Dicen que el alma del hombre sobrepasa la verdad.
Hay que cerrar los ojos y creer en algo más,
pues desde el cielo o el infinito,
Dios concede su piedad.
Creer o no creer son cosas del ser humano,
Pero para aquellos que si creen,
Dios les tiende una mano".
Miguel Batista comparte con los niños de Barranquilla, Colombia (Fabio Poveda) |
que otros se lleven la copla,
que yo me doy por bien pago
haciendo lo que me importa."
Escuchen el eco mudo de este testimonio y pongan en la balanza de la razón sus más sinceras opiniones, pues en el béisbol profesional hay "cinderelas" que ustedes aún no conocen. Mientras la veía cocinar, me acerqué y buscando conocer su versión, le pregunté a la esposa de mi compañero, por quien sentía una gran admiración, ¿como fue todo? En su semblante se reflejó una suave sonrisa y sus ojos comenzaron a brillar dulcemente; por un instante la sentí perderse en el mar de sus recuerdos y ya sonriendo empezó su narración. "Bueno, yo tenía ocho años y él nueve, yo siempre estuve enamorada de él, pero no me hacía caso. Las personas criticaban a mi mamá porque ella tenía un salón de belleza y su niñita estaba enamorada del hijo del señor que vendía naranjas en mi escuela". ¿Como sabías que estabas enamorada si eras sólo una niña?
"Es algo difícil de explicar, pero yo siempre lo supe. Cuando el comenzó a jugar béisbol, todos los días él pasaba por el frente de mi casa de regreso del estadio y yo le pedí a mi mamá que me enseñara a hacer limonada. Cada día yo le llamaba al verle pasar y le brindaba de mi limonada y así podía hablar con él en la galería de mi casa. Así me transcurrieron casi seis años". De pronto la dulzura de sus facciones cambio y endureciendo el rostro agregó "Cuando teníamos como quince años él se buscó una novia y no era yo ¿¡puedes creer eso!? Y lo peor de todo era que formaba parte de una pandilla de muchachos que causaban muchos problemas en el vecindario. Todas mis amigas se burlaban de mí y me decían que como podía estar enamorada de alguien así, pero no les prestaba atención. Un día, cuando volvía del estadio lo llamé y le dije que no quería ser mas su amiga, que yo no tenía corazón para verlo desperdiciar su vida y que me rompería el alma tener que visitarlo en la cárcel algún día; fue entonces cuando él comenzó a cambiar". Mis ojos trataban de seguir cada uno de sus movimientos mientras que ella recorría la cocina en busca de varias especias para darle sabor a una cacerola de frijoles que seducían el paladar con un exquisito olor. ¿Cómo fue la relación cuando él ya se había convertido en jugador profesional?, indagué, porque sentía curiosidad por saber si esa situación había hecho cambiar los sentimientos entre ellos, ya que siempre dicen que la pobreza está más cerca el amor. "A los dieciséis ya éramos novios y a los diecisiete cuando el firmó para ser profesional ya nos habíamos casado. Yo había estudiado estética igual que mi madre, pero lo dejé todo para irme detrás de mi hombre. Lo seguí por años en todas las Ligas Menores, pasamos las mil y una, pero siempre estuvimos juntos; el año que estábamos en Doble A estaba bateando súper bien y se dislocó un tobillo al deslizarse en segunda base. Él no quería que lo pusieran en la lista de incapacitados porque sabía que estaban por subirlo a Grandes Ligas, imagínate después del juego, el pobre muchacho llegaba a la casa cojeando, con el tobillo hinchado y yo me pasé tres meses, noche tras noche dándole masajes y poniéndole agua tibia. Luego de un par de años en las Mayores las cosas cambiaron, ya teníamos nuestros hijos y todo parecía estar bien hasta que lo enviaron a otro equipo y lo bajaron a las Menores de nuevo, él se me deprimió mucho". En ese momento ella bajó el rostro y mirando hacía el otro lado, trato de esconder las lágrimas que rodaban por sus mejillas "Yo tomé a nuestros tres hijos y me paré delante de él y le pegunté ¿Y ahora que vas hacer? ¿Vas a renunciar? ¡Aquí tienes cuatro personas que confiamos en ti y sabemos que puedes volver a jugar en Las Mayores!" ¿Cuál fue su reacción?
