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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

NUEVOS CELOS Y VIEJOS KARMAS
Alguna vez castigado como "el suizo que pierde", hoy Stan Wawrinka se erige más bien como el mayor retador del "Big Four", aunque él se encargue de repetir una y otra vez que no existen puntos de comparación con Roger Federer, Novak Djokovic, Rafael Nadal y Andy Murray. Pero en ese proceso de transformación, el impacto no fue solo deportivo...

"Obviamente Australia fue un cambio enorme en todo sentido. Roland Garros también, pero menos intenso. A algunos jugadores incluso los noto algo celosos de mi éxito. Pero otros están genuinamente contentos y respetan lo que logré", ilustró Wawrinka en diálogo con el diario suizo Tribune de Geneve.

"Hoy hay cosas que ya no puedo hacer. Tengo que cuidarme más de todo, prestar una atención extra. No es fácil para alguien tan introvertido de pronto estar en el centro de atención. Pero la verdad es que trabajé muchísimo para lograr lo que logré. Es solo cuestión de adaptarse", contextualizó.

Lo que difícilmente se le pueda envidiar a Wawrinka es el récord en casa a nivel ATP, que con la derrota en primera ronda de Basilea ya suma ocho derrotas en sus últimos 10 partidos. Curiosamente, el suizo registró la primera final de su carrera en Gstaad, otro de los eventos regulares en su país. Pero nunca repitió el recorrido y desde 2011 no gana dos partidos consecutivos.

"No me molesta lo que puedan decir sobre eso -opuso Stan-. Obviamente, hubo años donde claramente fue mi culpa. Pero lo mismo decían de la Davis y la ganamos. Prefiero pensar que siempre estuve disponible para venir. Y me concentro en los excelentes resultados que tuve en el circuito como un todo más que en el hecho de que me falte un trofeo en mi país...".

EL DESCONCIERTO DE MARIA
Tras una larga espera, Maria Sharapova volvió a la acción en Singapur como si no hubiera existido pausa en su temporada, dejando el torneo con saldo positivo en semifinales y una victoria sobre la eventual campeona, Agnieszka Radwanska. Pero fueron casi 20 las semanas que la rusa debió mirar desde un costado. Y en lo concreto hubo un episodio que, a la distancia, encontró desorientada a la ex-N°1 del mundo...

"Me sorprendió muchísimo ver que otras jugadoras alentaban a Serena para que ganase el US Open", le confesó la rusa al Straits Times de Singapur, respecto del ruido mediático que acompañó la búsqueda del Grand Slam de calendario por parte de la estadounidense. "Escuchaba que algunas decían 'Espero que lo logre' y no lo entendía, porque todas ellas también estaban en el cuadro. Entonces yo pensaba: '¿Para qué juegan?'. No sé, tal vez sea simplemente mi espíritu competitivo".

Sharapova tiene un duro récord de 2-18 ante Williams, a quien no vence desde 2004. Pero la rusa prefiere usar esa desventaja como insumo: "El nivel en el que está Serena debería impulsarnos a todas las demás a mejorar, a saber que tenemos que trabajar muchísimo más duro para llegar a ese estándar". ¿Habrá quien frene el paso de la N°1?

HERIDAS ABIERTAS Y UNA REVANCHA IMPENSADA
"Son unos imbéciles que no saben nada de tenis", fustigaba Benoit Paire en 2013 ante "su propia gente", eliminado otra vez de arranque en París-Bercy y con un récord de 0-3 por entonces. La sentencia llegaba como respuesta a un fuerte abucheo del público en su despedida de la pista central y, dos años después, no es motivo de arrepentimiento para el francés...

"No me retracto de lo que dije. El público de Bercy es particularmente intolerante. Ante el primer paso en falso o la mínima mueca de descontento, ya te silban de todos lados. Deberían quedarse en sus casas", subió la apuesta días atrás, en una entrevista con L'Equipe.

Otra historia particular con acento francés, esta semana, tiene como protagonista a Michael Llodra. El galo, retirado el año pasado del circuito, tiene todo dado para reaparecer en clave de "consultor" del equipo belga rumbo a la definición de la Copa Davis, ante Gran Bretaña. Y el contexto guarda una vuelta particular...

Llodra soñaba, en efecto, con terminar su propia carrera como finalista de Davis el último año, cuando Francia cedió como local ante Suiza. Pero Arnaud Clement, capitán por entonces, decidió alinear a Julien Bennetteau junto a otros tres singlistas. "Michael peleó muchísimo para estar. No fue fácil comunicarle que no estaría en el equipo", apuntaba el conductor por aquellos días.

