Sandy Koufax no pudo beneficiarse de la operación llamada Tommy John (Getty Images) |
El doctor Lewis Yocum es, en el universo que forma este deporte, a quien los equipos y superestrellas de Grandes Ligas le han confiado, en los momentos más difíciles, los brazos más importantes del béisbol.
S.D.: Dr. Yocum, usted ha ayudado a tanta gente en el mundo de los deportes y ha elevado la medicina deportiva a un nivel impresionante. ¿Si hubiera alguien en el mundo del deporte que a usted le hubiera gustado tener la posibilidad de ayudar y darle otra oportunidad para que pudiera volver a jugar, quién sería?
L.Y.: Es una pregunta un poco difícil de responder ya que hubo tantas estrellas que sus carreras terminaron prematuramente por causa de lesiones. Entre tantas personalidades la primera que me llega a la mente es Sandy Koufax, a quien tuve la oportunidad de conocer una vez a través de un colega en mi oficina. Él tenía unas habilidades increíbles y verlo retirarse tan prematuramente fue una gran pena. Su codo fue lo que en realidad le dio grandes problemas, algo que pasó justamente antes de la era de la cirugía de Tommy John, y él al igual que muchos otros fueron forzados a retirarse por algo que en estos días es operado de manera rutinaria con gran facilidad.
S.D.: Usted ha realizado tantas operaciones a tantos buenos lanzadores y atletas de otras disciplinas. ¿Hubo alguna vez una cirugía a la cual usted se haya dicho a sí mismo que es un milagro que esa persona esté de vuelta en el deporte, pues médicamente sus posibilidades de volver eran completamente remotas?
L. Y.: Siempre que uno ejecuta una operación por sencilla que sea, invariablemente queda una pequeña duda, los jugadores de béisbol por ejemplo, se esfuerzan tanto y se empujan a un nivel extremo por llegar y poder mantenerse en Grandes Ligas, que después que se lesionan hay en ellos una gran presión de regresar a su máxima capacidad de rendimiento y competición. Siempre queda la duda. ¿Qué pasará? ¿Volverá igual? Como médico uno siempre se pregunta cómo saldrá, ya que cada organismo es diferente, cada atleta es diferente aunque la operación sea sencilla.
S.D.: ¿Usted siempre les comenta a los atletas sobre la dificultad de la cirugía y lo que conllevaría la rehabilitación?
L.Y.: Claro que sí. Esa es quizás la parte más importante de todo el programa, el poder explicar al paciente todo por lo que tendría que pasar; muy difícilmente yo opero a alguien sin haberle estudiado antes y haberle explicado las complicaciones del tratamiento de rehabilitación. La cirugía de Tommy John es el mejor ejemplo que se puede dar, ya que si el paciente no está dispuesto a sacrificarse por todo un año para hacer la rehabilitación, de nada le sirve que se haga la cirugía. Muchas veces hemos convencido a muchos de que no se la hagan, pues ya están en el final de sus carreras y dedicarle todo un año a recuperarse sería demasiado para ellos. Otras veces, para mí lo más difícil es decirle a algún jugador que su carrera ya terminó, muchos vienen a mí en busca de la mano mágica que los devuelva a la gloria, pero la realidad es otra. Cuando un jugador pasa de los 35 años de edad, por ejemplo, es muy difícil para ellos regresar luego de una cirugía como esa, pues para cuando terminan el año de rehabilitación y se pueden poner en forma de juego ya estarán cerca de los 40 años. Algunos de estos casos casi siempre han tenido dos o tres operaciones más en su carrera deportiva y el tener que enfrentarse de nuevo a una situación semejante, los lleva, en su mayoría, a renunciar. Pero si el paciente decide hacerse la cirugía y entiende el sacrifico que se necesita, aunque sólo tenga un 5% de probabilidad, uno como médico tiene el deber de operarlo.
S.D.: ¿Usted cree que los lanzadores de complexión física pequeña y buena bola rápida tienden a lastimarse más fácilmente?