Ella sonrió mientras secaba sus lágrimas y respondió "El se abalanzó sobre nosotros y comenzó a llorar. Dos años después ya estábamos de vuelta en Grandes Ligas con otro equipo y al siguiente rompió uno de las marcas ofensivas más importantes de La Serie Mundial". Al terminar la cena, busqué el momento oportuno y acercándome a mi compañero le comenté "¡Oye, tu esposa me contó como se conocieron. Que bonita historia la de ustedes! Mi compañero al oír mi comentario se puso serio y perdiendo su mirada en el horizonte me respondió "Cuando yo era un chiquillo sólo pensaba en andar con los muchachos del barrio y hacer travesuras, era el hijo de un simple vendedor de naranjas que pensaba que no tenía futuro. Ella me demostró que estaba equivocado, que para que un hombre cambie su vida, primero debe cambiar su forma de pensar. Ella, como en el cuento de hadas, con tan sólo un beso hizo de una rana el príncipe que todos hoy admiran." Ambos guardamos silencio por un instante, una hermosa luna llena iluminaba el estrellado cielo de mi Quisqueya, de repente con un brillo en sus pupilas me miró y dijo "Cuando cumplimos nuestros quince años juntos, nos casamos por la iglesia, porque cuando firmé no teníamos dinero para celebrar una gran boda, entonces contraté un pianista y en medio de todos le canté la canción de Ricardo Montaner, aquella que dice "Yo sin ti ¿Quién sabe que vida llevaría? Yo sin ti...
Babe Ruth vestido de Santa Claus (Archivo Nacional de Santo Domingo) |
En la recién pasada temporada uno de nuestros jugadores latinos miraba como un pequeño niño japonés junto con su hermanita gritaban con todas sus fuerzas el nombre de unos de los jugadores tratando de obtener su atención. Los niños gritaban y gritaban, pero el jugador no volteaba a mirar. Nuestro compañero conmovido por la escena, al notar como el niño (quien vestía la camiseta del jugador japonés) se quedó desilusionado al notar que el jugador pasó corriendo hacía los camerinos sin detenerse. Entonces, el jugador latinoamericano siguió al astro tan admirado y tomando una pelota le pidió que se la firmara para un hijo de un amigo que estaba afuera.
Nuestro compañero tomó la pelota y le pidió a uno de los oficiales de seguridad que le trajeran al niño, quien había vuelto a su asiento con sus padres cuando no pudo lograr su objetivo. El padre del niño atemorizado al notar que el policía les estaba haciendo señales de que se pararan del asiento, abrazando a sus hijos comenzó a preguntar asustado que pasaba. El jugador dándose cuenta de que ninguno de la familia hablaba bien inglés fue en busca del intérprete de la estrella japonesa para que le tradujera. El padre del niño alarmado le preguntó al traductor que si sus chicos habían ofendido al astro japonés de alguna manera, el jugador latino levantó la bola y la puso en la mano del niño diciendo "diles que tu jefe les mandó está pelota, la cual el firmó especialmente para ellos. Que les pide excusas por no haberse detenido cuando pasó por acá, pero es que tenía que prepararse para el juego y no le quedaba mucho tiempo"
El traductor sorprendido por las palabras del jugador "miró a ambos lados y preguntó "¡¿Quieres que les diga eso?!"
"Si, diles lo que te dije"
Luego que el traductor le dijo en japonés lo que sugerimos que el jugador le había pedido, notamos como toda la familia sin cesar hacia reverencias tanto al jugador como al traductor. El niño casi llorando de la emoción miraba la pelota mientras abrazaba a su padre.
"Navidad en julio!" dijo el traductor al ver como la familia se marchaba abrazándose unos a otros.
"¿Por qué dices eso?" Le preguntó nuestro compañero.
"Tu no sabes lo que hiciste, esas personas nunca tendrán con que pagarte lo que has hecho. Ellos vinieron de vacaciones a este país y en ellas planearon venir a ver jugar a nuestra estrella japonesa, nunca pensaron que podían tener la oportunidad de conseguir un recuerdo como ese y firmado por él.
"¿Por qué no?"
El traductor esbozo una escéptica sonrisa y respondió "Las posibilidades de que una persona en nuestro país pueda tener una pelota firmada de nuestra estrella, son una en un millón."
En otra ocasión, el papá de un niño, durante una de las practicas de los juegos de liga de invierno se acercó a uno de mis compañeros y le pidió por favor que la próxima vez, cuando su equipo volviera a jugar de nuevo en la ciudad se tomara la molestia de saludar a su hijo; pues de acuerdo con el papá, mi compañero era su jugador favorito.
Según nos cuentan, mi compañero le dijo que sí y tal como el señor le había dicho, la siguiente semana el padre orgullosamente se presentó en las graderías con su niño de apenas ocho años de edad. Mi colega se acercó a ellos y dándole la mano al pequeño notó como le miraba embelezado sin decir una palabra. El jugador sacó una pelota de su guante y poniéndola en las manos del chiquillo le dijo "toma, para ti"
En ese instante al padre del niño se le humedecieron los ojos al ver como su niño sólo miraba a la pelota y a mi compañero con la boca abierta. Mi colega sintiéndose un poco extraño al ver la reacción de ambos cambió de actitud; el papá del niño rápidamente le explicó "perdónenos señor, por favor no vaya a pensar mal, lo que pasa es que mi hijo es un fiel admirador suyo y este año le pregunté que quería que le regalaran para navidad y me dijo que sólo quería que lo trajeran a un partido para verlo jugar a usted. Yo le dije que si veníamos a verlo jugar no iba a tener juguetes este año, pues no teníamos suficiente dinero para ambas cosas y él me dijo que no le importaba.
En ese momento mi compañero se quedó mudo y sin saber que decir, únicamente observaba al niño.
