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Gerardo Martino alude a errores históricos de México en pelota parada
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LOS ÁNGELES -- Festinabas, Gerardo Martino, hace días, que alguien te hiciera, finalmente, después de casi cuatro años, una pregunta sobre futbol.

Tras las miserias, tras las exhibiciones ante Perú y Colombia, es claro que, tú, Tata y tu equipo, hablando de futbol, tartamudean. En realidad, enmudecen.

Si se valora estrictamente lo que México ha hecho en la cancha en los tres últimos años, y conforme a ello se cotiza tu erudición, Gerardo Martino, es evidente que hay más perorata que discurso; que hay más locuacidad que alocución, y que hay más monserga que discernimiento.

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Imago7Gerardo Martino sufrió el rechazo de la afición mexicana en Santa Clara.

Por eso, Martino, no caigas en el cinismo de querer hablar de futbol, cuando queda claro que tu equipo y tus horas de trabajo, hacen mutis en la cancha. ¿Sufres del Síndrome de Demóstenes? ¿Hablas sólo de futbol con tus jugadores? Pues, o no te explicas o no te entienden. O ambas. Porque, Tata, tartamudeas y tu equipo también.

En las ruedas de prensa, posteriores a un juego, especialmente cuando México muestra una dislexia lingüista en temas de futbol, no se requiere hurgar, ni urdir, sobre exquisiteces tácticas, sino en autopsias urgentes, y ahí, tú, Martino, ¡oh, gran predicador del balompié!, te has vuelto aburridamente repetitivo y repetitivamente aburrido.

“Perdimos intensidad”. “Nos faltó intensidad”. “Caímos en desatenciones y descuidos”. “Me quedo con los primeros 45 minutos”. “Me quedo con la reacción de los jugadores”. Bazofia de verborrea. Porque son tres años de escuchar tus redundantes y cíclicos actos de escapismo. Si tienes el diagnóstico, ¿por qué no buscas la cura? Si semejantes resultados consignan las actas de defunción, desde las reiteradas humillaciones ante Estados Unidos y Canadá, ¿por qué no has encontrado una solución?

Yo discrepo, Tata, de quienes afirman que esa pregunta hecha al término del horror maquillado ante Perú, fuera “una pregunta sembrada”, un cuestionamiento consensuado para apagar el incendio. Lo dudo. Creo que era una curiosidad válida del informante. Lo digo, porque yo si vi, percibí, e identifiqué la forma en que sí fue manipulada, amañada, la conferencia de prensa posterior a tu fracaso con Argentina en la Copa América Centenario. Esa vez preguntaron tus abogados y no tus fiscales. Había una tribuna de prensa en llamas, pero sólo hablaron tus bomberos.

Sin duda habrá que felicitarte por tu teatralidad en esa rueda de prensa posterior a la pesadilla disfrazada ante Perú, que, vale la pena mencionarlo, ha sido una mala, deplorable, engorrosa, copia de las numerosas reyertas verbales de Marcelo Bielsa con los medios. Él es El Loco, no un desesperado orate.

Ojo, no pienses que soslayamos a tus jugadores, esos que, definitivamente, no han mostrado toda sus habilidades e intensidad en el terreno de juego. Esto te lo preguntaba directamente en Cincinnati, tras la felpa ante Estados Unidos, y, como tantas veces te escurriste, huidizo, por la escalerilla de emergencia de las obviedades, porque recordemos que hablar de futbol, es, necesariamente, hablar de todos los poderosos ingredientes que inciden en la cancha, uno de ellos, la intensidad, esa vieja mortaja con la que tanto te tapas en los insomnios del fracaso. No sólo de charlas de pizarrón vive el hombre.

Más allá de que ensuciaste a Chucky Lozano, dudando de sus dolencias, que te parecían raras y que no entraban en el espectro miope de tu cuerpo médico (“no hallaron nada”), queda claro que muchos de tus presuntos generales, se han convertido en innegables desertores. Héctor Herrera se retiró ya del futbol, viviendo más en los jaripeos estadounidenses que en las canchas de la MLS, ante el desencanto del bobalicón Dynamo de Houston.

Ciertamente, en este arrejuntado de futbolistas que has elegido predomina la mediocridad. Son, hoy, estrictamente hoy, algunos, intrascendentes en Europa, más allá de los momentos memorables que Andrés Guardado pudo poner en el museo del PSV y del Real Betis, pero que hoy están momificados. ¿El resto? Jugadores cotizables, eso sí, en la Liga MX, pero solamente en la Liga MX.

Y claro, sin segregar a esa lista de segregados, de vetados, activos y pasivos, elaborada por las hormonas tuyas y de tu perrito faldero Jorge Theiler. Desde Javier Hernández, Carlos Vela, Carlos Salcedo, hasta los ninguneados como Johan Vásquez, o los “fantasmeados” como Ponchito González, e incluso Víctor Guzmán, entendible cierto, por ese asterisco del dopaje.

¿Te quedas Tata con el tartamudo equipo de los primeros 45 minutos ante Colombia? No se necesita ser un académico y docto parlanchín en los puntos finos del futbol para entender que jugaron con nueve en el primer tiempo, y que en cuanto salieron los sonámbulos James Rodríguez y Radamel Falcao, los colombianos se pusieron serios en la cancha, y tus tartamudos enmudecieron.

Y vale la pena recordar algo, Gerardo Martino: has tenido el privilegio de jugar como local. México tiene en Estados Unidos su patio trasero para intentar hacer futbol. Y el aficionado, villamelón, cautivo, nostálgico, acude dócilmente a ser esquilmado, engañado, y hasta a ser extorsionado, un término que te gusta mucho, tal vez porque estás por cumplir cuatro años haciendo lo mismo con los bobalicones de la FMF, Yon de Luisa y Mikel Arriola, y claro, los cobardicas miembros de la #YuntaDeDueños, dixit Sven-Göran Eriksson, otro ilustre técnico, menos locuaz que tú, pero con mayor dignidad porque supo negociar a tiempo su despido.

Al final, entre tu cháchara y la de tus jugadores quieren engatusar a la afición, asegurando que la presión externa, el pesimismo colectivo, la desconfianza generalizada, serán catalizados al interior del Tri, para fortalecerse en plena Copa del Mundo. Sí, ese #MasSiOsare tan del mexicano como un homenaje a su resiliencia de raza, de Raza Cósmica, diría Vasconcelos.

Pero, sabes, Tata, tartamudeando de futbol no vas a poder despertar esa enjundia adormecida del jugador mexicano.

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Fútbol, Mexico - MEX

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GUADALAJARA — México no cambia. Ni mejora. ¿Será que aún hay tiempo para cambiar al que no cambia y que con el cambio mejore? Entiéndelo, Emilio (Azcárraga Jean), sí, aún hay tiempo.

1-0 sobre Perú. La victoria es un pañuelo desechable para una lágrima de equipo. Pero, enjugar el llanto con tan patético despojo, es también un gesto patético de resignación al fracaso inminente.

Gerardo Martino, en un estado de enajenación, asegura que la primera media hora le estremeció las ilusiones para el Mundial de Qatar. También a Argentina, Polonia y Arabia Saudita, porque si esa es la mejor versión posible del Tri, también debe despertarles muchas ilusiones a los tres rivales directos de México.

Insistíamos en el Podcast de Raza Deportiva en que si ante Perú y Colombia, dos selecciones sin fuero mundialista para Qatar, se ratificaba el nivel paupérrimo del Tri, aún había tiempo para buscar una solución y –claro-- un viaje sólo de ida a Argentina para el Tata.

Es una magnífica oportunidad para explicar a Newton y la teoría de la relatividad del tiempo. A casi dos meses del debut en Qatar (noviembre 22, Polonia), hay más tiempo para esperanzarse sin Martino, que con Martino. A casi dos meses del debut en el Mundial de Qatar, es más factible cambiar, cambiando a Martino, que –diría Einstein--, perpetrar la “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.

Sí, Emilio, entiéndelo, aún hay tiempo para cambiar. Insisto, en el mismo lapso, en la relatividad del tiempo, es más probable que alguien de fuera genere un cambio, a que alguien de dentro, parte de la crisis, epicentro del problema, genere un cambio.