L.Y.: Me gustaría poder investigarlo y darme cuenta si es cierto o no. Muchas veces uno mira las estructuras físicas de lanzadores como Mark Lowe y las compara con alguien como Bartolo Colón y nos damos cuenta que no hay una consistencia que indique lo que ellos pueden hacer o cómo pueden lograr tener esa capacidad de rendimiento. Esto se ve muchas veces en el golf cuando una persona como Tiger Woods o Freddy Couples pueden pegarle a la pelota tanto o más lejos que los jugadores de mayor corpulencia. Yo creo en realidad que es más un regalo de Dios que cualquier otra cosa, son personas talentosas que hacen todo lo que pueden con los que Dios les dio.
S.D.: ¿Usted cree que la demanda de los equipos para tener lanzadores con bolas rápidas mucho más potentes causa que muchos de nuestros jóvenes se lesionen al tratar de lanzar más fuerte de lo que en realidad pueden?
L.Y.: Yo creo que cuando un lanzador llega a las mayores ya ha podido entender que no necesita sobretirar la pelota. Este es un nivel de béisbol sumamente fuerte y los lanzadores siempre tienden a desarrollar otro lanzamiento más que la bola rápida para poder permanecer aquí. Hay una cosa que cada buen lanzador de Grandes Ligas debe entender y es que para poder ser efectivo debe perfeccionar su mecánica de lanzar y no sobretirar la pelota.
S.D.: ¿Quiénes son los más probables en lastimarse? ¿Son los lanzadores de fuerza o los de control que lanzan muchas curvas?
L.Y.: Yo creo que ambos; el esfuerzo que hacen estos jugadores para lanzar la pelota por una zona tan estrecha es una demanda física extremadamente fuerte. Hemos visto casos como el de Frank Tanana, quien pasó de ser un pitcher de fuerza a uno de control. Un buen lanzador siempre se adaptará a lanzar con lo que tenga para poder subsistir.
S.D.: La ciencia ficción siempre ha albergado un espacio en las mentes de los amantes de este deporte. ¿Cree usted que con los adelantos médicos llegará el día en el que un jugador llegue a tener un brazo biónico?
L.Y.: Por más difícil que parezca yo creo que nunca los brazos biónicos serán aceptados en el béisbol. Varias veces han llegado personas a mi oficina pidiendo que les pongan el brazo biónico del Dr. Frank Jobe, quien fue el creador de la operación de Tommy John, pues buscan una segunda oportunidad en el béisbol. Yo he podido, a través de esta operación, devolverles la oportunidad de volver a jugar; no es un brazo biónico pero les devuelve la salud física que necesitan para regresar al campo. He tenido muchas veces que explicarles a los scouts y a los asistentes médicos de los equipos que cuando a un lanzador se le hace una operación de Tommy John eso no quiere decir que obtendrán una bola rápida mas potente luego de la rehabilitación, es tan sólo que volverán a tener su salud física 100% y eso los llevará a poder seguir su desarrollo como lanzadores.
Quiero expresar mi agradecimiento a la reportera Shannon Drayer por hacer posible que mis preguntas llegaran hasta el doctor Yocum y haber conocido algunos de los criterios médicos de ese gran doctor, quien nos ha devuelto a muchos de nosotros la oportunidad de volver a este deporte que todos amamos y que pocos entendemos su complejidad y mística.
Al paso de varios días, El Todopoderoso mandó de nuevo al ángel a la tierra diciéndole "ve y observa y dime como está. El ángel estuvo tres días y cuando volvió Dios le preguntó "¿Y ahora cómo está?" El mensajero celestial llorando bajó sus alas y escondiendo el rostro le respondió que todo estaba mal, que reinaba la maldad y la destrucción, que los hombres se lastimaban entre si, que todo estaba descuidado y que nadie se apiadaba de nadie. "Aún está mal" le respondió el Señor bajando también su rostro.
Varios días más tarde el Creador le pidió de nuevo al mismo ángel que bajara a la tierra por tercera vez y que observara nuevamente, al cabo de tres días regresó el enviado y se presentó ante el señor y Dios le preguntó "¿Y ahora como está?" El emisario divino se puso las manos sobre la cabeza y respondió "¡ahora está vuelto todo una locura, en una esquina unos ríen, mas en la otra, otros lloran. Varios se aman y se protegen, otros se odian y se lastiman, unos quieren trabajar y los otros no quieren hacer nada. En ese momento cuenta la historia que los ojos del señor se llenaron de luz y en su rostro se reflejó una hermosa sonrisa "¡Ahora si esta bien!" El ángel sorprendido por la respuesta, mirando al Altísimo le preguntó -- ¿Por qué dices eso mi señor, si todo está en discordancia? Cuenta la historia que Dios lo miró con dulzura y contestó "porque un mundo para ser mundo de todo debe tener".Para sorpresa de muchos de ustedes, el mundo del béisbol esconde una amalgama de personalidades y de historias que se entretejen entre los hilos de la hermandad, hilos que sólo la necesidad de un consejo y la amabilidad de un alma noble puede hacerlos más fuertes al momento de revelar nuestros pasados a un corazón rebelde que se pierde en su propia opinión.