"Las entradas para esta parte del estadio son muy caras para nosotros" siguió diciéndole el humilde señor "yo trabajo en el ayuntamiento de la ciudad recogiendo la basura en uno de los camiones y gano el sueldo mínimo; la semana pasada cuando vine a verlo fue porque un amigo que tengo trabaja aquí y me dejó entrar antes del juego para que pudiera verlo y pedirle que saludara a mi hijo cuando lo trajera, pero antes de que empezara el partido tuve que salir porque no tenía boleta.
Cuando le pregunté a mi compañero si era cierto todo aquello que me habían contado, me relató la otra parte de la historia que me partió el corazón.
Esa misma noche mi compañero al volver a su casa no pudo dormir.
"¿Cómo puede ser que un niño prefiera conocerme a tener un juguete nuevo en navidad?" era lo único que pensaba.Según la historia, el jugador con los datos que el padre le había dado investigó donde vivían y varios días después, alrededor de la medianoche el padre del niño espantado abrió la puerta de su casa, al escuchar los fuertes golpes de alguien que llamaba; el papá quedó estupefacto al ver un señor vestido de Santa que preguntaba por su hijo, el padre en medió del asombro fue a despertar a su niño.
Nos cuentan que el pequeño anonadado miraba al gran señor de barbas blancas, mientras que él le ponía en sus manos un guante con el nombre de mi compañero, un pequeño uniforme de jugar béisbol con su nombre y un camión de juguete, igual al que trabajaba su padre.
Santa dirigiéndose al padre, quien estaba a punto de llorar, le dio una hoja de papel y le dijo "esto es para usted", luego la carismática figura se dio la vuelta y salio corriendo hacía la esquina de la cuadra y entrando a un lujoso automóvil, se perdió en la oscuridad."¿El que estaba vestido de Santa eras tú? Le pregunte a mi compañero.
"Claro que no. Era un amigo mío, a quien le pagué para lo que lo hiciera"
"¿Qué decía la carta que le dieron al padre del niño?" pregunté lleno de curiosidad.
"¡Feliz navidad! de quien también los admira."
Al escuchar las historias que me cuentan mis colegas muchas veces no se que decir o que pensar, pero para aquellos que creen que es mentira lo que les cuento aquí les dejo una fotografía y fracciones de una conversación entre una niña y el gran Babe Ruth quien visitó un hospital para niños que sufrían de parálisis infantil en la ciudad de Nueva York vestido de Santa Claus en el mismo día de noche buena en 1948.
La niña mirando a su amiguito sentado en las piernas de la gran estrella del béisbol le preguntó "¡¿Tu eres Santa Claus?!"¿Tu que crees?"
"¡Yo creo que si!
Glavine acumula más de 300 triunfos en MLB (Getty) |
M.B. ¿Cree usted que por esa razón es que se dice en béisbol profesional que el gran lanzador es aquel que sabe parar la hemorragia?
T.G. "Esa es una expresión muy conocida para nosotros, cuando un pitcher no puede parar el daño de una mala entrada es cuando se nota su inexperiencia; por ejemplo le pegan un hit, da una base por bolas, le pegan otro imparable y va de mal en peor y por eso se le llama hemorragia, pero si te fijas bien, los lanzadores veteranos, obviamente a excepción de Roger Clemens, Nolan Ryan entre otros que fueron pitchers ponchadores que se crecían en los momentos malos ponchando a los próximos tres bateadores, siempre salen de un mala entrada con un sólo lanzamiento ¿Por qué? porque preferimos cambiar un ponche por una rodada de doble matanza. A un lanzador veterano siempre lo veras que mira alrededor y contempla la situación y es ahí cuando pensamos en cual es el lanzamiento que podemos hacer que nos saque de ese hueco".
M.B. ¿Cree usted que lo más importante de un lanzador es su capacidad mental y no sus habilidades? T.G. "De eso no tengo la menor duda, todos los días no te vas a sentir igual. Recordemos el gran dicho de Tom Sever "La grandeza de un lanzador se ve en los días que no tiene mucho en la pelota, pues cualquiera puede lanzar bien si se siente fuerte. Pero darle a tu equipo la oportunidad de ganar cuando no te sientes bien, es el mayor de los desafíos". "Cuando uno estudia la temporada y se da cuenta que en 35 aperturas como abridor, en un tercio de esos juegos, digamos en once de ellos te vas a sentir súper bien, en otros once más o menos y en esos otros once o doce juegos restantes no muy bien. El saber cómo lanzar cuando no te sientes bien es lo que hace de muchos verdaderas leyendas de este deporte". "Si puedes ganar ocho cuando te sentiste bien, cinco o seis cuando estabas más o menos y cinco o cuatro cuando te sentías mal, eres un lanzador ganador de dieciocho o diecinueve juegos ganados por temporada, he ahí donde se marca la diferencia entre un lanzador de Grandes Ligas y una superestrella". "Cuando terminé mi conversación con este maestro del montículo y lo vi perderse por el largo pasillo con alfombra roja que lo había traído hasta mi, su gran humildad y calmada filosofía hicieron surgir en mi rostro una pequeña sonrisa de admiración al recordar parte de aquel sabio proverbio "No es para el más fuerte la victoria, ni para el más rápido la carrera".Glavine acumula más de 300 triunfos en MLB (Getty) |
M.B. Señor Glavine ¿es cierto lo que algunas personas argumentan, que es mucho más fácil lanzar en Las Mayores, cuando se es zurdo?"
