene la oficina, pero es otro quien tiene el poder. Sin embargo, su promesa fue ridiculizada. Terminaron protegiendo los intereses del Grupo Caliente, que, curiosamente, patrocina a la Liga, con todo el “sospechosismo” que genera una alianza con una casa de apuestas.

Ese mismo 8 de marzo, tras un indecoroso homenaje a la impunidad, Querétaro, como club y como plaza, recibe sólo unos suaves golpecitos en las manos ensangrentadas. Y la reacción fue viral y virulenta. La factura, el ultimátum, poco noble, ciertamente, pero entendible por parte de la afición, quedó instaurado, casi constitucionalizado: #GritaPuto.

Para colmo, como si fuera una edecán con banderas a cuadros, en una carrera clandestina y callejera, impetuosa, incongruente y poco inteligente, Yon de Luisa desafía, increpa, amenaza, a los rebeldes en declaraciones a W Deportes.

“Ya vi algunos tuits de eso (#ElGrito). Hemos recibido amenazas, no es la primera ni la última. Si alguien quiere llegar y gritar puto, se le va a sacar, así como en Selección. ¿Quieren gritar? ¡Perfecto, que se olviden de ir a un estadio!”, retó Yon de Luisa, como diría el legendario Ángel Fernández, “sacando sus fierros, como queriendo pelear”.

La afición mexicana percibe y amenaza al Talón de Aquiles de la FMF: sí, #ElGrito. Y el fatalismo presenta una cita mayúscula y propicia para el momento de la retaliación, de la represalia: México recibe este jueves a Estados Unidos.

Por eso, el Estadio Azteca, el dos veces mundialista, el paraninfo legendario, donde se consagraron los dos más grandes futbolistas, como Pelé y Maradona, puede ser el coliseo de algunas desgracias. Mire usted los contrastes de los condenados a muerte, ateridos, trémulos de miedo.

1.- En el vestidor de México tiritan de pánico, porque enfrentan a su Némesis, al que les humilló tres veces consecutivas en juegos oficiales durante 2021.

2.- En el banquillo de México tirita de pánico el entrenador. Gerardo Martino sabe que una derrota sería una cruz sobre su sepulcro, más ominosa y vergonzosa que las que carga a cuestas tras los fracasos con Barcelona y Argentina. Porque este fracaso es en la Tierra de los Ciegos y menesterosos de la Concacaf, y él tenía, de su lado, al Rey Tuerto.

3.- Y en las lujosas oficinas en Toluca, De Luisa tirita de pánico, porque tras fracasos recurrentes desde el escritorio, uno más en la cancha, y un cuarto ante Estados Unidos lo podría relegar en la FMF, especialmente porque Emilio Azcárraga lo ha mandado ya a la #FriendZone y ya no lo sigue ni en Tínder.

Ya estaba dicho, si #ElGrito aparece en el Azteca, Martino desaparece del Azteca. Pero, como en toda Caja de Pandora, en esta, entre todas las calamidades, aún regurgita una esperanza.

Todos estos mencionados candidatos al patíbulo, pueden alterar esta escenografía, este presunto aquelarre. #ElGrito, la única arma punitiva, vindicativa, de la cual dispone el aficionado, puede ser sofocada, sometida, pero sólo de una manera: venciendo a EEUU. No se trata de gustar y golear, sino sólo de ganar.

Eso lo sabe Yon de Luisa. El Frankenstein que él mismo liberó y amamantó, #ElGrito, puede ser sofocado en el marcador. Por eso, según versiones de gente allegada al Tri, habrá una encerrona del dirigente con los futbolistas. Pretende restregarles en la cara, la importancia de ganar este jueves.

¿Puede ser un momento oportuno para que los jugadores extorsionen a los dirigentes con el mismo pliego petitorio de Javier Hernández --y su corte de “Divas Rubias”-- en pleno Mundial de Rusia tras vencer a Alemania? Sin duda. Pero, sería un acto de desfachatez. Aunque, también, ¿merece nobleza la innoble FMF?

