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Germán Cano, el goleador que hizo de América su lugar en el mundo

Argentina, como también Brasil, es cuna de grandes talentos futbolísticos, una fuente que parece inagotable. Algunos nacen ya marcados para el éxito, como Lionel Messi, por citar un ejemplo obvio. Y otros, tienen que pelearla durante años para triunfar y alcanzar el reconocimiento popular. Es el caso de Germán Cano, quien en la final de la CONMEBOL Libertadores alacanzó "la Gloria Eterna" con Fluminense frente a Boca Juniors.

Destino, suerte, esfuerzo. ¿Una mezcla de todo?

Cano nació un año después que Messi en Lomas de Zamora (Provincia de Buenos Aires), de familia trabajadora. Fanático del fútbol como Lionel, quien tiempo después se convirtió en su ídolo, pese a ser contemporáneo.

"Siempre hizo goles, en el club del barrio la rompía y marcaba la diferencia", contaba su hermano Julián, quien también es futbolista. Germán siguió convirtiendo. Sus goles lo pusieron entre los máximos artilleros del planeta en 2022 (44), detrás de Kylian Mbappé (56) y en 2023 (36), igualando a Cristiano Ronaldo y sólo uno por debajo de Erling Haaland (37).

Sin embargo, el recorrido de Cano fue bien distinto al de grandes figuras como el francés, el portugués y el noruego.

El goleador que se perdió el fútbol argentino

El delantero llegó a Lanús a los 9 años, donde su mamá Marina consiguió un trabajo en limpieza. En el Granate fue que debutó en Primera en la derrota 1-0 del 17 de febrero de 2008 ante Huracán.

El equipo de Ramón Cabrero atravesaba un gran momento. Reciente campeón del Torneo Apertura 2007, con 15 goles de José Sand, y Lautaro Acosta en muy alto nivel. Ese presente brillante para el equipo y sus atacantes fue el motivo por el que el chico de 19 años no tuviera lugar regular entre los profesionales.

Después de sólo 24 partidos con dos tantos entre 2008 y 2009, tuvo pasos fallidos por Chacarita Juniors y Colón. Pese a no poder mostrar sus dotes de artillero en el fútbol de su país, le llegó la oportunidad de irse al extranjero...¿para ya no volver?

"La continuidad fue lo que faltó en Argentina. Decidí irme afuera para encontrar mi lugar y hoy por hoy lo pude encontrar", analizó a la distancia y sentenció: "Mi etapa en Argentina está cerrada”.

La búsqueda de su lugar en el mundo empezó en Colombia

Deportivo Pereira fue su primera parada en el exterior, a mediados de 2012: se lució con 9 tantos que lo consagraron goleador de la Liga local, pero su equipo se fue al descenso. Finalizó su contrato y partió a Nacional de Paraguay.

En la Academia no logró destacarse, pero tuvo su primera experiencia en la CONMEBOL Libertadores. Él gritó dos veces para su equipo, que quedó eliminado en fase de grupos. Y el argentino volvió a volar hacia Colombia.

En Medellín se enamoró y enamoró. Cano tuvo dos etapas (2012-2014 y 2018-2019) en Deportivo Independiente, en las que finalmente explotó con sus goles. En el primer período no conquistó títulos, pero fue el máximo artillero del Torneo Finalización 2012 y 2014.

Su gran rendimiento lo puso en la mira de otros clubes del exterior y terminó recalando en México. Primero llegó a Pachuca, pero por una rotura de ligamentos cruzado de rodilla casi no participó. El siguiente año y medio jugó en el León, donde se hizo amigo de sus compatrioras Guillermo Burdisso, Diego Novaretti, Mauro Boselli, Maxi Moralez, pero tampoco pudo destacarse.

"En México era todo muy grande, muy aislado en el vestuario. Cada uno estaba en su mundo, en su teléfono, nadie hablaba nada", le explicó a O Globo.

Y volvió al DIM, donde encontró "su lugar en el mundo".

"Medellín me abrió las puertas cuando yo no era nadie. Siempre voy a estar agradecido".

"Pongo las cosas en la balanza y me tira mucho más Medellín que otras cosas, que el dinero y otras cosas que puedan pasar en el ambiente del fútbol", aseguró.

En esta segunda etapa en el Poderoso de la Montaña, Cano se mostró como un "verdadero killer" con 129 goles en 196 partidos, logró su primer título con la Copa Colombia 2019 y se covirtió en el máximo anotador histórico del club.