T.G. Muchas personas dirían que si, porque los zurdos tenemos casi siempre mucho más movimiento en la bola a la hora de lanzar, pero yo pienso que generalmente hablando es más difícil de lo que muchos creen. En mi caso por ejemplo, en esta nueva era, donde la zona de strike es más pequeña, los bateadores jóvenes son extremadamente fuertes y los estadios más pequeños, el lanzar se ha convertido en una guerra de fuerza. Para muchos de nosotros es una desventaja, ya que los zurdos no somos generalmente lanzadores de bolas rápidas, dependemos sobre todo de nuestra localización y la variación de nuestros lanzamientos pero en esas noches cuando nuestro control no está cien por ciento, casi siempre son las peores para nosotros. M.B. Como usted lo ha dicho, vivimos en una era donde el juego está siendo dominado por la fuerza, todos los equipos están en busca del próximo fenómeno; más usted ha podido dominar sin tener que usar la fuerza. T.G. Esa quizás sea una de las grandes cosas que está dañando este deporte; cuando uno estudia el béisbol en estos días se da cuenta que los equipos se han enamorado de los lanzadores y los bateadores de poder. Muchos clubes han perdido el interés en contratar lanzadores que no tengan una buena bola rápida alrededor de las cien millas y creo que eso ha creado una gran desventaja. En estos tiempos muchos buenos lanzadores son ignorados en las Ligas Menores por sus equipos por no tener una buena bola rápida; es mucho mas fácil notar a un muchacho que esté lanzando con una recta alrededor de las cien millas, aunque no lance un strike, a uno que sea un buen lanzador con localización, ya que este último hasta que no gana quince juegos o más, nadie le presta atención. La temática del escauteo de los jugadores de antes era totalmente diferente a la de estos días, Greg Maddux al igual que yo fuimos escogidos en el segundo round del draft de 1984, pero hoy en día a lanzadores como nosotros nadie nos prestaría mucha atención. Yo creo que ese tema ha hecho que los buenos lanzadores en las Menores hayan tenido que trabajar mucho mas duro para que sus equipos puedan creer en ellos y les puedan dar una oportunidad de lanzar en Grandes Ligas. M.B. ¿Usted cree que es cierto que el movimiento es mejor que la velocidad? T.G. Claro que si! Cuando yo llegué a La Mayores mi bola rápida rondaba entre 90 y 91 millas; tenia muy buena curva, pero en realidad comencé a ser buen lanzador cuando aprendí a como localizar mi recta y mis lanzamientos rompientes. Después aprendí a lanzar el cambio de velocidad y me fue todo mucho más fácil, ya que podía jugar con mi recta y desafiar a los bateadores no tan sólo a que adivinaran que lanzamientos les podía hacer sino también a que velocidad. Eso fue lo que me hizo pasar de ser un buen prospecto a un lanzador ganador de veinte juegos. Muchos serpentineros en estos días se olvidan de uno de los factores más efectivos a la hora de lanzar y es el poder tener la facultad de localizar tus lanzamientos rompientes cuando están por debajo del bateador, ese quizás sea uno de los errores que mas veces pasan cuando un lanzador de fuerza se mete por debajo del bateador y luego le viene con la recta, es cuando le pegan el cuadrangular. M.B. Muchos lanzadores piensan que porque no tienen una buena bola rápida no pueden lanzarle adentro al bateador, más nosotros hemos notado que tanto usted como Maddux lo hacen. T.G. No importa que lenta sea tu bola rápida, uno no debe tener miedo de lanzar pegado al bateador. Yo pienso que mientras más lenta sea tu bola rápida, menos son las probabilidades de que el bateador esté esperando un lanzamiento pegado. Cuando un pitcher tiene buena bola rápida, los bateadores siempre están listos para ella y casi siempre los ves hacer swing con mucha fuerza, ya que ningún bateador le gusta que le rompan el bate. Pero cuando uno localiza la pelota, los bateadores tienden más a tratar de batear el lanzamiento hacía la banda contraria y es por eso que muchas veces jugadores como yo los sorprenden con una recta adentro la cual dejan pasar por strike tres, no porque no pudieron sacar el bate a tiempo, sino porque fueron sorprendidos por la localización. No importa que tan fuerte sea tu bola rápida, el lanzador siempre debe dejarle saber al bateador que no es dueño del plato. Muchos jóvenes dominan muy bien la zona de afuera, pero nunca tienden a entender que sólo al lanzarle pegado al bateador hacen más efectivos sus lanzamientos afuera. Muchos personas piensan que lanzar pegado es tan sólo tirar la recta adentro y no es así, si te fijas bien, lanzadores como Johan Santana, Pedro Martinez, Maddux y yo, lanzamos nuestro cambio de velocidad en la parte de