El Tata ha caído en el círculo vicioso de su propia incompetencia. Sus corifeos, y eventuales y asalariadas plañideras, le festejan la presencia de Luis Chávez, cuando el jugador del Pachuca tenía al menos ya tres torneos jugando de manera sobresaliente. Martino el visionario, quien apenas descubre también a Kevin Álvarez.

Pero, claro, 2020, por capricho, por berrinche, a pesar de tener prácticamente un hospital sanitizado a la puerta de su casa, se negó a viajar a México, y eligió su año sabático. Y en este mismo 2022 desatendió la Liga Mx, y alargó sus vacaciones en Argentina, para cambiar pañales ajenos, sin ser capaz de ver lo que se acumulaba en los propios.

Curioso que los defensores de oficio de El Tata estén de acuerdo en que haya visto en directo el juego de Argentina goleando a Honduras, pero lo justificaban por estar al tanto de la Liga Mx a través de compendios y condensados de los partidos en los que debía buscar y observar a sus seleccionados. Que bajo cotizan sus neuronas y sus hormonas los porristas de Martino.

Ante Perú, no hubo mejoría. México no genera futbol. El chiripazo del gol fue más generosidad bobalicona de los incas, que de una aseada demostración del Tri. Antes, los peruanos habían pisado el área varias ocasiones, pero sus yerros ratifican porque sus asientos de Qatar están en las estancias de sus hogares.

Sí, Emilio, entiéndelo, aún hay tiempo para cambiar.

Más allá de tu miopía futbolística, y de tu devoción centavera hacia La Rosa de Guadalupe, debes entender Emilio que hoy, en realidad, a pesar de cuatro años de proceso, con Martino, el Tri comienza de cero a cada convocatoria. Definitivamente, empezar de cero, con alguien más, tiene más posibilidades de salir de ese estancamiento, que amenaza con ser regresivo.

A dos meses del Mundial, más allá del partido ante Colombia, es más probable que alguien de fuera sacuda, que sea un revulsivo, ante esta parálisis, este estado catatónico del Tri, que creer que lo consiga Martino, más preocupado por Argentina, que de Argentina, y entiéndase la diferencia.

¿Nombres? Ciertamente no hay abundancia en el horizonte. Tampoco es que Thomas Tuchel, relevado del Chelsea, se desviva por caer en el sitio celestial del inframundo de la Concacaf, pero, candidatos hay, los hay.

1.- ¿Acaso no fue Martino a suplicarle a Guillermo Almada que le explicara cómo conseguir esa intensidad, ese compromiso, esa devoción de los jugadores mexicanos en Pachuca? “Es que yo no puedo”, le dijo el Tata al técnico que ha presentado al equipo más espectacular y efectivo del último año, a pesar incluso del Síndrome de la Subcampeonitis. Entiendo que detrás de Almada, hay un tipo repulsivo para Emilio y su “altar boy”, Alejandro Irarragorri. Jesús Martínez es luzbel para los amos del poder, y sería resucitarlo, de su demonizado retiro.

2.- Fernando Ortiz es un candidato natural para los titiriteros del sistema. Al menos, por ejemplo, ha conseguido que lleguen balones y posibilidades de gol, al mejor delantero mexicano del momento: Henry Martín, quien, ante Perú, vivió en el desamparo. Intentó, buscó, se ofreció, entró a terrenos sin marca, pero no había un equipo con idea que le generara una posibilidad de gol. El chiripazo, clave en el estilo de Martino, no es aceptable como plan de juego.

3.- Y claro, el menos querido en el entorno, pero que ya demostró que es capaz de tener ascendencia sobre un grupo de seleccionados. Miguel Herrera ya vivió un Mundial, y después por sus desplantes tan piojosos, arruinó su proyecto y el proyecto con el Tri. Tiene dos ventajas: más allá de su simplona personalidad, es bastante simple en establecer una forma de juego. Nada de frases estrafalarias, mensajes a medias, o recurrir a bravucones para ejercer el mando, como lo hace Martino con su mastín Jorge Theiler.

4.- Nicolás Larcamón saca agua de las piedras. Tiene dos inconvenientes: ha necesitado de una plantilla fortalecida por extranjeros, la mayoría de medio pelo, pero los ha llevado a un rendimiento extremo. Significaría para Emilio e Irarragorri, abrir compuertas que no le agradan, a Ricardo Salinas (dueño del Puebla) y a su televisora, que mantiene dominio ya de por sí, en los ratings en tema de selección nacional.

5.- Diego Cocca renunció al Atlas. Seguramente ya tiene un proyecto definido. Ya sea en España con el Sporting de Gijón, o en otras latitudes. Ya hace meses habíamos advertido que si México no llega siquiera al cuarto partido en Qatar, el mismo Irarragorri se hará cargo de la presidencia de la FMF y su gallo es el hombre que hizo el milagro del Bicampeonato atlista.

Algo queda claro, Emilio. Hay que ser muy candidote, para no entender que estos cinco candidatos tienen más fe en el jugador mexicano, que tu entrenador de bisutería, impuesto desde la impericia, ignorancia y glamour, de tus Godínez de la FMF, incluyendo, claro, a los que están y a los que se fueron.

Insisto, ni Newton ni Einstein pueden estar equivocados. En el mismo lapso en que se puede seguir partiendo de cero con Martino, se puede comenzar de cero con alguno de los cinco mencionados. Y bajo la tan mexicana idiosincrasia, no se puede estar peor de lo que ya se está. Y claro, Emilio, “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferente”.

¿Por qué dirigirse a Emilio y no a Yon de Luisa? Porque el primero sigue al mando, y el segundo, ya fue humillado, en todas sus batallas, por Gerardo Martino. Un presidente que no puede mandar se convierte en un achichincle de su propio desgobierno.

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LOS ÁNGELES  — En la Fecha 6, lo daban por muerto. El fanatismo miope supuraba sacrilegio: #FueraOrtiz. Hoy, América, más líder que nunca. Más favorito que nunca. La 14 se embadurna de hiel y de miel, contrastes esos del #ÓdiameMás.

2-1 sobre Chivas. El marcador es parco, pero la historia total es generosa. Drama en los 100 minutos de juego. Intensidad. Furia. Rabia. Postes. Gruñir y ruñir en cada balón. Heroicidad en los arqueros. Un balón que se hundió en el limbo, pero nunca se sabrá si se hundió en el arco de Guillermo Ochoa. La televisión tiene mil ojos, pero a veces enceguece. Y hasta la estulticia asomó: Fernando Beltrán vocifera y se gana la roja, y no juega contra Cruz Azul.

Un beso de Judas sube a Chivas al calvario. Olivas regala un penalti, apenas al minuto tres. Henry Martín cobró y puso doble pegamento a su estampita en el álbum Panini de Qatar 2022. Con el 1-0, en el kilómetro cuatro de 100 por recorrer, Chivas vio una pendiente tortuosa, de puro sufrimiento.

El gol, sin embargo, no puso en pausa el juego, lo detonó. Chivas vivió sus mejores momentos en el agobio sobre El Nido, pero el cerrojo estaba puesto; con Richard Sánchez y Álvaro Fidalgo montando una flexible línea de seis en el fondo, con rompimientos rápidos, había vértigo y sólo uno cargaba una concha: Cabecita Rodríguez jugó todo el tiempo en neutral.

Más allá del desacierto grave, Sergio Flores volvió a ser el mastín que le regala metros, segundos y confianza a Fernando Beltrán, quien encontró solidaridad en la hambruna de gol con Alexis Vega convertido en un todo terreno, sumados el Piojo Alvarado y el Conejito Brizuela. Pero, la bayoneta de Chivas está chata, rota, roma: Ángel Zaldívar es mucho bufido y poca música.

Alexis Vega fue el único que metió estertores en el primer tiempo a Ochoa. Sacó la bazuca, pero desajustó la mira unos milímetros. El balón, potente, sólo dejó una ventisca en el poste izquierdo del América.

Y si bien escaseaba la histeria en las áreas, la intensidad en cada palmo de la cancha, redituaba. Había batallas individuales y escaramuzas colectivas. La media cancha tenía más pobladores ansiosos y nerviosos que el Metro Balderas.