-"Pana no hagas eso" le dijo un compañero a otro al escucharlo decir que lo dejaría todo y volvería a su país. "sé que estás decepcionado porque el manager no te pone a jugar, pero no dejes que eso te desaliente."
"Tú lo dices porque eres prospecto y es fácil para ti decirlo" "Si es cierto que ahora soy prospecto, pero yo estuve a punto de perderlo todo por tener mala actitud"El otro jugador se quedó sorprendido tras aquella respuesta y perplejo esperó por el final del comentario.
"Yo era un malandro muy malo cuando era jovencito, formaba parte de una pandilla y siempre estaba metido en líos. Cuando empecé a jugar béisbol mi vida cambió mucho, me firmaron por una muy buena cantidad de dinero y empecé a tener muchos amigos, yo me creía el rey del mundo. Una vez me suspendieron por pelearme con un entrenador y me mandaron a casa; yo aun tenía amigos de mi pandilla que andaban conmigo cuando iba de vuelta a mi país." En ese momento el jugador se levantó la camiseta y enseñando una inmensa cicatriz que tenía en el pecho dijo. "esa cicatriz es de una operación que me hicieron de emergencia, luego de una sobredosis por cocaína. Yo no estoy muerto porque Dios es grande" el jugador hizo una leve pausa y terminó diciéndole "no tires al abismo tu carrera como casi lo hice yo aquella vez, este deporte nos ha dado a muchos la oportunidad de ser alguien en la vida de una forma sana y legal, sin tener que ir a la escuela, no desistas de tus sueños por la maldad o ignorancia de algunos y lo más importante, nunca les des una razón para que puedan deshacerse de ti.
"Tu eres una persona extraña", le decía un novato en una ocasión a uno de los veteranos de su equipo, al verlo llegar con su brazo enyesado al cuarto de los masajistas para recibir tratamientos de terapia. "¿Por qué dices eso?" Le preguntó el veterano sonriendo; "porque aunque te lastimaste tu brazo de lanzar y es posible que no vuelvas a tirar una pelota jamás en tu vida, siempre estás sonriendo".
El jugador veterano se acercó a él y le dijo "¿sabes que? Cuando yo tenía diecisiete años firmé para jugar béisbol profesional, era un niño, nunca había dejado mi hogar por más de una semana y eso era sólo cuando iba a visitar a mis primos al otro lado de nuestro país. Cuando tuve que quedarme por todo un mes en el complejo del equipo lloraba todas las noches, quería irme a casa"."¿¡Tú estás jugando!?" Le preguntó el joven.
"No, es la pura verdad, yo era hijo de una familia de clase media y mis padres ganaban buen salario. Iba a la escuela en la mañana y en la noche iba a un instituto a tomar clases de inglés. Yo venía de una familia muy respetuosa, mis padres eran muy rígidos y nos tenían toque de queda a las diez de la noche a mis hermanos y a mi" En ese momento sentándose a su lado, continúo "Cuando vine por primera vez a los Estados Unidos la cosa fue peor para mí, muchos de los entrenadores me tenían mala voluntad porque decían que yo era un hijo de papi y mami y que para mi todo en la vida me era fácil. Pasé mucha discriminación, sólo porque no era como el resto de nuestros jugadores latinos.
"¿Te discriminaban por ser diferente y no ser hijo de padres pobres?"El veterano le puso la mano en el hombro y terminó "con el tiempo te darás cuenta que el racismo no es sólo contra el color de piel, hay gente que te despreciará por el simple hecho de que seas más fuerte o más inteligente que ellos.