adentro del plato, lo cual es un lanzamiento difícil de reconocer para el bateador ya que al venir en la parte de adentro, los bateadores tratan de jalar y luego que reconocen que no es la recta, es muy tarde para poder ajustar su swing. M.B. Todo el mundo piensa que un lanzador sin una buena bola rápida no puede ser un pitcher ponchador, pero sus números indican que usted pasa de los dos mil quinientos ponches en su carrera. T.G. En verdad son muchos ponches para alguien que no tiene una recta de cien millas, eso le he escuchado decir a muchas personas pero cuando la gente viene a los estadios a ver a jugadores como Randy Johnson, Roger Clemens, se envuelven en la emoción del momento al escuchar crujir la mascota del receptor y ver los bateadores hacer swing y abanicar al desafío de la bola rápida. Más, cuando lanzamos jugadores como Jamie Moyer o yo hasta que no pasamos de la séptima entrada y la gente mira la pizarra y ven que el juego está uno a cero o dos a uno, no se dan cuenta que estamos lanzando una joya de juego y que aunque no haya sido a base de rectas, tenemos siete u ocho ponches propinados. M.B. ¿Que cree usted que es lo más difícil de aprender para nuestros lanzadores jóvenes en el béisbol profesional? T.G. En realidad creo que la consistencia y el control. Eso debe ser lo primero que todo buen jugador debe tratar de conseguir, ya que eso le traerá la confianza de saber que cada vez que salga al montículo podrá hacer su trabajo. Muchos lanzadores siempre se ven atrapados en la parte física del juego y los ves preocupados por saber que tan fuerte está su bola rápida esa noche o si su curva esta bien grande y es cuando uno se olvida de la importancia de la localización y la secuencia de sus lanzamientos. Es algo natural que nos ha sucedido a todos, pero mantener en mente la consistencia en nuestra mecánica de lanzar la bola y conseguir la habilidad de repetir nuestros lanzamientos cada vez que queremos es verdaderamente el secreto de un buen lanzador. Cuando logramos tener esa consistencia nos hacemos duraderos en el juego, tiramos más entradas y con eso la oportunidad de ganar mas partidos que se deciden después de la séptima. Muchas personas desconocen que aunque yo sea un lanzador de localización tengo más de cuatro mil entradas lanzadas en mi carrera, por lo cual me siento muy orgullo, pues eso habla de mi consistencia como lanzador. Para ser consistente no se necesita una bola rápida de cien millas, si el lanzar bien sólo dependiera de la fuerza, en estos tiempos habría más ganadores de veinte partidos y más salones de la fama con 300 o más victorias. Este fue un segmento de mi conversación con otro maestro del montículo, quien nos ha demostrado que la fuerza no garantiza la victoria y que la inteligencia pesa igual de ambos lados del montículo. Es gratificante para mi leer sus comentarios sobre lo que escribo y agradezco los mensajes enviados con los cuales me doy una idea de los temas que prefieren. Espero conocer sus opiniones sobre mi conversación con el Sr. Tom Glavine para darles a conocer el resto de esta instructiva charla.Un compañero nos contó, que una de las más grandes superestrellas de la ciudad de Nueva York (quien fue su compañero de cuarto) cuando viajó a los Estados Unidos por primera vez, un día la madre del astro en mención, lo llamó a la habitación y su hijo no estaba. El le contó a su compañero que su madre lo había llamado y que le dejó dicho que por favor no se despegara del teléfono, que ella lo volvería a llamar y se fue dejando a su amigo en la habitación; al volver dos horas mas tarde, le dijeron en el Lobby del hotel que la mamá del jugador había llamado de nuevo buscando a su hijo y que nadie había contestado. Nuestro amigo salió en busca de su compañero y al encontrarlo bañándose en la piscina del hotel le reclamó "oye ¿yo no te dije que tu mamá te dejó dicho que no te despegaras del teléfono? que ella te iba a llamar de nuevo?"
"Si", le respondió él con cara de asombro. "En el lobby me dijeron que ella te llamó de nuevo y que el teléfono sonó y sonó y tu nunca lo levantaste" En ese momento el jugador saliéndose de la piscina apuntó debajo de una silla y enojado respondió "eso es mentira, el teléfono no ha timbrado ni una sola vez! Mira el teléfono ahí donde está, yo lo despegué de la pared y me lo traje para acá".En otra ocasión un compañero de equipo (quien hoy en día muchos de nosotros consideramos el bateador más peligroso en los últimos años en las Ligas Mayores), una vez me pidió que por favor le tradujera en una entrevista que él tenía que dar, ya que la señora le había insistido mucho que quería entrevistarlo acerca de su sorprendente forma de batear.