Toda vez que Gerardo Martino lamenta que sus jugadores pierdan intensidad en los partidos, y que reconoce su incapacidad para alebrestar la testosterona de sus futbolistas, Yon de Luisa entiende que el pescuezo del Tri, y el suyo también, dependen de una jornada épica este jueves, y que la única manera de rescatar el boleto mundialista es una victoria.

Recuérdese que con la complacencia y la insistencia de Víctor Montagliani, que preside sin mandar en la Concacaf, FIFA estará atenta a los murmullos y a los alaridos de la tribuna. De explotar #ElGrito, difícilmente habría una sanción para el inmediato juego del Tri en el Azteca, ante El Salvador, y, entonces, ¿cuáles son las opciones?

1.- Castigar a México restándole tres puntos, lo cual podría enviarlo a la repesca, posiblemente con Nueva Zelanda, y ya con el #PlanB (Miguel Herrera, como se adelantó en noviembre pasado) al frente del equipo.

2.- La otra opción para FIFA sería castigar a México en sus juegos como local. Pero, ¿Cuándo vuelve a jugar México en casa un partido oficial, si es sede, tentativamente, del Mundial 2026? ¿Le cerrarían el Azteca para esa Copa del Mundo? ¿O le arrebatarían esa posibilidad de ser una sede miserable que le limosneó a EEUU?

3.- Ya se ha advertido desde hace meses que Canadá disfrutaría de un castigo brutal a México, como quitarle la sede compartida de 2026. Montagliani sueña con que sean sólo dos sedes: Estados Unidos y Canadá. Recuérdese que este mismo directivo es quien ha azuzado a FIFA contra México.

Como puede verse, el cataclismo que puede desatar #ElGrito puede ser de proporciones demoledoras para la FMF y el futbol mexicano.

Antes de la #YuntaDeDueños (dixit Sven-Göran Eriksson), se advirtió que habría un grupo de dirigentes, que aconsejaría a Yon de Luisa que tuviera clemencia con Querétaro, rescatando al equipo, a decenas de empleados, a la Liga MX, y al negocio mismo de las televisoras, que perderían un partido por semana con sus respectivos beneficios económicos. Y así ocurrió.

Ese mismo grupo de directivos que chamaqueó a Yon de Luisa, es el que vería con buenos ojos la eliminación de México, para tomar el control de la FMF y del futbol mexicano, y de paso desquitarse de los tragos amargos, por ejemplo, del #TuzoGate.

El filósofo alemán Hermann Keyserling aseguraba que “la muchedumbre, por sí sola, nunca llegara a nada, si no tiene un líder que la guíe”.

Lamentablemente, #ElGrito encontró un caudillo involuntario, pero el mejor posible: Yon de Luisa.

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LOS ÁNGELES — La bestia, ¡su bestia!, estará en casa: Estados Unidos. Y Gerardo Martino sabe que está más solo que nunca.

Hoy, incluso desconfía ya de su legión, especialmente de la que llega de Europa, que cosecha elogios en tierras de semidioses del futbol, pero sucumbe en la pagana mediocridad de la Concacaf.

Hace un par de semanas, muy curiosamente, salió una embajada tricolor –trémula e histérica--, a Europa. No iba en ella Gerardo Martino.

Para hablar con algunos jugadores mexicanos, viajaron Gerardo Torrado, Carlos Pecanha (kinesiólogo) y Yon de Luisa, quien apenas pudo desempacar sus sales de baño, antes de regresar presurosamente tras la tragedia –¡que nunca ocurrió!, según él y el gobierno del estado de Querétaro--, en La Corregidora.

¿Por qué sólo ellos y nadie del cuerpo técnico de Tata Martino? ¿Por qué no Jorge Theiler que goza de todas las antipatías de los jugadores por sus desplantes de dictadorcillo? ¿Por qué sólo la preocupada facción mexicana y no la indiferente facción argentina del Tri? Misterios.