Yo le debo mucho al béisbol, pues me enseñó a ser un hombre, a pesar de las vicisitudes que he tenido que pasar, he aprendido mucho de la vida, quizás por eso hoy no me asusta lo incierto ni le temo a lo desconocido".
Una vez en la serie del caribe del 2005 en Mazatlán, Sinaloa, en México, un compañero abriendo los brazos y mirando hacía el cielo le escuché gritar "¡Gracias Dios mío!" yo le pregunté el porque estaba tan agradecido si llevábamos dos días sin jugar por las lluvias y él me contestó que acababa de firmar su primer contrato millonario, "que bueno, te felicito" le dije estrechándole la mano "tú no me entiendes Miggy, yo tengo que darle gracias a Dios por estar hoy, donde estoy, siempre creí que para esta fecha yo iba a estar muerto o en prisión".
¿Por qué dices eso? Le pregunté de inmediato.
"Cuando nací mi mamá me regaló, nunca conocí a mi padre. La señora que me tomó era una anciana y la pobre viejita me crió como pudo, cuando tenía doce años pertenecía a una pandilla de ladrones nocturnos que robábamos electrodomésticos de las tiendas. Un día la señora que me crió quedó ciega y eso fue lo que cambió mi vida, la miré y me pregunté a mi mismo ¿Quién cuidará de ella si me pasa algo? ¿Si me arrestan? Fue entonces cuando decidí hacer algo con mi vida; comencé a jugar béisbol y a trabajar en lo que encontrara en la calle para ganar dinero." En ese instante yo no supe que hacer, el parecía pensar mientras yo lo miraba en silencio, luego con sus ojos humedecidos y con un rictus que parecía una sonrisa rota, agregó "ahora por lo menos aunque ella nunca lo llegue a ver por su ceguera, con este dinero que ahora recibiré podré darle todo lo que siempre quise. Jamás podré pagarle lo que ella hizo por mi, pero por lo menos le haré ver que su esfuerzo no fue en vano".
En nuestras vidas, en el ir y venir como jugadores, profesionales, hermanos, amigos, escuchamos anécdotas, vivimos experiencias de todo tipo, encontramos seres humanos únicos de quienes aprendemos a ser mejores y otros no tanto de los que también aprendemos lo que no debemos hacer. En este relato hay historias sin nombres, pero el propósito de ellas no es saber quien las vivió, sino como las vivió y el ejemplo que nos han dejado.
Facundo Cabral dijo una vez "que este mundo a pesar de tanto homicida y tanto suicida seguía siendo un paraíso" Luego de veinte años en el béisbol profesional y escuchar y ver tantas historias que han podido solidificar mi fe tanto en lo divino como en los seres humanos hoy me doy el derecho a decir "por tu mundo, por tu maravilloso mundo y tu bella gente ¡gracias mi amado señor!
R.A. Dickey y su bola de nudillo llaman la atención en Seattle (Getty Images) |
"Si lo sé", le respondió él mientras se quitaba el casco y dejaba caer el bate en el suelo abatido "¿Qué es lo que te pasa? Tú eres demasiado bueno para que estés jugando como lo has hecho últimamente" le cuestionó su compañero poniéndole la mano en hombro. El estelar jugador bajando la cabeza le respondió "mi hijo tiene diez días en el hospital y cada día está peor. Según el doctor la cosa no parece ser nada buena."
"¡Lo siento mucho ¿Por qué no nos habías dicho nada?!
"Nadie lo sabe, no le he dicho nada al manager tampoco para que no se enteren en la prensa y hagan noticia con ello. Yo sé que no estoy bateando bien, pero es que no me puedo concentrar sabiendo que mi hijo está tan enfermo; todo el mundo piensa que es que estoy teniendo una mala racha, pero como puedo jugar bien sabiendo que mi hijo está tan mal." Ambos miraron hacía el terreno de juego mientras guardaban silencio por un instante "¿Y qué es lo que vas a hacer?, porque tú no puedes seguir jugando de esa manera?, ya la prensa está hablando muy mal de ti.