La señora comenzó diciéndome que le preguntara a mi compañero que ¿Cómo era posible que él le hiciera swing a tantas bolas malas y aun así pudiera ser buen bateador? Cuando yo me preparaba para traducirle la pregunta, él me dijo "dile a ella que si yo fuera selectivo en el plato quizás no fuera el buen bateador que soy" Yo sorprendido por su respuesta le dije "¡Oh, pero tú entiendes! ¿Para que quieres que te traduzca?" Otro compañero latino que pasaba por mi lado al escuchar lo que estaba sucediendo se sumó a la conversación "¡Ah, entonces tú entiendes! A ti lo que te gusta es hacerte el estúpido." El, al ver nuestra reacción alzando los brazos nos dijo "no esperen, no es eso. El inglés yo lo aparo bien, pero donde tengo problemas es para tirarlo."En otra oportunidad, un compañero se me acercó para contarme una preocupación que tenía; decidimos sentarnos a solas para poder hablar con tranquilidad "¿Qué te pasa?" Le pregunté tomando asiento.
"Tengo serios problemas" Comenzó diciéndome "me dijeron en la oficina que cuando venga el próximo año a los entrenamientos de primavera tengo que perder mas de quince kilos" "Bueno, pero habla con el instructor de pesas y dile que te de una dieta bien balanceada y un buen programa de ejercicios" le respondí tratando de buscar una solución. "¡Dieta!" exclamó el enseguida mirando hacia el techo "muchacho, si ahora que mi mujer se fue a dar a luz y yo estoy solo aquí es mucho mas difícil para mi. El otro día después del partido me fui a casa y me puse a ver una película mientras me daba sueño y en lo que miraba la película me comí ochenta alitas de pollo." En ese momento mi compañero bajo la cabeza y continuó diciéndome "ya me da vergüenza con las personas que nos llevan la comida a la habitación cuando jugamos fuera" "¿Por qué?" le pregunté sorprendido. "porque cada vez que yo ordeno es como si fuera para tres personas y cuando llegan con la comida y se dan cuenta que estoy solo en la habitación siempre me dicen que es increíble lo mucho que puedo comer" Yo guardé silencio mientras pensaba que decir, fue entonces cuando él me miró de repente y me dijo "¿sabes lo último que he hecho para evitar la vergüenza? Pues, cuando llegan con la comida y tocan a la puerta, salgo corriendo, entro al baño, abro la ducha y al verlos entrar digo rápidamente ¡mi amor llegó la comida! Para que crean que mi esposa está en el baño".Espero que con el mismo entusiasmo con que los jugadores nos contamos unos a otros estas divertidas historias, con las cuales tratamos de fermentar nuestro respeto y admiración por este deporte y en especial el espíritu del ser humano que pasa por ellas, ustedes también conozcan un poco mas de aquellos hombres que tanto admiran al verlos jugar. Muchos de los cuales son llamados superestrellas, pero ante los ojos de las travesuras de la vida, sólo son hombres que actúan como niños cuando el dinero no da conocimiento y la ignorancia se convierte en un arlequín, kamikaze de nuestra ingenuidad.
"Para mi sería El descubrimiento de América. Estar ahí en Santo Domingo, ver como era mi tierra, con sus indígenas antes de que llegaran los españoles y colonizaran a mi Quisqueya.
Placido Polanco, segunda base de Los Tigres de Detroit."A mi me hubiera gustado estar ahí cuando Moisés y el pueblo de Israel pasaron por en medio del Mar Rojo. Ver cómo Dios hizo esa maravilla con su pueblo, hacerlos pasar por tierra seca en medio del mar.
Mariano Rivera, lanzador de Los Yankees de New York. "No hay duda en mi corazón, de lo que me hubiera gustado haber sido testigo es de la Proclamación de La Emancipación firmada por Abraham Lincoln. Fue un momento de gran importancia para nuestra gente de color, un momento que marcó nuestro mundo" Torii Hunter, jardinero de Los Angelinos de California. "Yo daría lo que fuera por haber estado sentado entre la multitud y escuchar a los pies del señor El Sermón de La Montaña de Jesús de Nazaret" Tony Clark, primera base de Los Diamondbacks de Arizona. "Siendo sincero, no sé si tendría la fuerza para poder presenciarlo, pero yo elegiría La Crucifixión de Jesús. Tom Glavine, lanzador de Los Bravos de Atlanta. "Quizás para muchas personas sea difícil de creer lo que digo, pero para mi sería La Colonización de Venezuela. Francisco Rodríguez, lanzador de Los Angelinos de California. "Para nosotros los Japoneses el perro Shiba Inu es un ícono de nuestro pueblo. Es el único perro de auténtico origen Japonés. Yo pediría estar presente el día de la creación y ver como se concibió el primer Shiba. Ichiro Suzuki, jardinero de Los Marineros de Seattle. "No tengo la menor duda, La Resurrección de Jesús" Brandon Webb, lanzador de Los Diamondbacks de Arizona. "El descubrimiento de América" Julio Lugo, campo corto de Los Medias Rojas de Boston. "Hay tantos que me gustaría elegir, pero sé que hay uno en la historia de nuestro país más impactante y conmovedor que ningún otro y me hubiera gustado estar ahí para verlo, El Asesinato de John F. Kennedy." Chipper Jones, tercera base de Los Bravos de Atlanta. "El fue alguien muy grande para todos nosotros, yo pediría el nacimiento de Roberto Clemente" Ozzie Guillén, manager de Los Medias Blancas de Chicago."El desenvolvimiento de la guerra civil de Los Estados Unidos"
Jeff Francoeur, jardinero de Los Bravos de Atlanta. "La llegada del hombre a la Luna" J.J. Putz, lanzador de Los Marineros de Seattle."Yo siempre he sido un fiel fanático del fútbol americano en especial de Los Vaqueros de Dallas. Me hubiera gustado presenciar El Super Bowl de Hielo, cuando los Vaqueros se enfrentaron a los legendarios Green Bay Packers y su gran entrenador Vince Lombardi en los que todos recuerdan como el más grande y emocionante Super Bowl de todos los tiempos. Ver a Vince caminar por el helado terreno mientras que la densa nevada hacía casi imposible la visibilidad de los jugadores hubiera sido inolvidable.