12 meses después, Llodra tiene en sus manos una suerte de revancha paralela, asistiendo al dobles de Bélgica del mismo modo que el coach de los Bryan hizo con Federer y Wawrinka en Lille. El ex N°3 del mundo en la especialidad ya hasta se reunió con el capitán belga en París. Y todo parece indicar que la final volverá a tener presencia francesa.

POCIÓN MÁGICA
La imagen fue bien curiosa. Con el marcador en 7-5 y 0-3, la checa se dirigió al cambio de lado y tomó una bebida para hidratarse. ¿Una mezcla energética propia? ¿Algun líquido isotónico? Nada de eso. Su mano agarró una popular botella con etiqueta roja.

La ingesta, vaya uno a saber si fue por eso, tuvo efecto inmediato. Petra Kvitova ganó los siguientes cuatro juegos y se puso al frente ante Lucie Safarova. ¿Hubo segundo capítulo? Sí. En el 6-5 la checa nuevamente tomó la botella y le dio un sorbo en busca de azúcar y energía extra para cerrar la historia.

Al mejor estilo de Serena Williams en la Copa Hopman 2014 con su pedido de café, pero lejos del juego con el límite que tuvo el doblista argentino Martín Rodríguez en Europa hace más de diez años, cuando recibó una advertencia por exceso de cafeína, Kvitova sumó un ingrediente extra a su éxito por 7-5 y 7-5 ante Safarova.

"¿Siempre bebes gaseosa en el cambio de lado?", le consultaron en la conferencia a modo de centro para una respuesta curiosa. "No", destacó tajante la checa sin darle relevancia al tema, situación que obligó a una segunda pregunta. "¿Por qué hoy? Me sentía un poco floja del estómago, tal vez por beber solo cosas saludables". Kvitova no dejó vuelo al tema, dio vuelta la página y dejó la historia en una simple anécdota.

VENTAJA EN CONTRA
Angelique Kerber tenía el camino allanado para meterse por primera vez en su carrera entre las cuatro mejores de las Finales WTA. La derrota de Petra Kvitova ante Garbiñe Muguruza, en el primer partido de la última jornada de fase de grupos, la dejaba a solo un set de la clasificación. Aun perdiendo el partido contra Lucie Safarova, que venía de seis derrotas consecutivas, daría un paso adelante en Singapur.

Sin embargo, nada de eso sucedió. La alemana fue una sombra, cayó en sets corridos y otra vez dejó el torneo en la fase inicial. La percepción de lo estadístico, inevitablemente, jugó su parte: "Traté de concentrarme solo en mi partido, pero no fue fácil. Todo el tiempo, desde antes de salir a la cancha, escuchaba a la gente decir 'Tienes que ganar un set, con uno te alcanza'. En un momento ya se me hizo demasiado...".

Pero Kerber fue más allá en su descarga y hasta propuso cambiar la forma en que se deciden las clasificaciones con round robin: "Debería ser como en el fútbol, que cuando hay dos partidos que definen algo se juegan al mismo tiempo. Es cierto que aquí en Singapur ni siquiera se podría hacer porque hay una sola cancha. Pero así como se juega ahora es injusto".

Curiosamente, las licencias del desprolijo formato WTA le habían jugado a favor dos años atrás, abriéndole la puerta a su anterior participación en este torneo con una polémica maniobra de última hora en el WTA de Linz, semana coronada con título y caudal de puntos necesarios para desplazar a Caroline Woznicki del último lugar. Esta vez, la ventaja se volvió en contra.

LA QUE FUE Y LA QUE PUEDE SERLO
Chris Evert pasó por Singapur y se unió al "tema de la semana". O al menos de los primeros días de acción en las Finales WTA: Garbiñe Muguruza. La española tuvo un arranque letal, con avance a semifinales en ambos cuadros, y despertó elogios de propios y ajenos.

"Muguruza me tiene muy impresionada. Le veo todos los ingredientes de una N°1, pero serlo es otra cuestión", consignó Evert. Y trazó una comparación con su época: "Ella no es la típica jugadora española. En mis días se destacaban Arantxa Sánchez y Conchita Martínez, que eran contragolpeadoras maravillosas, y muy buenas en defensa. Pero Garbiñe es distinta, por su agresividad y fuerza, y tiene una actitud agresiva".

Ante la comparación por la negativa, a Evert le consultaron con quién sí asimilaría el juego de Muguruza. Y la estadounidense trajo a escena a otra ex-N°1: "Yo diría que es tal vez como una Jennifer Capriati. Por su juego en clay, el poder y la tenacidad y la forma de perseguir sus tiros". "¿Alguien más dijo esto o soy la única?", agregó buscando complicidad de los periodistas. El tiempo se encargará de dar la respuesta.