Había, por supuesto, alguien a prueba, más allá de las urgencias emocionales y deportivas de ambos equipos. Emilio Lara finalmente estuvo en la cancha. Aún es un Don Nadie para el Museo de Coapa, pero es un sinvergüenza con grandísimos atributos: fuerte, astuto, ladino, veloz, pendenciero y con inusitada lectura del compañero y del rival. Hoy, insisto, es apenas un Don Nadie, pero, con sus atributos y carisma, América tiene un ídolo en gestación. Que no se inocule del #VirusCórdova, es tarea del club.

Precisamente, el mismo Lara genera el segundo gol. A fondo por derecha, Un servicio largo, potente, preciso, que Henry Martín resuelve perfectamente, haciendo aquello que dicen es mejor Funes Mori. El ex 'Muertín' anticipa y gana por arriba, y cede suavecito, en la cita a ciegas, con Alejandro Zendejas, quien vulnera con disparo afortunado al Guacho Jiménez.

Ojo: una jugada con tres bofetadas sonoras a las entendederas dañadas de Gerardo Martino: el desplazamiento de Lara, la definición de Zendejas, pero, sobre todo, la ratificación de que Martín es más que un rematador de área, es un sólido hombre de conjunto, un tipo con temperamento desde el manchón y de una solidaridad absoluta en las necesidades de avance de sus compañeros. Pero ¿alguien sabe si El Tata estuvo en el estadio? Y estar no significa ver; y ver no significa entender.

Elogiable es que Chivas entendiera la dimensión de su desgracia y la dimensión de sus responsabilidades. Arriesgó y se expuso a contragolpes, además de que los óleos registraran dos estampas de Jiménez atajando balones perniciosamente obsesionados con el ángulo de su portería.

Pero, el Guadalajara no tenía una referencia dentro del área. Tenían que arrimarse Beltrán, Alvarado, Brizuela o Alexis a esa zona, porque Zaldívar cohabitaba como escolta de los defensas rivales, muy lejos de la inteligencia, velocidad y viveza que exigía el nivel de sus compañeros. Lo cierto es que después se evidenció también que era un juego más para Mozo que para Sánchez.

Después entraría Santiago Ormeño, pero ya El Rebaño estaba desgastado, además de que América había refrescado sus líneas con movimientos clave, algunos de lujo, y otros hasta suicidas, como los ingresos de Jonathan dos Santos y Roger Martínez.

Y hubo una jugada cargada de ese morbo delicioso de la polémica. Seco cabezazo de Alvarado. Ochoa, en una de sus tres circenses y glamorosas atajadas, mete la garra, cuando el balón ya se regodeaba de red, entrando al ángulo. El VAR dijo no. Dos repeticiones de la jugada en televisión ayudan poco. La perspectiva de la toma congelada enquista de dudas. Parecería que sí, pero los nunca confiables tipos del VAR y su lazarillo de la cancha, Adonai Escobedo, decidieron que no.

Chivas pone a soñar con un remate de su viejo Némesis, el Chicote Calderón, y ocurre al minuto 62, cuando aún había tiempo para la exoneración por la vía del empate, especialmente en un segundo aire de Chivas, aunque ya sus mejores hombres habían entregado piernas y pulmones a la morgue.

Fue, entonces, el cierre del juego, más generoso con propios y extraños. América tuvo dos posiciones de gol desperdiciadas por los dos Rodriguez, Jonathan y Brian, además de un remate al poste de Zendejas, mientras Ormeño, en tiempo de angustias y dramas, quiere lujos, con un remate fallido de taquito.

El 2-1 deja ahí al América, al mando del pent-house, de la Liga, de los momios y de las bajas pasiones que despierta el #ÓdiameMás. Deberá encender veladoras, al igual que Chivas, para que sus cedidos a la Fecha FIFA regresen sanos y salvos. Además, debe visitar a Nashville, en esos juegos en que el futbol de Estados Unidos tiene cautivos, prisioneros y extorsionados a los clubes mexicanos. Chivas viaja a Cincinnati y deberá lamentar además la deserción de Beltrán ante Cruz Azul.

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LOS ÁNGELES -- Minuto 97. Y ese olorcito, ese tufo a incienso, en el Estadio Azteca. 2-3 y el invencible América boqueaba como pez con asma. Apareció Federico Viñas, más con rabia, enjundia y desesperación que claridad. Cabezazo brutal, a la izquierda de Carlos Acevedo. 3-3. La épica del Santos quedó trunca. Irónicamente, terminó como patiño de la épica en El Nido.

3-3. Y no hay mejor expresión y definición que el populismo estruendoso del barrio: ¡juegazo! Postes, un arquero excepcional y el drama, para estremecer con taquicardias a los propios de la cancha y a los extraños del universo restante.

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Imago 7América vs Santos Laguna

Y la inevitable riqueza de las conclusiones, luego de valorar el peso de una camiseta, de un color, en ambos lados de la cancha. Dígase lo que se diga, el #ÓdiameMás es el más poderoso de los conjuros, de los anabolizantes, de las provocaciones, en esta Liga Mx. Es casi un afrodisiaco para el rival.

1.- EL ‘OJÓLOGO’ DEL TATA (I)
¿Estuvo Gerardo Martino en el Estadio Azteca? Vaya noche de Carlos Acevedo. Cierto, acusa detalles de inmadurez, pero esta noche de miércoles, el espectáculo fue suyo. Como actor estelar de Cirque du Soleil, atajó todo lo atajable y un poco más. Instinto de bestia amenazada; intuición ante lo inesperado; técnica impecable ante las chapuzas de la cancha, y especialmente ese desafío a la gravedad, esa habilidad de saltimbanqui para llegar in extremis, a pelotas que retozaban ya por su cercanía con la red. Pero, hoy el Mundial le está restringido. Martino debería demandar a su oftalmólogo. Hoy, ni él, ni su lazarillo Theiler, ven lo que todo mundo ve: Acevedo debe estar en Qatar.

2.- EL VENGADOR ANÓNIMO
Leo Suarez fue desechado por el América en diciembre de 2021. Con Santos, hasta antes de este miércoles, había marcado seis goles en dos torneos y en 27 partidos. Inconsistencia, además, como titular. Luego de perderse el 2-3 ante las Águilas en el Clausura, le sirvieron, como debe ser, el plato frío de la venganza. Se lo tragó en dos bocados. Jugadas similares: desborde por derecha, recorte al centro y disparo cruzado. Boquetes en el amor propio de Guillermo Ochoa. ¿Será el mismo Suárez despiadado, implacable ante Juárez y Mazatlán? Si es así, Santos tendrá su Zona VIP en la Liguilla. ¿O habrá bebido la miel de la gloria, para regresar a la hiel del conformismo?

3.- SANTA DIFERENCIA
Santos está en la pelea por los méritos que ofrece jugar en el cementerio de la Liga Mx. No desperdició golear o al menos humillar a una tanda de momias: Cruz Azul, Pumas, San Luis, Xolos, Necaxa, León y hasta se sublimó ante Rayados. Pero, entiéndase que son los mismos rivales que el resto de los tres que lo superan en la Tabla: el mismo América, Monterrey y Pachuca, además de su copiloto Tigres. Una historia vieja: estos Guerreros de Eduardo Fentanes sólo necesitan esa misma devoción mostrada en el Azteca, para crecer en la Liguilla. De los otros seis que ocupan los siete mejores sitios de la Tabla, sólo venció a uno, a Rayados. Perdió con Tuzos, Tigres, Toluca, y empató con Chivas y Águilas.

4.- SANGRE REAL
Síndrome conocido como Semana del Clásico. América salió pensando en Chivas, y lo atracó Santos. Pero, Fernando Ortiz tiene su retórica bien infiltrada en las cabecitas de sus jugadores. Sacó la sangre, esa sangre mixta, de realeza y de barrio de Coapa. Y se fue encima. Los cambios en El Nido fueron acertados, mientras Fentanes erraba –gravemente–, al enviar a los vestigios de un ex americanista, Cecilio Dominguez, a la cancha. Y se vino la versión más feroz de las Águilas. Acevedo les niega un racimo de goles, y el árbitro les niega un penalti. ¿Por qué siempre Fernando ‘el Curro’ Hernández en favores sospechosos al Grupo Orlegi? Y la culminación del brío y fragor americanista, en el remate de Viñas.