John Lackey, lanzador de Los Angelinos de California."Yo no creo que tendría el suficiente valor para ver la crucifixión de Jesús, pero si me hubiera gustado escuchar El Sermón de La Montaña."
Scott Hairston, jardinero de Los Padres de San Diego."Hay tantas cosas en las historia del mundo que uno pudiera elegir, pero sin lugar a dudas yo hubiese querido estar en La Resurrección de Jesucristo."
Raúl Ibáñez, jardinero de Los Marineros de Seattle."Creo que mi corazón no puede pensar en otro momento más importante que cuando Pedro caminó sobre las aguas junto a Jesús. Ese es el punto máximo de un cristiano, caminar como lo hizo el señor con tan sólo tener fe y seguir su llamado."
Carlos Peña, primera base de Tampa Rays de Florida.
Se dice que uno de los más grandes anhelos del hombre es crear la máquina del tiempo, y de esa manera poder volver atrás, quizás para remediar sus errores o tan sólo para poder saber qué hay de cierto en la verdad que hoy sabemos.
En cuanto a mí, son tantos mis cuestionamientos y mi búsqueda de los hechos y la realidad, que son incontables los eventos que me hubiera gustado presenciar, aunque siempre habrá uno que despierte más la curiosidad; por eso ahora pienso en las palabras del Poeta de Quisqueya cuando dice "Exalto mi intelecto meditando en la verdad, de que todo es ansiedad entre el cuerpo y el deseo, y que más que pienso hoy veo la magnitud del alma. Sólo encuentro calma cuando miro al infinito y me pierdo como un grito en la densidad del viento, que se va como un lamento si te pienso Jesucristo."
Sandy Koufax no pudo beneficiarse de la operación llamada Tommy John (Getty Images) |
El doctor Lewis Yocum es, en el universo que forma este deporte, a quien los equipos y superestrellas de Grandes Ligas le han confiado, en los momentos más difíciles, los brazos más importantes del béisbol.
S.D.: Dr. Yocum, usted ha ayudado a tanta gente en el mundo de los deportes y ha elevado la medicina deportiva a un nivel impresionante. ¿Si hubiera alguien en el mundo del deporte que a usted le hubiera gustado tener la posibilidad de ayudar y darle otra oportunidad para que pudiera volver a jugar, quién sería?
L.Y.: Es una pregunta un poco difícil de responder ya que hubo tantas estrellas que sus carreras terminaron prematuramente por causa de lesiones. Entre tantas personalidades la primera que me llega a la mente es Sandy Koufax, a quien tuve la oportunidad de conocer una vez a través de un colega en mi oficina. Él tenía unas habilidades increíbles y verlo retirarse tan prematuramente fue una gran pena. Su codo fue lo que en realidad le dio grandes problemas, algo que pasó justamente antes de la era de la cirugía de Tommy John, y él al igual que muchos otros fueron forzados a retirarse por algo que en estos días es operado de manera rutinaria con gran facilidad.
S.D.: Usted ha realizado tantas operaciones a tantos buenos lanzadores y atletas de otras disciplinas. ¿Hubo alguna vez una cirugía a la cual usted se haya dicho a sí mismo que es un milagro que esa persona esté de vuelta en el deporte, pues médicamente sus posibilidades de volver eran completamente remotas?
L. Y.: Siempre que uno ejecuta una operación por sencilla que sea, invariablemente queda una pequeña duda, los jugadores de béisbol por ejemplo, se esfuerzan tanto y se empujan a un nivel extremo por llegar y poder mantenerse en Grandes Ligas, que después que se lesionan hay en ellos una gran presión de regresar a su máxima capacidad de rendimiento y competición. Siempre queda la duda. ¿Qué pasará? ¿Volverá igual? Como médico uno siempre se pregunta cómo saldrá, ya que cada organismo es diferente, cada atleta es diferente aunque la operación sea sencilla.