Pero, el jueves, Gerardo Martino dimensionará finalmente la rivalidad entre México y Estados Unidos, una animadversión centrífuga, que viene a concentrarse en la cancha, tras desarrollarse en terrenos ajenos, ásperos, sociales, migratorios, financieros, históricos. Eso el Tata no lo asimila aún.

Alguien debió tenderle un paralelismo, simple y complejo a la vez, a Gerardo Martino. Hacerle saber que es como cuando Argentina se enfrenta a Inglaterra, y la bandera albiceleste a media asta suspira y resopla de rabia por Las Malvinas. Claro, Argentina tuvo al Diego (Maradona). Así.

Pero, lo que sí entiende Martino es que tres derrotas consecutivas en partidos oficiales, ante Estados Unidos, dos de ellas finales de la menesterosa Concacaf, eso, lo palpita, lo coloca en la inmediatez del patíbulo. Eso sí lo sabe: una cuarta derrota consecutiva ante EEUU, lo pondría en el primer vuelo a Argentina, con su matera y su liquidación cuantiosa, a ser cubierta en abonitos fáciles. Una vez más, “volver con las frente marchita”…

Después de la derrota en Cincinnati, Martino quiso amortiguar el daño. Sólo ratificó que no sabe dónde está parado: con un pie en la guillotina y el otro en la raya de cal. Esa noche, numerosos aficionados le increparon y lo invitaron, con florido lenguaje tepiteño, a renunciar.

“Estamos jugando una eliminatoria, no es un enfrentamiento personal contra Estados Unidos. Entiendo la importancia por ser un clásico, tener tres derrotas, contra un rival al que todos los mexicanos siempre le quieren ganar”, repeló.

Tal vez para esta cita lúgubre en el Azteca, Martino ya entienda que sí debe ser un enfrentamiento personal con EEUU, y que no sólo los mexicanos, sino también él, por orgullo personal y por millonario salario, debe quererle ganar. ¿O será que la sangre se le coaguló de resignación?

Tras el tercer descalabro ante Estados Unidos, el presidente de la FMF, Yon de Luisa, sacó el cuchillo, de palo, cierto, sin filo, cierto, pero al menos se puso un poquito de cicuta en la lengua antes de emplazar a Martino.

“Estamos dolidos con estas tres derrotas contra Estados Unidos, en México esto no puede suceder, tres derrotas seguidas es algo que no está planteado”, dijo De Luisa, con ese tufo a ultimátum.

El clan de personas y personajes que vive, sobrevive, convive, pervive y se desvive en el entorno de la selección mexicana, coincide en algo: si el Tri empata o gana a Estados Unidos, aún bajo el estandarte del chiripazo, la continuidad de Martino estará supeditada a lo que ocurra, y cómo ocurra, ante Honduras y El Salvador; pero, si pierde, no lo salva ni la Virgen de Luján ni las profanidades de su valet Theiler.

Ha quedado claro que la responsabilidad no es absoluta de Gerardo Martino, pero su índice de culpabilidad es irrefutable.

1.- No tiene la mejor generación de futbolistas. La forma perniciosa en la que pululan jugadores extranjeros de medio pelo, bloqueando la salida de jugadores jóvenes mexicanos, le da pocas herramientas de dónde elegir.

2.- Su lista de vetados, confeccionada bajo el padrinazgo de Yon de Luisa, es una aberración de sus entrañas sensibleras. Alan Mozo, Carlos Acevedo, Javier Hernández, Carlos Salcedo, Erik Lira, y la terquedad de ningunear a jugadores con mucha regularidad en Europa como Johan Vásquez, Erick Gutiérrez y Gerardo Arteaga, pero se encapricha con Rodolfo Pizarro y Jesús Gallardo, y claro, con Funes Mori, aunque estará ausente estos juegos por lesión, dicen, más psicológica que física.