5.- EL ‘OJÓLOGO’ DEL TATA (II)
Rogelio Funes Mori sigue en silla de ruedas, pero Gerardo Martino ya le aseguró su dosis de mate para Qatar. Benditos promotores. Porque, otra vez, esta noche de miércoles, Henry Martín estuvo sobresaliente. Gol y una serie de jugadas de colaboración ofensiva, que magnifican su momento. Pero, El Tata está más atento al traumatólogo de Funes, que a las epopeyas de Martín. También, si vio el partido, entendiendo que ya fue muy tarde para su horario de reposo, Martino habrá recibido un nuevo mensaje: Néstor Araujo es un desastre. Dos de los tres goles que recibe América, son cortesía de él. Y ya en anteriores partidos, se ve que llega tarde, que no lee a sus compañeros, y que a veces se va al limbo en pleno juego, y sí, es un alma en pena en la cancha.

Lo cierto es que la reacción estruendosa del América, al ir 1-3 en el marcador, enriquece el Clásico Nacional. Porque a la fruición competitiva de las Águilas, en la enfangada adversidad, establecer que Chivas fue superior a Tigres, pero Nahuel Guzmán y los caprichos fascinantes del futbol, lo sentenciaron brutalmente con un 4-1.

Queda claro para el Guadalajara que si a Santos, con un partido que rayó la perfección, hasta antes de la torpeza en el ingreso de Cecilio Domínguez, no le alcanzó ante las Águilas, Chivas deberá rozar ese estricto y riguroso esquema de cero tolerancia y absoluta perfección, para poder montarle un calvario al América, este sábado en Santa Úrsula.

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LOS ÁNGELES — 31 convocados y muchos de ellos, manoseados. Gerardo Martino cita a jugadores caducos, obsoletos, y los disfraza, los oculta, detrás de rostros jóvenes e impetuosos. El maquillaje de la trampa.

Para enfrentar a dos selecciones parias de Mundial, segregados de Qatar, como Perú y Colombia, El Tata Martino ha sido capaz de convocar a lesionados, como Rogelio Funes Mori y Héctor Herrera, o a jugadores decadentes como Néstor Araujo, Jesús Gallardo, Uriel Antuna y Andrés Guardado. Los hijos bastardos, de este Patriarca de la necedad.

Soberbio, por lo mismo que llegó a fracasar con Argentina y el Barcelona, al sentirse por encima de sus planteles, se niega a dialogar con Alejandro Zendejas, y por diferencias personales con el Grupo Orlegi, deja fuera a jugadores de Santos y de Atlas. Carlos Acevedo y el Hueso Reyes, algunas de las víctimas.

Lleva a futbolistas de Pachuca que apenas descubrió en 2022, cuando Luis Chávez, Kevin Álvarez y Erick Sánchez ya asomaban plenos en anteriores torneos. Y esto ocurre después de que, en un desplante de insólita humildad, se acerca a Guillermo Almada y le pregunta que cómo le hace para que sus futbolistas jueguen con intensidad, devoción, disciplina, talento y alegría.

Almada seguramente iluminó la sombría sesera de Martino, con algunos de sus métodos, pero no con todos sus secretos. El técnico de Santos es el chef de este Pachuca, pero, con una charla de 90 minutos, Martino no pasaría de ser el pinche (aprendiz, ayudante de cocina) de su generoso mesón futbolero.

Claro, el problema no es sólo el manoseo de jugadores de Martino, es decir, llevar a sus mimados, y tratar de engatusar con sangre joven, promisoria, para hacer creer que puede dar un golpe de timón.

No, el problema crece al confirmar que no hay quién lo confronte, quién lo encare, quién lo cuestione, quien le repele, quien lo increpe, quien lo interpele, quien le argumente. Hoy, Martino ha secuestrado a la selección mexicana, y Yon de Luisa ha terminado como pasivo y silente alcahuete de ese ultraje.

Justino Compeán, sin ser el prototipo de lo que debe ser un presidente de federación, recordó un día, un aprendizaje directo de otro personaje oscuro, Julio Grondona. “Él (Grondona), me dijo que nunca una convocatoria de selección de Argentina se daba a conocer sin que él la palomeara. Y aprendí que así debe ser”.

Pero, hoy, tras años de abuso de Martino, ninguneando a Gerardo Torrado, y dejando en claro que no pretende abrir el cabildo a Jaime Ordiales, ha tomado bajo su control a la selección mexicana, aunque ha cedido en convocatorias, logística, y protocolos. Pero, su historial de juegos, incluyendo las cuatro humillaciones en juegos oficiales ante Estados Unidos, demuestra que le pueden imponer jugadores en las listas, pero no en la cancha.

Más allá de los esqueletos en el armario de Compeán, se asesoraba y cuestionaba. Tal vez no tendría conocimientos, pero al menos hacía sentir su autoridad. “Yo de futbol no sé nada, pero soy el presidente”, dijo Justino alguna vez. Yon de Luisa hoy está igual: de futbol no sabe nada, pero es un presidente que no ejerce como tal.

Ante esta nueva convocatoria, un verdadero presidente de la FMF, o un genuino director de selecciones nacionales, habría increpado e interpelado a Martino. Herrera y Funes Mori están tocados, fuera de ritmo. El Zorrillo aún no se recupera de su francachela con el Grupo Firme, y el argentino sigue entrenado separado del resto de Monterrey.

Lástima que De Luisa no quiera, no sepa, no pueda, aunque deba, cuestionar a cada uno de los 31 jugadores convocados por Martino, y no pueda tener una lista a la mano para pedir explicaciones sobre los que no son convocados.

Porque, recordemos que Martino, “tras declararse enemigo público número uno de México”, y al asegurar que hay una obscena campaña de persecución en su contra, pero de manera personal, y no por las tristísimas exhibiciones y las carencias de futbol del Tri, con todo eso, pues, ha asegurado que Perú y Colombia le permitirán ajustar la maquinaria del Tri, esa, que no se ha visto, ni remotamente, en los últimos dos años.

¿De verdad, no es mejor Acevedo que Cota y Talavera, en este momento, y tal vez incluso que Ochoa? ¿No son mejores Omar Campos, Fuentes o Reyes que Gallardo? ¿No es mejor Zendejas que Antuna? ¿Para qué engañó a Marcelo Flores? ¿No están al nivel Emilio Lara y Jorge Sánchez?

Pero, ante la falta de arrojo, de autoridad, de jerarquía, de conocimientos, por parte de Yon de Luisa, El Tata ha secuestrado a la selección mexicana, y estará dispuesto, como ya lo ha hecho, a ceder ante presiones o privilegios de promotores, patrocinadores y arrumacos, pero su once, su vapuleado once, ya se conoce de antemano.

Reitero, a México no lo clasifica a Qatar su futbol, sino el paupérrimo rendimiento de Jamaica, El Salvador, Panamá y Honduras en el Octagonal de la Concacaf. La miseria del entorno le permite encaramarse entre los invitados al Mundial.

¿Y ahora que le han secuestrado al Tri, por qué no reacciona el capataz Emilio Azcárraga Jean? Será porque el negocio está hecho, aunque lamentará perder millones de dólares cuando México quede eliminado en la fase de grupos.

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LOS ÁNGELES — Con dos bohemios en el horizonte (Tigres y Santos), Chivas y América limpian el camino al Coliseo del Clásico Nacional. Esta vez, con un nuevo apellido: el Clásico de los Interinos, el próximo sábado.

Ya hay de todo: fiebre, sangre, ansiedad, nervio, nerviosismo, pero, sobre todo, estrategia. Los dos malditos improvisados, en ambas bancas, tienen la sangre tan fría, que calientan y combustionan a borbotones la pizarra y a sus jugadores.

Paridos ambos interinos en el lecho de las dudas, las precipitaciones, la improvisación, la fortuna, y hasta el tan mexicanísimo “al a’i se va”, de dos directores deportivos en decadencia, Santiago Baños y Ricardo Peláez, los dos ya hoy consolidados, Fernando Ortiz y Ricardo Cadena, han regresado a la mesa VIP del torneo.

Ambos, hoy consolidados como técnicos oficiales, Cadena y Ortiz, semejan ser mellizos, aunque de orfanatorios distintos. Este fin de semana, desafiaron a la suerte, para desafiar a su grupo de jugadores, y en un acto, entre soberbio, urgente y temerario, para desafiar, también, a sí mismos y a sus propias habilidades: cinco cambios, algunos radicales, algunos necesarios, casi todos inquietantes. Sólo así pueden identificar la dimensión del compromiso de cada uno de sus futbolistas. ¿De qué están hechos?