"No lo sé, yo solo quiero irme al hospital"
Batista: No todo es lo que parece(Getty Images) |
Según me cuentan, el hijo del primer jugador terminó teniendo un extraño caso de asma que luego de un arduo tratamiento se le pudo controlar; él acabó teniendo la peor campaña de su carrera hasta el momento. El segundo aún sigue con su esposa y está teniendo una excelente temporada, pero hasta el momento no han podido conseguir su sueño de concebir su primer hijo. El último terminó tercero en votos para el jugador más valioso de ese año, pero su equipo no llegó a la postemporada. Lo bueno es que sus padres se enteraron de lo que estaba pasando con su hijo y decidieron ir a un consejero familiar para tratar de mejorar la situación.
Hay historias en nuestro mundo que nos hacen recapacitar y pensar que a pesar de los laureles y el éxito, como el tíitulo de la famosa novela, es cierto que los ricos también lloran.Miguel Batista con Bert Blyleven (Cortesía Ben Van Houte) |
Mi invitado es alguien por quien siento un gran aprecio como profesional; pues desde que lo conozco siempre he pensado que es una de las más promitentes voces de esta nueva era: el señor Víctor Rojas.
Buscando un cómodo lugar donde pudiéramos escapar del enorme calor y del bullicio que colmaba los túneles del estadio, tomamos asiento en una pequeña mesa fuera de los camerinos. Allí lo miré fijamente y plasmé mi primera pregunta:Víctor Rojas (Foto cortesía de los Vigilantes de Texas) |
-Yo creo que poder seguir el mismo sendero de nuestro padre es algo maravilloso, ya que si uno decide hacerlo, eso quiere decir que la imagen de ese padre ocupa un lugar muy especial en nuestras vidas y que nos gustaría imitarlo -me respondió con una tímida sonrisa-. En el caso mío no es así, yo siempre quise jugar béisbol como mi padre, nosotros éramos cuatro hermanos y tres llegamos a jugar en las Menores, pero tú sabes como es este juego, que si no tienes las habilidades necesarias para pasar a un nivel más alto, tienes que volver a la universidad o buscarte otro trabajo y eso fue lo que hice. -Tú tienes un trabajo muy interesante y a mi parecer más difícil en muchos sentidos que ser un jugador de béisbol, ya que necesitas ser creativo, espontáneo, concebir un estilo propio, en pocas palabras ser único en tu género...
-Ese es quizás el desafío más grande de esta profesión, ya que si tratas de imitar a alguien la gente se dará cuenta y empezará a decir que te escuchas como Dave Niehaus en Seattle o como fue Harry Caray en Chicago (Q.E.P.D) por ejemplo y ahí está la belleza de este oficio, tienes que crearte a ti mismo.
A mí me costó mucho tiempo encontrarme, tener ese punto indiscutible que me hiciera diferente. Antes de trabajar en la radio yo trabajé comentando football y hockey, pero sabía que me hacía falta un pequeño ingrediente, el que le diera la chispa de magia a mi voz para lograr llegarle a la gente como yo quería.
Un día mi padre se me acercó y me dijo que yo tenía buen conocimiento sobre béisbol y que poseía la voz para describirlo, que tratara el béisbol; lo pensé y en el año 2001 me decidí a hacerlo y fui contratado por los Newark Bears donde me dieron mi primera oportunidad. Después de dos años tuve la fortuna de ir a Los Diamantes de Arizona y ahora aquí con Los Rancheros de Texas.
Es un sentimiento muy especial el poder hacer este trabajo a este nivel, ya que sólo estamos dos en este negocio, comentando en Grandes Ligas y que somos hijos de ex jugadores, el hijo de Don Sutton y yo. -Víctor, alguien me contó una vez que ustedes al igual que cualquier otro deportista, tienen que practicar día tras día, que tienen que refinarse y refinarse hasta llegar a la perfección.
-Eso es muy cierto, muchos de nosotros practicamos diariamente; cuando creo que hice algo mal en una de las entradas, desde que llego a casa escucho la grabación y busco la manera de poder hacerlo mejor. Nosotros los comentaristas somos nuestros peores críticos, muchas veces pensamos que algo de lo que dijimos estuvo pésimo y luego de revisar la grabación nos damos cuenta de que no era tan malo como habíamos pensado.