3.- Charlar con Matías Almeyda le sentaría bien, pero ya se sabe, la fatuidad y soberbia de los entrenadores, impide esos acercamientos. El Pelado, en frases dolorosas, pero innegables, dejó en claro que tenía que “trabajar el triple y explicar las cosas tres veces”, para que le entendieran los mexicanos en Chivas. Martino trabaja poco, cuando es claro que el futbolista de la tierra, necesita ser prácticamente hostigado.

4.- Una queja recurrente de Martino, es la falta de intensidad. Grave fue que lo detectó en el primer tiempo ante EEUU en Cincinnati, pero más grave que no supo solucionarlo para la segunda mitad. Y días después, ante Canadá, murió de lo mismo. Sabe qué le duele a su equipo, pero, queda claro, no tiene la cura, ni él, ni su mayordomo Thelier.

Y hay un personaje agazapado. Puede ser el gran aliado o el gran Judas; puede ser su cómplice o su enemigo. La afición regresa al Estadio Azteca. Parte de ella. No estarán los dos mil paleros y patiños reclutados ante Costa Rica y Panamá por Yon de Luisa, que al final, modositos, reprimidos y todo, terminaron pidiendo la renuncia de Martino.

La futurología de la obviedad lo anuncia. Si México no tiene claridad de futbol y de ideas, y EEUU toma el control, la histeria se desatará en el palco de honor y de horror en Santa Úrsula. Sí, #ElGrito aparecerá y reverberará implacable en la tribuna. Por eso le recomiendan a Yon de Luisa, que lo juegue a puerta cerrada. Más vale perder dinero que ganarse una sanción inédita, brutal, implacable de FIFA.

Y, queda claro, si aparece #ElGrito en el Azteca, desaparece el Tata del Azteca y de México.

Y, como ya se adelantó hace más de seis meses, el #PlanB existe y cosecha éxitos dirigiendo a Tigres, y si bien viste sus modales piojosos con Ermenegildo Zegna, Miguel Herrera ya sabe que es el elegido si llega la Noche Triste ante Estados Unidos.

Irónico, porque en noviembre de 2020, se adelantó aquí, la oferta puntual hecha por la FMF al Tata para permanecer hasta 2026. Hoy, ni el borrador de aquel escrito sobrevive.

¿Habrá aprendido Martino, por otra parte, la lección del efecto de la altura en el jugador mexicano que llega de Europa? Justo, según expertos, al cuarto o quinto día, comienza el período crítico de adaptación. ¿Sabrá finalmente trabajarlos y alimentarlos para que su organismo recupere la memoria biológica o reacomode su organismo?

Pero, futbolísticamente, ¿puede México vencer a este EEUU, con ausencias como Weston McKennie y Sergiño Dest? Indudablemente. Jugadores con calidad y recorrido tiene, aunque falta el gran detonante, ese discurso fuerte, esa arenga genuina, de su propia raza. ¿Recuerdan quién dio la arenga final antes del México 1-0 Alemania en Rusia 2018? Lamentablemente, no hay un Rafa Márquez en este contingente descoloridamente Tricolor.

El Tri es tercero en la clasificación del Octagonal Final. Tiene los mismos 21 puntos que Estados Unidos y está a cuatro de distancia de Canadá. Además, está también cuatro unidades encima de Panamá. El boleto directo está cerca, pero la amenaza del repechaje no está tan lejos.

Después de Estados Unidos, México se mete al infierno de San Pedro Sula, y recibe en el Estadio Azteca a El Salvador. Ambas selecciones centroamericanas están eliminadas, pero ambas hacen suyo el antiguo estribillo de “al Mundial no vamos, pero a México le ganamos”.

Días vienen, pues, de tensión y atención. Si #ElGrito se materializa en el Estadio Azteca, Martino se evapora ahí mismo, y Miguel Herrera plancha sus talla 42 con rumbo a Honduras.

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LOS ÁNGELES -- Entiéndase: a falta de potros pura sangre, Gerardo Martino tiene que llamar hasta asnos que sólo jalan carretas. Más parecida a una recua que a un hipódromo, la convocatoria del Tri está lista para la tarea suprema de ganar, gustar y golear a Estados Unidos y a El Salvador en el Estadio Azteca, y a Honduras en San Pedro Sula.