Marginados sus mejores jugadores (Diego Valdés por América y Fernando Beltrán por Chivas), por lesión y suspensión, Ortiz y Cadena alteraron el orden sin caer en el desorden absoluto. Sí, estos malditos interinos, tan iguales y tan distintos, están bendecidos por la habilidad del liderazgo táctico y emocional.

Tal vez eso los semeje tanto: su habilidad para meterse en las neuronas, en los instintos, y en las vísceras de sus jugadores. El TanoTesla y la Cadeneta, como todos los equipos, cascabelean, se jalonean, pero pasan a Zona de Pits en el medio tiempo, y ajustan.

América es líder y –dicho estaba antes de arrancar el torneo—, es el candidato número uno al título, mientras que Chivas alarga la racha sin derrotas. Los dos arrancaron el torneo trastabillando. Las redes sociales de ambos equipos acusaban hipo: algunos pedían el fin de proceso de ambos interinos, y otros encendían veladoras y apagaban ilusiones.

Hoy, claro, ambos son candidatos, en ese fervor popular y desmedido, a tomar a la Selección Mexicana, en cuanto el aquelarre de Gerardo Martino y sus arpías concluya en Qatar. Las entrañas festivas de la turba, más turbadas que nunca.

Más allá de la complejidad de los rivales inmediatos, América y Chivas, en la exclamación épica de Ángel Fernández, ya “agarran sus fierros como queriendo pelear”, cuando se citen el 17 de septiembre, en la catedral suprema del futbol, el Estadio Azteca, el nicho elegido por los dos más grandes, Pelé y Maradona, para entronizar y eternizar su historia.

Aguardan emboscadas. Chivas debe enfrentar a un adversario incomodísimo pasionalmente. No hablo de Tigres, hablo de Miguel Herrera, quien guarda un piojoso desprecio, ciertamente más por ese americanismo adquirido por ósmosis, más que por cuna o seducción. Tiene las garras afiladas, pero, su fragilidad en el fondo está más expuesta que el trasero de un mandril. Cierto, es la segunda defensa menos goleada, pero, principalmente, por el estrabismo de sus adversarios.

América no la pasará mejor. Sí, el Santos de Eduardo Fentanes tiene números que encandilan. Ha goleado a cadáveres (Cruz Azul, Pumas, Necaxa, San Luis, Tijuana, etc.), pero es capaz de empatar 3-3 con el momificado Querétaro, y equipos más serios, lo han exhibido: Pachuca, Tigres, Puebla, etcétera. Pero, ya se sabe, meterse a El Nido, despierta pasiones casi insanas en los adversarios de Coapa y de su gentilicio, ése el del #ÓdiameMás.

Traicionero, ancestral y corrosivo vicio deben enfrentar ambos, Cadena y Ortiz. Mientras se les viene la tormenta encima, este martes y miércoles, deben mantener ajenos a sus jugadores de cómo seductoramente ululan las sirenas en torno al Clásico Nacional, de éste, el Clásico de los Interinos.

Inevitablemente, la historia lo muestra: por instinto, por pasión o por cinismo, a veces, los jugadores se muestran recatados en los partidos previos al Clásico. No quieren, desde su roñosa óptica, quemar su pólvora en infiernillos, especialmente, en algunos casos, cuando se viene una Fecha FIFA para México, con dos carteleras “molerísimas”, como Perú y Colombia, armados ambos equipos por un principio primario de selección: llaman primero al que tenga visa para entrar a Estados Unidos.

Pero, habida cuenta de lo visto hasta ahora, Ortiz y Cadena se han posesionado tanto de los deberes y de los placeres de sus propios jugadores, que sin duda pondrán freno a las urgencias de Clásico de sus jugadores, para darles rienda suelta a sus obligaciones inmediatas.

Comparto con Usted esa ansiedad por conocer los secretos de esa cofradía fascinante y siniestra, que es el vestidor de ambos equipos. ¿Cuál es el método? ¿Cómo es el trato? ¿Cómo se ejerce el control y la persuasión? ¿Cómo se mima al mocoso caprichoso que hay en cada jugador? ¿Cómo se yergue al urgido adulto para que esté dispuesto a la guerra?

He hablado con varios reporteros que cubren a Chivas y a América. Al final, termino tan o más confundido e ignorante que ellos. No son los tiempos de antes, en los que uno conocía los secretos del escritorio y del dormitorio del entrenador, a través de locuaces jugadores. Hoy todo queda oculto tras la trinchera de ruedas de prensa, de charlas en zona mixta al vapor, de poquísimas entrevistas personales, con medios con ascendencia.

Esos mismos reporteros me explican obviedades. Una retahíla, una letanía de lugares comunes. Desde “trabaja mucho dentro y fuera de la cancha”; “el jugador ser siente respetado”; “se ganó la confianza del futbolista”; “es muy sincero y muy claro en sus ideas”; “ha sabido crear una competencia interna”. Bla, bla, bla.

Entiéndase que esos son fundamentos básicos de un entrenador. Pero, en el caso de Ortiz, quitarle lo bruto al diamante Zendejas, necesita más que todo lo anterior. O desplegarle las alas a un desfachatado como Lara, requiere de algo más. Quitarle la intermitencia holgazana a Valdés, implica algo más. Convertir a una coladera de defensa, en un bloque sólido, requiere de mucho más, que el citado e incompleto decálogo de obviedades.

Y en el caso de Ricardo Cadena ocurre lo mismo. Rescatar al casi náufrago Alexis; o reinstalar a plenitud al Beltrán que casi exterminaba el ex Rey Midas Vucetich; montar una defensa de su propia incubadora, de sangre chiva, de carne chiva, para ser la mejor del torneo; sobrellevar las incómodas incorporaciones de Mozo y Ormeño; resucitar, lentamente al Piojo Alvarado.

Todo eso, implica mucho más, muchísimo más que ganarse al futbolista, porque hay que convencerlo, mantenerlo con cargas extras de adrenalina; fortalecerlo física y emocionalmente; y hacerlo rabiar de satisfacción en los entrenamientos. Pero, entre la pandemia, el proteccionismo hacia el jugador, y el secretismo disfuncional desde dentro de las oficinas, nos impiden saber más de ese sincretismo, de esa fusión entre técnico y futbolistas.

Veremos pues cómo sortean estos mellizos de orfanatorios distintos, Ricardo Cadena y Fernando Ortiz, los avatares de estos juegos de media semana, sin que se distraigan con la bestia más apetitosa, esa la del Clásico Nacional, y que hoy es el Clásico de los técnicos, el Clásico de los Interinos.

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LOS ÁNGELES — ¿Otra nueva mentira? O, finalmente, diez años después, ¿es de verdad? ‘La Chofis’ López es el jugador sensación de la Liga Mx. Dos goles y dos asistencias. Cuatro incidencias de gol en 108 minutos de juego. Ha generado un balón en la red, cada 27 minutos (@statiskicks).

Cierto, las cifras también embaucan, mimetizan, engatusan. Especialmente con Eduardo Javier López, un embustero, con el balón y sin él; un embustero, dentro de la cancha y fuera de ella. Un geniecillo de grandes ideas en la cancha, y cortitas ideas fuera de ella.

Por ejemplo, de sus cuatro participaciones en goles del Pachuca, dos de ellas han sido, fríamente, útiles: el pase a Nico Ibáñez ante Puebla significó el 2-1, cimentando el despertar tuzo, y el servicio a Israel Luna, para vencer al León 1-0. En retorcida aritmética, sus entregas han colaborado a cuatro puntos de Pachuca.

¿Sus goles? Terminaron siendo de ornato, embelesadores, pero, de ornato: es la tercera de las anotaciones en el 3-1 al Atlas (‘91), y es el 2-0 sobre Santos (‘77), que evidentemente anestesia al rival, pero nada más.

Sin embargo, que un futbolista, que un futbolista distinto, salga de sus infiernos, se esfuerce en sacudirse los grilletes de sus vicios, siempre despertará una sonrisa en el juego mismo. Hace diez años llegando a Chivas, se auguraba a una Chofis de impacto, como parece que quiere y puede, porque sabe hacerlo, hoy en Pachuca. Pero, se perdió.