Algo que es importante en este trabajo es que para llegar a ser bueno en esta profesión debes escuchar a los expertos y aprender de ellos, tienes que escuchar a los viejos maestros para ver cómo esa generación imprime sus huellas en estos días. Los escuchas y te comparas con ellos para ver qué te falta. Yo sólo tengo 40 años de edad y cinco años en este oficio y es tanto lo que se puede aprender... -En estos tiempos con el argumento de que debes estar políticamente correcto en los comentarios no dejan lugar a la creatividad de los comentaristas para que decoren el juego con la belleza que se hacía en el pasado, cuando los narradores tenían sobrenombres para los jugadores, cuando un estilo ortodoxo arrastraba las masas de oyentes porque era diferente. ¿A qué crees que se deba todo esto?
-Los comentaristas de ahora estamos creciendo en un mercado totalmente distinto, los métodos de información son tan adelantados en esta época, la forma en que vendes el juego es tan diferente, no dispones de mucho tiempo para relacionar lo que estás viendo con el pasado ya que tienes que cumplir con los requisitos de los inversionistas.
La gente cada día quiere la información mucho más rápida y con los adelantos de Internet la información está a un sólo toque de los dedos. Pero el hecho de que aún la radio exista en este deporte deja lugar para pintar el panorama a través de la audición, en la televisión puedes dejar que las imágenes hablen por sí mismas y te salvas de describir muchas cosas. En la radio tienes que pintar en la mente del oyente la realidad del partido, debes describir la hermosura de un batazo bien conectado, la agilidad de una buena jugada.
La controversia de estar políticamente correcto en los comentarios ha venido por los incidentes que han sucedido en la televisión, donde los medios tienen que actuar de una forma hipersensible sobre lo que se enseña y se dice en ellos, para no afectar al público. -Algo que hace tu trabajo especial es que muchos de ustedes marcan los tiempos, se convierten en las voces de nuestras eras, los iconos radiales que nos hacen vivir las emociones del juego a través de sus voces y que a muchos de nosotros en nuestra juventud nos hacen adictos a la magia de este deporte.
-Por eso es que creo que es importante que los comentaristas tengan la posibilidad de poder decir lo que sienten. En este oficio hay personajes que pueden elevar este juego hasta su más alto escalafón, al tener la libertad de poder decir lo que piensan como Marty Brennaman en Cincinnati quien es el mejor de los ejemplos, bien o mal o quizás indiferente para muchas personas, él es la voz que identifica a los Rojos de una manera sincera y profunda.
En el pasado había un puente que unía a los comentaristas y los periodistas con los jugadores, la prensa viajaba con el equipo y eso nos daba la libertad de poder crear esos apodos magníficos que marcaban la identidad de los jugadores ¡El Pingüino, El pez Gato, El Bambino, El Expreso! Nombres que llenaban los espacios vacíos. En estos días entre turno y turno al bate hay un comercial que anunciar, muchas veces detrás de cada swing del bateador hay un espacio vendido que hay que cumplir: "este cambio de lanzador es patrocinado por... O, no batee de foul...". Antes no había tanta responsabilidad de llenar los patrocinios y había más tiempo para conectar las historias. Hoy, hay más de una persona narrando el partido, está el analista y comentarista y el tiempo es dividido.
Este es el único deporte que en muchos aspectos fue hecho para la radio, el reloj no importa, puedes tomarte tu tiempo para describir algo muchas veces, algo que no puedes hacer en Football o en Hockey. Esperé el momento oportuno y estudiando sus palabras lo puse contra la espada y la pared: -Dicen que el sueño de cada comentarista es tener la frase correcta para cuando se encuentra con la historia ¿hay algún momento que te hubiera gustado tener la oportunidad de presenciar y comentar? ¿Algún instante donde haya sido tu frase, tu dicho, que haya estampado una gran hazaña? ¿Como el cuadrangular número 60 de Babe Ruth o el séptimo juego sin hit de Nolan Ryan? Sus ojos parecían encogerse detrás de sus espejuelos mientras sonreía, bajó la mirada y por un momento pensé verlo sumergirse en un mar de recuerdos: -Si tuviera que elegir un momento del pasado creo que sería el juego de estrellas del 73 cuando mi padre salió de emergente en Atlanta y pegó un cuadrangular. ¡Era mi padre y su batazo puso a la Liga Americana arriba en la anotación en la octava entrada!