Para el atacante, todo fue perfecto en Medellín, tanto dentro como fuera de la cancha, porque junto a su esposa Rocío recibieron a su primer hijo Lorenzo, a quien Germán le dedica sus goles desde entonces haciendo una "L".

"Tuve propuestas del fútbol argentino. Tuve propuestas de Independiente, de Central y de Colón. Ya estoy tranquilo acá. Uno cuando encuentra su lugar, no te dan ganas de volver. Voy afuera, disfruto de mi familia, tengo mis amigos, tengo mis cosas. Volver de nuevo... Yo sé lo que es el fútbol argentino, no te perdonan nada, es muy exigente. Es difícil, las oportunidades que te dan son muy pocas. Estoy muy bien acá", decía Cano en 2019.

Sin embargo, al año siguiente firmó por Vasco da Gama, donde se ganó a su hinchada con goles y su gesto de quedarse tras el descenso del equipo. Brasil le tenía guardado el mejor momento de su carrera, cuando en el 2022 fichó por Fluminense.

Con la camiseta tricolor, El Depredador sumó dos Copas Guanabara, dos campeonatos cariocas a sus vitrinas, una Copa Libertadores y 44 goles en 2022, que lo ubicaron como 2° goleador del año. Y en lo que va de 2023, se ubica cuarto con 36, cuando el ránking lo lidera Erling Haaland con 37.

Además de sus récord, se agrandó la familia con la llegada de Leonela, su hija nombrada en honor a Messi y su esposa Antonela.

Con 34 años, el nombre de Germán Cano se metía entre los más grandes del fútbol mundial. Pero, ¿por qué nunca tuvo una oportunidad en la Selección?

No soy de aquí, ni soy de allá

Lo cierto es que el atacante se fue muy joven de Argentina y a ligas de segundo/tercer orden como Colombia y México. Dada la cantidad de argentinos que se destacan en las principales ligas de Europa, no fue el primero ni será el último que nunca tenga una la chance de vestir la camiseta albiceleste.

Colombia lo quiso, pero no llegó a tener el tiempo de residencia suficiente en ese país para poder nacionalizarse. Y aunque en Brasil se lo apuntó desde los medios para vestir la verdemarela, Cano ni lo consideró: "No aceptaría jugar para Brasil. Quiero mucho a mi país y a la Selección".

Cano es un fanático de la Scaloneta. Estuvo en Qatar como un hincha más para ver a Messi y compañía levantar la Copa del Mundo.

“No es un sueño ser parte de la Selección Argentina. Está formada y prácticamente cerrada, y nos representa muy bien en el mundo entero. Es muy difícil que yo pueda llegar en la selección", acepta.

La conquista de América, ¿frente al club de su infancia?

Después de más de una década destacándose en el fútbol sudamericano con 290 anotaciones, Germán Cano ha sido el gran artífice de la llegada de Fluminense a la gran final de la CONMEBOL Libertadores, y en el Maracaná volvió a aparecer, con el tanto que abrió el contador.

Aportó 6 goles en la fase de grupos, que le valieron siete puntos al Tricolor, que se clasificó líder en su zona por delante de River Plate, al que le marcó "un hat-trick" en Río.

No pudo anotarle a Argentinos Juniors en la serie de octavos de final, pero luego selló los pases en cuartos ante Olimpia y en semifinales frente a Internacional con seis tantos entre las dos llaves. Pasó a ser el goleador del torneo con 12 y se convirtió en el quinto jugador en convertir esa cantidad en una temporada, al igual que Mario Jardel (Gremio) y Pedro (Flamengo). Y, con un partido más por delante podría alcanzar las marcas de Norberto Raffo (13 - Racing) o Luizao (15 - Corinthians), en la tabla que lidera otro argentino: Daniel Onega (River), con 17.

En la definición le tocó enfrentarse a Boca Juniors y Cano reconoció tener "sentimientos encontrados". Aunque en la actualidad, cuando le preguntan, se declara hincha de Lanús, club por el que porta el N°14, y pese a que sus dos hermanos son "fanáticos de River", Germán admitió en Radio Mitre que “de chico era hincha de Boca" y con el paso del tiempo se hizo granate.

Sin importar las rivalidades y simpatías de la infancia, Cano siempre supo que podía contar con el apoyo de su familia, así como Fluminense pudo contar con su goleador, quien después de un largo recorrido, consiguió hacer de América su lugar en el mundo.