¿Cuántos entrenadores ilusionó en el Guadalajara y terminó decepcionando? Carlos Bustos, Chepo de la Torre, Matías Almeyda, Saturnino Cardozo, Tomás Boy, Luis Fernando Tena, Víctor Manuel Vucetich, y de una u otra manera, en su desarrollo, a Marcelo Michel Leaño.

La fama y una ciudad llena de bulla, se lo tragaron. Gula, jacuzzis, salones de masaje, el menú pedestre del Calatrava, y cualquier concierto de cualquier tipo de música. El despilfarro, la ostentación, la excentricidad del nuevo rico ansioso de exterminar al viejo pobre.

Alguna vez, Matías Almeyda, un histórico de River Plate y de Argentina, se lo dijo a Javier López en esas cataplasmas verborreicas que le dedicaba tratando de despertarlo: “¡Uuuuuy! ¿Sabes lo que hubiera sido yo con tu talento?”. Y el argentino es un añorado en la Lazio, con algunos suspiros en el Parma y el Ínter de Milán.

En sus diez años en Chivas, ‘La Chofis’ provocó estampidas de ilusiones, y apenas unas cuantas cabalgatas famélicas de festejo. Se comportaba como jamelgo prófugo de la yunta, aunque podía ser un percherón de carroza imperial.

Ya cuestionado en Chivas, visto como un inquilino incómodo, se ve involucrado en un presunto delito sexual cuyo responsable principal parecía ser Dieter Villalpando. Lo echan junto al incriminado, además de Alexis Peña y el Gallito Vázquez. Un juicio simple: aquél que ve, y tolera, es cómplice.

Termina en la MLS. Bobalicón, inocentón, o tal vez por presión de su propio promotor, Almeyda lo lleva a Terremotos de San José. Dos torneos, 36 juegos y 13 goles. Sorprendió por su viveza, su habilidad y esa implacable estocada final a la testuz del rival, con el exquisito golpeo de balón que tiene. Pasó la sorpresa y se convirtió en un jugador vulgarcito, a quien, anticipando, o cuidando su perfil, le anulaban hasta, sí, ¡hasta los defensas de la liga estadounidense!

¿Quién está regenerando, aparentemente a ‘La Chofis’? Pachuca jugó una mano suicida. Apostó por un par de cincos de fe, ante el póker de ases de desilusiones que acompañaban al jugador en su hoja de vida, arrugada, maltratada, remendada, borroneada, falsificada. El currículo positivo de López no necesitaba de una grapa, porque consta de una sola hoja, escrita por un solo lado.

Ciertamente, a lo largo de su historia, en Pachuca se han perpetrado absurdas, tontísimas, sospechosas y lamentables contrataciones, como en la mayoría de los clubes mexicanos. Compran con los ojos de la avaricia de promotores sin escrúpulos. Y ellos, por algún motivo, aflojan el cuerpecito de la codicia y se vuelven cómplices.

Sin embargo, este Pachuca de Guillermo Almada es un desplante de generosidad. Desde el torneo pasado se convirtió en el único club que vale la pena pagar el boleto, o mantenerse ante el televisor con regocijo, disfrute, y unos tacos al pastor, a falta de una buena barbacoa hidalguense.

Una apuesta arriesgada en Pachuca. Un equipo espectacular, ofensivo, generoso, inteligente, que además privilegia y prioriza al jugador mexicano, y que parecía no necesitar un problema, una manzana podrida, como parecía que sería Eduardo Javier López.

Almada ha mantenido su código y su doctrina. A Pachuca hay que disfrutarlo y ver a los mozalbetes que asoman y asoman, y gratifican. Entonces, ¿para qué llevar a La Chofis?

En el recambio dramático, gran mérito tiene el mismo jugador. Diez años después de su parición en el futbol profesional, se ha puesto serio. Ha perdido seis kilos, y en ese cuerpecito rechoncho, tan biotipo del mexicano, hay un despertar absoluto.

Curiosamente, el mejor consejero de ‘La Chofis’ ha sido la primera víctima de ‘La Chofis’: Víctor Guzmán. Él llegó a Chivas también, pero, en una de esas oscuras, dolosas, sucias maniobras tan típicas de la Federación Mexicana de Futbol, y por entonces de su presidente Decio de María, siempre con ese olorcito a homeopatía, se reveló un viejísimo positivo de dopaje, y fue echado del Rebaño.

Guzmán tuvo un Clausura 2022 exultante. Aunque cargaba a cuestas el asterisco de nunca haber mostrado su inocencia con la Prueba B de su examen antidopaje, se dedicó a lo que mejor sabe y con quien mejor podía explotárselo, Guillermo Almada.

Cuando llega ‘La Chofis’, Víctor Guzmán decide ayudarlo. Le recomienda disciplinarse de lleno con el preparador físico del equipo, Rubens Valenzuela. “Es el mejor, te va a convertir en un avión si te comprometes”, le advirtió a López.

Imago7'Chofis' López

‘La Chofis’, por primera vez en su carrera, cortó el cordón umbilical del desmadre, la disipación y la concupiscencia. Empezó con trabajos intensos, dos veces al día; respetó la dieta y en una ciudad que parece una sacristía, comparada con la Sodoma y Gomorra tapatía, se ha recluido en casa. Hoy lleva, casi, esa vida, casi asceta, casi franciscana de un futbolista con ambiciones. Y su habilidad para jugar al futbol, le agradece tener un físico en condiciones para desarrollarlo. Y cada día, la báscula es una implacable madrastra.

Y lo de Rubens Valenzuela no pasa sólo por un programa de acondicionamiento, que hoy mantiene tres veces por semana de manera especial con ‘La Chofis’. Una sesión de entrenamiento se baja con cinco videos de TikTok. Lo del entrenador uruguayo incluye además una tersa dosis de convicción, de persuasión, de motivación.

E irónicamente, el jugador que amenaza la titularidad de Víctor Guzmán, y a veces como su relevo, es precisamente su protegido, ‘La Chofis’. La baja de juego de Guzmán en este torneo se debe al enterarse de alguna manera que, a pesar de su notable temporada anterior, no entra en los planes para el Mundial de Qatar.

Sin embargo, Pachuca y ‘La Chofis’, entienden que cuatro buenos momentos no son suficientes ni para el equipo, ni para el jugador, que aún debe mejorar en muchos aspectos. Por ejemplo, en el juego ante Puebla, con el balón en el área, un recorte letal, pero por falta de oficio, para saber usar su físico, es despojado, cuando perfilaba el remate.

Para fortuna de Eduardo Javier López, Valenzuela y Almada están entusiasmados con él. Puede ser el revulsivo que necesita un equipo, como lo ha sido, en momentos de agobio, o cuando sea necesario despellejar al rival, y colocar su zalea humeante al sol.

Y no, no se trata, como lo evidencian históricamente la Nación Chiva y la pasión tuza, de que La Chofis llegue a la selección mexicana o al Mundial de Qatar, simplemente, insisto, siempre será venturoso, ver que un tipo que se había revolcado en el pantano mezquino, en esa otra cara del futbol, y que se esfuerza en salir de ahí.

Por eso, cuatro intervenciones de gol en 108 minutos, una cada 27, no es una garantía de nada, y en el caso de ‘La Chofis’ parecería estar más cerca del perjurio que de la resurrección.

Pero, lo cierto es que esta magnífica oportunidad de la que goza hoy con Pachuca, ‘La Chofis’ puede estar seguro, que no se le va a volver a presentar. El tiempo nos dirá si, otra vez, nos hemos tragado uno de sus ladinos embustes.

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LOS ÁNGELES -- Seguramente Gerardo Martino nunca se había sentido así antes. Ni siquiera tras consumados los fracasos con Argentina y Barcelona. Irascible. Desbocado. Desesperado. Desarmado. Perdido. Fracturado. Harto. Desalentado. Abandonado. Impotente. Y más, mucho más.

La Selección Mexicana tiene ese perverso canto de sirenas: seduce, embauca, exprime, destruye, aniquila, maldice. Muchos marineros que se hicieron a la mar con ella desaparecieron, no volvieron a ganar nada, no volvieron a levantar un título: Sven-Göran Eriksson, Hugo Sánchez, Ricardo La Volpe, Chepo de la Torre, y algunos más deambulan en salas de psiquiatría como Juan Carlos Osorio. Bora Milutinovic fue “desterrado” y Miguel Mejía Barón huyó de la cloaca.