EPALa esperanza de Martino en esta lista es el buen momento de los mexicanos que militan en Europa.

¿O qué pues, ya no es el gigante de la Concacaf, según los corifeos de este esperpento de Selección Mexicana? Si es el Gulliver de la región que aplaste a los liliputienses del Tercer Mundo del Futbol, como la llamaba Sepp Blatter.

Por otro lado, el mismo Tata no se ayuda. En su lista negra de vetados, parece tener incluido al portero Carlos Acevedo y al defensa Alan Mozo, pero insiste en Jonathan Orozco, desechado hasta el cansancio en anteriores procesos.

Más para aliviar su conciencia que por convicción, aunque en una decisión acertada, deja fuera a Rogelio Funes Mori, toda vez que médicamente podría estar listo para jugar ante Honduras y El Salvador. Pero, queda claro que hasta su padrinazgo hacia el errático Mellizo, ya caducó. El beneficiado es el Chaquito Giménez.

Acierta El Tata en citar a Israel Reyes, del Puebla, pero, como tiene órdenes de ningunear al Pachuca de Jesús Martínez, ni siquiera atisba a lo que hacen Erick Sánchez y Luis Chávez con el equipo que mejor juega al futbol en la Liga MX en este momento. Y lo que hoy ofrecen Daniel Aceves y Kevin Álvarez con los Tuzos, está por encima de Jorge Sánchez y Jesús Gallardo.

Por eso, insisto, si tiene tan poco de donde elegir, porque El Tata decide equivocarse, o porqué lo obligan a equivocarse al elegir. En el arcano diccionario popular mexicano hay un dicho que, lejos de ser ofensivo hacia alguien, desparrama sabiduría: “El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame”.

Ya debió servirle de experiencia que en la anterior convocatoria fue obligado a citar, aunque los ninguneó y despreció, a Johan Vásquez, figura en el Genoa, además de los casos de los cumplidores Erick Gutiérrez y Gerardo Arteaga.

En cambio, insiste en Rodolfo Pizarro, que en Monterrey sigue sin que lo localice el 911, y considerado por Inter Miami como la peor inversión de su bisoña historia. Y claro, inútil hacer escala en Sánchez y Gallardo que parecen un fetichismo más que una elección futbolísticamente razonada.

Más allá de que generalmente parece muy poco lista, la lista de selecciones mexicanas, ésta, de nuevo, confirma haber sido confeccionada por muchas manos, algunas de uñas mugrientas, pero hecha con muy poquitas neuronas.

Sin duda, Martino sabe que Estados Unidos llegará al Azteca con bajas importantes, como las de los lesionados Weston McKennie y Sergiño Dest, y tal vez por eso está convencido de satisfacer esa rabiosa exigencia de la afición mexicana de humillar a USA, especialmente después de que fue el Némesis que lo pisoteó en tres ocasiones, en apenas unos meses, en tres partidos oficiales, ciertamente, todos jugados como visitante.

Su esperanza es el buen momento de los mexicanos que militan en Europa, aunque todos ellos lo han decepcionado. Pero, si Raúl Jiménez, Héctor Herrera, Edson Álvarez y Tecatito Corona no evitan el naufragio de este Tri-tanic, deberá atracar en Oceanía, cuyo desenlace en la eliminatoria se jugará a marchas forzadas a partir de este viernes y hasta el 30 de marzo.

Pero, la convocatoria es ya oficial. Con esta mezcla bizarra de jugadores, desdeñando a otros, ignorando a otros más y con su larga lista de vetados, junto con Yon de Luisa, insisto, Gerardo Martino debe hacer valer esa jerarquía de un futbol que alguna vez llamó, al tomar el cargo, el más poderoso del área.

Y si no, pues adaptando, sin intención de denostar, habrá que agregar al glosario de refranes mexicanos ese de que el que por su gusto es Martino, hasta el repechaje le sabe.

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