S.D.: ¿Usted siempre les comenta a los atletas sobre la dificultad de la cirugía y lo que conllevaría la rehabilitación?
L.Y.: Claro que sí. Esa es quizás la parte más importante de todo el programa, el poder explicar al paciente todo por lo que tendría que pasar; muy difícilmente yo opero a alguien sin haberle estudiado antes y haberle explicado las complicaciones del tratamiento de rehabilitación. La cirugía de Tommy John es el mejor ejemplo que se puede dar, ya que si el paciente no está dispuesto a sacrificarse por todo un año para hacer la rehabilitación, de nada le sirve que se haga la cirugía. Muchas veces hemos convencido a muchos de que no se la hagan, pues ya están en el final de sus carreras y dedicarle todo un año a recuperarse sería demasiado para ellos. Otras veces, para mí lo más difícil es decirle a algún jugador que su carrera ya terminó, muchos vienen a mí en busca de la mano mágica que los devuelva a la gloria, pero la realidad es otra. Cuando un jugador pasa de los 35 años de edad, por ejemplo, es muy difícil para ellos regresar luego de una cirugía como esa, pues para cuando terminan el año de rehabilitación y se pueden poner en forma de juego ya estarán cerca de los 40 años. Algunos de estos casos casi siempre han tenido dos o tres operaciones más en su carrera deportiva y el tener que enfrentarse de nuevo a una situación semejante, los lleva, en su mayoría, a renunciar. Pero si el paciente decide hacerse la cirugía y entiende el sacrifico que se necesita, aunque sólo tenga un 5% de probabilidad, uno como médico tiene el deber de operarlo.
S.D.: ¿Usted cree que los lanzadores de complexión física pequeña y buena bola rápida tienden a lastimarse más fácilmente?
L.Y.: Me gustaría poder investigarlo y darme cuenta si es cierto o no. Muchas veces uno mira las estructuras físicas de lanzadores como Mark Lowe y las compara con alguien como Bartolo Colón y nos damos cuenta que no hay una consistencia que indique lo que ellos pueden hacer o cómo pueden lograr tener esa capacidad de rendimiento. Esto se ve muchas veces en el golf cuando una persona como Tiger Woods o Freddy Couples pueden pegarle a la pelota tanto o más lejos que los jugadores de mayor corpulencia. Yo creo en realidad que es más un regalo de Dios que cualquier otra cosa, son personas talentosas que hacen todo lo que pueden con los que Dios les dio.
S.D.: ¿Usted cree que la demanda de los equipos para tener lanzadores con bolas rápidas mucho más potentes causa que muchos de nuestros jóvenes se lesionen al tratar de lanzar más fuerte de lo que en realidad pueden?
L.Y.: Yo creo que cuando un lanzador llega a las mayores ya ha podido entender que no necesita sobretirar la pelota. Este es un nivel de béisbol sumamente fuerte y los lanzadores siempre tienden a desarrollar otro lanzamiento más que la bola rápida para poder permanecer aquí. Hay una cosa que cada buen lanzador de Grandes Ligas debe entender y es que para poder ser efectivo debe perfeccionar su mecánica de lanzar y no sobretirar la pelota.
S.D.: ¿Quiénes son los más probables en lastimarse? ¿Son los lanzadores de fuerza o los de control que lanzan muchas curvas?
L.Y.: Yo creo que ambos; el esfuerzo que hacen estos jugadores para lanzar la pelota por una zona tan estrecha es una demanda física extremadamente fuerte. Hemos visto casos como el de Frank Tanana, quien pasó de ser un pitcher de fuerza a uno de control. Un buen lanzador siempre se adaptará a lanzar con lo que tenga para poder subsistir.
S.D.: La ciencia ficción siempre ha albergado un espacio en las mentes de los amantes de este deporte. ¿Cree usted que con los adelantos médicos llegará el día en el que un jugador llegue a tener un brazo biónico?
L.Y.: Por más difícil que parezca yo creo que nunca los brazos biónicos serán aceptados en el béisbol. Varias veces han llegado personas a mi oficina pidiendo que les pongan el brazo biónico del Dr. Frank Jobe, quien fue el creador de la operación de Tommy John, pues buscan una segunda oportunidad en el béisbol. Yo he podido, a través de esta operación, devolverles la oportunidad de volver a jugar; no es un brazo biónico pero les devuelve la salud física que necesitan para regresar al campo. He tenido muchas veces que explicarles a los scouts y a los asistentes médicos de los equipos que cuando a un lanzador se le hace una operación de Tommy John eso no quiere decir que obtendrán una bola rápida mas potente luego de la rehabilitación, es tan sólo que volverán a tener su salud física 100% y eso los llevará a poder seguir su desarrollo como lanzadores.
Quiero expresar mi agradecimiento a la reportera Shannon Drayer por hacer posible que mis preguntas llegaran hasta el doctor Yocum y haber conocido algunos de los criterios médicos de ese gran doctor, quien nos ha devuelto a muchos de nosotros la oportunidad de volver a este deporte que todos amamos y que pocos entendemos su complejidad y mística.