Getty ImagesMartino se encogió de hombros este miércoles mientras el estadio vociferaba el #FueraTata.

Es, la Selección Mexicana, una Circe, moderna y futbolera. Como en La Odisea, hurta memorias, habilidades, almas y voluntades. Entrega despojos, alfeñiques mentales, mascotas sin pasado... y sin futuro.

Acaso sólo Manolo Lapuente y Miguel Herrera lograron sobrevivir y, curiosamente, levantaron títulos con las Águilas del América, después de que el primero cae en la emboscada de Rafael Lebrija, y el segundo, en la trampa de su propia y piojosa personalidad.

Javier Aguirre mantuvo su vigencia, pero le ayudó tal vez el nunca vivir un proceso completo de cuatro años con el Tri. Después del fracaso ante Estados Unidos en 2002, ganó la Copa del Rey entre la púdica austeridad del Osasuna. En su regreso, para el Mundial de Sudáfrica, ganó una Copa Oro (2009), y en 2021, con Rayados, la triste limosna de la Concachampions.

Al Vasco lo conozco desde su época como jugador en América, Chivas y Atlante. Es más, es un confeso y habitual inquilino de este espacio. Cito esto, para que Usted dimensione el momento a relatar.

Copa América de Colombia. Ocurrió en Pereira, la ciudad llamada “querendona, trasnochadora y morena”. Coincido en el elevador con Aguirre y su esposa Silvia. Saluda Javier y se viene un vacío. “Mira, Silvia, él es, él es...”, y necesita tomar mi acreditación para leer el nombre y el medio: “Él es fulanito de tal”. Así de brutal, amnésico, agresivo, puede ser el estrés de dirigir a México.

Tiempo después, revivo el pasaje con el mismo Aguirre. “Yo veía a Bora (Milutinovic) y a Miguel (Mejía Barón), ‘linguiri, linguiri’, por aquí, por allá, felices. Pero adentro, es una chinga, es muy jodido, te carcome, ni cuenta te das. Es un privilegio, pero a un precio muy elevado”.

Algún día alguien podrá revelar con pelos y señales el infierno de Juan Carlos Osorio, sus escapadas, sus terapias extremas dirigiendo al Tri. Era el epítome de una precisión que hizo Mario Carrillo antes del juego contra Suecia en Rusia 2018. “Hoy, rodeado de todos, es el tipo más solitario del mundo. Está solo, y contra todo”, reflexionaba.

Por eso, llama la atención la capacidad de sobrevivir de Lapuente y Herrera. Seguramente porque no debieron vivir sumergidos en el marasmo brutal de un proceso de cuatro años. Manolo presentó su renuncia en un chantaje sentimental, creyendo que no se la iban a aceptar, pero Lebrija no titubeó. ¿El Piojo? Tiró un puñetazo en Filadelfia, tras ganar, con saqueos arbitrales, la Copa Oro, para defender la doncellez pública de su familia, y fue echado.

El Tri entreteje esas emboscadas. Saca lo mejor del tipo, como entrenador, pero también se ensaña, se ceba, sobre las fragilidades del ser humano. Eso sí, es una jaula de oro con diamantes. Hay que pagar hasta con la dignidad, a veces.

Ahí adentro, hay que conciliar caprichos, humores, tumores, promotores, patrocinadores, egos, intereses, amenazas, promesas ajenas, berrinches, y encima, lidiar con 23 tipos que a su vez tienen que lidiar con presiones de familia, clubes, promotores, patrocinadores, y su propia inseguridad.

Osorio intentó convencer a sus futbolistas de que no jugaran con y por esas arpías que llevaban a cuestas: “Jugar, por el juego mismo”, les dijo, y apeló con conceptos que rebasaban las entendederas de sus jugadores, hasta con el mito del “cerebro reptiliano”. Fracasó ante la rebelión de las Divas Rubias, encabezada por Javier Hernández.

Hoy, Martino vive aterido. Diría Carrillo, rodeado de tantos, es el tipo más solitario del mundo. Ciertamente, es el principal responsable de ello.

1.- Ninguneó la rivalidad con Estados Unidos, y cargó con cuatro humillaciones en juegos oficiales, incluyendo dos finales. Nunca entendió el espectro social de que jugar contra Estados Unidos es como para Argentina encarar a Inglaterra.

2.- Se tomó casi un año sabático en 2020, aunque la FMF puso un vuelo privado a su disposición para que regresara a México. Y en 2022, alargó las vacaciones, con la Liga Mx ya en marcha. Abusó de la ¿nobleza?, desautorizada de Gerardo Torrado.

3.- Su Tri-tanic ya naufragó, y él aún no se da cuenta. Cree que los que fueron sus almirantes y hoy son tristes grumetes, rescatarán el barco. ¿Hector Herrera, lesionado y bebiendo y bailando en un concierto? ¿Un Andrés Guardado con un corazón tan enorme como la artrosis en sus rodillas? ¿La paquidermia rapidez de Héctor Moreno? ¿Los vestigios de Jesús Gallardo?

4.- Su última aparición, un ridículo ante Paraguay, demuestra que perdió el control incluso de sí mismo. Acusa de extorsión a Alejandro Zendejas, pero reconoce no haber hablado con él. Se lamenta ser visto por la afición como el “enemigo público número uno de México”, y jura –sin perjurio–, que hay una campaña en su contra, por parte de ex técnicos y exjugadores.

En aquellos tan ya idos tiempos de bonanza, en los que le coquetearon con un segundo proceso hacia el Mundial 2026, ciertamente tenía jugadores para soñar con una hazaña, claro, antes del sorteo, que le coloca con Argentina, Polonia y Arabia Saudita.

Después, vendría el brutal accidente de Raúl Jiménez; Tecatito Corona sigue desahuciado; Chucky Lozano ya desarrolló, a fuerza de lesiones, fobia a las convocatorias moleras; Herrera, ya se dijo, se trata sus lesiones bailando y bebiendo con el Grupo Firme, mientras sus obsesiones como Rodolfo Pizarro y Jesús Gallardo, ya merecen epitafio.

Ya Martino acusó los efectos de vivir agobiado por el canibalismo despiadado del ojo del huracán tricolor. Su ojo derecho fue la primera luz de alerta. Su familia le recomendó que renunciara. ¿Para qué ofrendar su salud a esos descastados, mal agradecidos, desagradecidos, neuróticos, injustos, ignorantes e insensibles mexicanos? Y su familia tiene razón.

Coincidiendo con Andrés Guardado, Martino cree, como náufrago aferrado a un carcomido madero, que el hostigamiento externo fortalecerá voluntades y hará milagros a la hora de enfrentar a la más sólida Argentina de los últimos años.

Martino cree en sus líderes: Guardado, Jiménez, Guillermo Ochoa, Moreno y el festivo Herrera. Debe recordar que ellos mismos enmudecieron, se paralizaron, desertaron emocionalmente, cuando Osorio les preguntó si estaban listos “para jugar el partido de su vida” ante Brasil en Rusia 2028. Ese silencio posterior, fue un acta de defunción y un acto de renuncia.

Por eso, para Martino, para el #TataMartirio, ya no debería tratarse de soñar con una épica de época en Qatar. Debe tratarse de sobrevivir a un proceso brutal, crudo, cruento, impío, como lo es dirigir a una billonaria arpía de tersos, flamantes y tricolores uniformes.

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Paraguay 1, #FueraTata 0

FECHA
01/09
2022
por Rafael Ramos Villagrana

Getty ImagesMartino se encogió de hombros este miércoles mientras el estadio vociferaba el #FueraTata.

LOS ÁNGELES — Ya desperdició cuatro años y Gerardo Martino quiere montar el milagro en cuatro partidos más. Con un arrejuntado, México cumplió su contrato leonino con SUM, y fue dominado por otro arrejuntado, el de Paraguay, 1-0. El estallido de la afición fue concluyente, lapidario, pero inútil: #FueraTata. Pero semejantes decibeles no taladran oídos más necios que sordos, como los del mismo técnico y de Yon de Luisa, presidente de la FMF.

Una nación de villamelones pobló el Mercedes-Benz. Se sabían engañados. Era la Selección R, de relleno, del Tata Martino. Pero, dólares hay para sobarse, para sanarse la nostalgia con el dulzor costeable del desmadre. El Himno, la cerveza, #ElGrito, el tricolor pintarrajeo en la mejilla, los asadores, el mariachi, la cumbia, la bandera, la camiseta y esa fascinante dualidad para ir del alarido festivo a la mentada de madre y al #FueraTata.

Ojo: el grupo de jugadores en esta convocatoria es valioso. Una lista de futbolistas con gran futuro, aunque también, cierto, caprichos seniles e inexplicables, como Jesús Gallardo y Rodolfo Pizarro.

Pero, en este grupo, el paladar insípido, incoloro e inodoro de Gerardo Martino contempla sólo piezas de refacción. En sus delirios, ya tiene armado su motorcito mundialista, aún con veteranos decadentes, algunos porque cree que puede recuperarlos en sólo cuatro juegos amistosos.

¿Cómo creer que El Tata armará un equipo competitivo con cuatro juegos restantes (Perú, Colombia, Suecia e Irak) cuando no pudo armarlo en cuatro años, y que fue vejado y humillado por Estados Unidos en cuatro ocasiones?

Un grato primer tiempo. México convirtió en héroes a los postes y a Antony Silva, y fue mártir de su presbicia como fusilero, desperdiciando oportunidades de gol. Sería lamentable desatar elogios sobre esos buenos minutos de México, sin contar con el desajuste inicial que mostró Paraguay. Cuando los guaraníes apretaron la pierna, la marca y el soplo en la nuca, México empezó a menguar.

El gol paraguayo es un reflejo de los típicos errores de defensas centrales en la marca. Bobalicones, modorros y distraídos se vieron Jesús Angulo, César Montes, Luis Romo y hasta podría culparse a Kevin Álvarez por su devoción ofensiva.

Con el gol de Derlis González al 50’, Paraguay levantó la trinchera y cavó un foso. A resistir. Y el Tri intentó, en esos espejismos que ha tenido con Martino: le conceden el espacio y la pelota, y simplemente con la libertad de juego, México se esclaviza con su torpeza futbolística.

Quedó claro, para quien sepa y quiera verlo, que Uriel Antuna y Jesús Gallardo no pueden arrimarse siquiera al mostrador de Qatar Airlines. Pero, ya se sabe, Martino tiene una tan extraña como sospechosa fijación con jugadores que son hasta suplentes en sus equipos.

Ha dicho El Tata que palpa y palpita un ambiente de “pesimismo”, pero que de esa abominable carga negativa, el grupo, desde el interior, con sus supuestos líderes, podrá nutrirse de solidaridad y revertir los pronósticos.

Vale la pena recordarle a Martino las condiciones de sus caudillos: Andrés Guardado y la artrosis de sus rodillas; el show cómico de Héctor Herrera en la MLS; la quelonia velocidad de Héctor Moreno, y que el Chucky Lozano ya desarrolló una fobia al Tri por el instinto de supervivencia.

Recuérdese, además, que estos mismos caducos líderes del Tri vivieron el pasaje más bochornoso de sus vidas antes del juego ante Brasil en Rusia 2018. Juan Carlos Osorio relata que antes del partido les preguntó si “¿están listos para jugar el partido de sus vidas?”. La respuesta fue un ominoso, lúgubre, rendido y desertor silencio.

Al final del juego este miércoles por la noche, Gerardo Martino se encogió de hombros en la banca, mientras el estadio se cimbraba y crepitaba, vociferaba, regurgitaba estentóreamente el #FueraTata. Él, tranquilo, tiene contrato, pasaje, pasaporte y su cartita en el álbum Panini.

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LOS ÁNGELES — Sí, ya sé: Javier Hernández ¡no! irá a Qatar. Y sí, lo sé: Chicharito acumuló todos los cadáveres posibles para su propio destierro. Pudo levantar su propia estatua, pero eligió cavar su propia tumba.

Instigado por Yon de Luisa, Gerardo Martino le oficializó su discriminación del Tri mundialista. Para fortuna de dirigente y técnico, Henry Martín vive un momento exultante con el América. Además, Santiago Giménez ya cotizó en el Feyenoord, y Raúl Jiménez da muestras de mejoría.

Chicharito se afana en ridiculizar al Tata, ridiculizado ya, de por sí, por sus miserables números en el martirio de 2020, 2021 y 2022. Este domingo marcó ante Nueva Inglaterra y dio una asistencia. Suma cinco anotaciones y dos pases para gol en los más recientes cuatro juegos del Galaxy, que por cierto aún no le ofrece renovación de contrato. En Carson sueñan con Luis Suárez.

Por lo visto, la esquela necrófila que le entregó Martino y que sepultaba los sueños mundialistas de Javier, hizo poca mella emocional en el delantero del Galaxy. Este domingo, el servicio a Daniel Aguirre para el 1-0 muestra su evolución como jugador. Hoy, es más ya que aquel anecdótico Chaplin del Gol, cuya pericia y gracia eran anotar con la mollera, el esternón o el hueso ilíaco.

En el 2-0 a Nueva Inglaterra, cierto, Riqui Puig, le entrega un anillo de compromiso más ostentoso que el de Ben Affleck a Jennifer López. Al pisar el área, Javier parece titubear, pero, encesta, a la derecha del arquero. Sus “haters” dirán que la iba a fallar. Sus concubinos dirán que fue uno de sus amagues chaplinescos para descuajaringar al arquero. ¿Ni una ni otra? ¿O las dos?

Lo cierto es que Javier Hernández recrudece el martirio de aquel a quien la afición ya bautiza como el #TataMartirio. Ciertamente, el técnico argentino deglute sus propias declaraciones, sumido en la cloaca de sus juicios. “La MLS está entre las mejores ligas de América y estará pronto entre las mejores ligas del mundo”, dijo tras ser campeón con Atlanta United.

En ese mismo tono lisonjero, oportunista, servil, se han expresado el presidente de la Liga Mx, Mikel Arriola, y claro Yon de Luisa. “Tenemos que aprender de ellos”, han dicho.

Irónico pues que lejos de envalentonarse y tratar de hacer solidario a Chicharito con su proyecto –si es que éste existe--, Martino simplemente decida discriminarlo –deportivamente hablando--. Pero, además, desdeña a otro mexicano goleador en la MLS, de esa liga “que está entre las mejores de América”, Brandon Vázquez, quien ya recibió una oferta del técnico de EEUU, Gregg Berhalter, pero que aún suspira por un guiño tricolor.

Pero, insisto, sé, sabemos, que Javier Hernández está más lejos de Qatar, que el puesto de pambazos y tlacoyos, con todo y anafre en el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, de ganarse una estrella Michelín. E insisto, Chicharito tiene más pecados que la compungida y nostálgica Mujer de Lot.

Pero, mientras genera microsismos en las úlceras de Martino, Chicharito sacude las entrañas de Chivas y sus más de 30 millones de seguidores, con un simplón Teorema de Pitágoras: la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa. En dialecto futbolero, el 14 de las añoranzas, podría regresar al Rebaño, 13 años después.

Versiones, en ese fértil, inagotable y colosal tendedero de los rumores, hacen una pueril Regla de Tres: Chicharito no renueva con el Galaxy y firma con Puma, que viste a Chivas, por lo tanto, la empresa textil y el club, repartirían a partes iguales el salario del jugador a partir de 2023, aunque la venta de camisetas, dejaría más dividendos para Puma.

Agréguese un chantaje emocional. Dicen, esos que tienen tanto que decir, que en uno de tantos arrumacos con su abuelo, el legendario Tomás Balcázar, Javier Hernández le habría prometido retirarse en Chivas, y hacerlo sin desperdigar polilla, sino en un momento productivo. Y se sabe que la idolatría hacia “Don Tommy”, especialmente por ciertos remordimientos, es el motor emocional más potente para este delantero.

Por lo pronto, mientras que en redes sociales se desata una inofensiva e inocua batahola entre la legión que desprecia y menosprecia a Chicharito, y la otra legión, que lo deifica, lo diviniza, arremete martirizando al Tata, la realidad es que el delantero sólo tiene dos cuencos donde beber entre esperanza y resignación: regresar a Chivas y tratar de merecer un sitio entre sus leyendas, como su abuelo, o aguardar una oferta del Galaxy.

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