No creo que uno nunca pueda planear cuáles serían las palabras correctas cuando algo de esa magnitud sucede. Yo tuve la oportunidad de narrar el cuadrangular 600 de Sammy Sosa, el cual fue contra Los Cachorros y Jason Marquis quien usa el número 21, el mismo número de Sammy y el que hizo tan famoso en Chicago. Fue un momento importante para los latinoamericanos. El público me pregunta si yo había practicado lo que dije en ese momento, y les respondo que no, que yo dejo que la ocasión dicte las emociones y las palabras. Yo no vivo pensando que quiero ser el que marque la historia o llegar al salón de la fama como comentarista. Amo el juego y me pagan por verlo y describírselo a la gente; mi trabajo es ser los ojos de los que no pueden presenciar el momento y eso es una bendición para mí. -¿Crees que tu padre al escucharte por la radio o cuando alguien le comenta que te oyó siente el mismo orgullo que si fueras jugador?
-Yo pienso que sí, nuestro padre nunca nos dijo a ninguno de sus hijos "¡Yo quiero que jueguen béisbol!". Nosotros lo hicimos porque era el mundo en donde crecimos. Por 17 años de carrera de nuestro padre fuimos al estadio y mirábamos las prácticas y luego el juego, esa era nuestra vida.
El nunca nos forzó a ser como él. Ahora él es comentarista de Los Marlins de La Florida y espero que de un modo u otro yo pueda ser su héroe como él lo ha sido para mí toda mi vida.
David Ortiz señala al cielo tras dar jonrón (AP) |
Mark Lowe tuvo una lesión fuerte (Getty) |
-Yo tenía ya varios días sintiendo un fuerte dolor en mi brazo de lanzar y cada día éste parecía crecer más-. Fueron sus primeras palabras mientras bajaba el rostro reviviendo como destellos los detalles de aquel momento. -Al comenzar a calentar era cuando más sentía dolor, luego que estaba caliente el sufrimiento desaparecía. Un día, mientras jugábamos contra los Angelinos llegó hasta el punto que se me inflamó el brazo, después que me sacaron del partido, porque no podía terminar mis lanzamientos, fui a ducharme y fue ahí que no pude levantar la mano por encima de mi cabeza. Lo vi levantar la mirada y un extraño sentimiento dominaba su semblante, traté de disimular la impresión que había causado en mí y le dije: -Apenas tenías tres semanas en Las Mayores y te lesionaste. ¿Qué sucedió entonces?
-Cuando me enviaron al doctor, él me dijo que lo que me pasaba no era algo pequeño, que el tejido cartilaginoso del hueso radio, el cual se encuentra en la parte exterior del antebrazo se había desprendido por completo, que la razón por la cual yo sentía tanto dolor era que al no tener cartílago, se estaba rozando hueso con hueso. El doctor se me acercó y mirándome a los ojos me puso la mano en el hombro y me dijo 'muchacho, es una lástima, pero trata de estar lo más que puedas en la lista de lesionados para que puedas sacar un poco de dinero, porque las posibilidades de que puedas lanzar otra vez, son alrededor de un 30 por ciento y la verdad, puede ser que no vuelvas a tirar una pelota nunca mas'. Mark hizo una pequeña pausa y juntando las manos volteó a verme: "Fue un día muy triste para mí, pensé en todo lo que el doctor me había dicho, pero no quise aceptar esa verdad, ¡yo quería seguir jugando béisbol! No me importaba si ya no volvía a lanzar alrededor de las 100 mph, yo quería seguir viviendo mi sueño de jugar pelota". La operación de Mark fue algo muy delicado, me comentó nuestro jefe de asistentes médicos, Rick Griffin, "es casi un milagro que aún pueda lanzar. Nunca pensamos que el problema fuera tan grave, ya que aunque él se quejaba del dolor, nunca perdió la velocidad en su bola rápida. "El doctor hizo pequeñas perforaciones en el hueso para que saliera sangre y sustancia interna, luego esa sustancia se dejó solidificar sobre el área formando una pequeña membrana, días después volvieron a perforar y repitieron el procedimiento hasta que aquella sustancia fue tomando espesor y formó una especie de cartílago suplente". "Mark era en ese tiempo uno de los más grandes prospectos de Los Marineros", me comentó alguna vez la reportera oficial del equipo, Shannon Drayer. "Era algo impresionante de ver, 23 años de edad con una bola rápida que muchas veces llegaba a las 102 mph y un slider entre las 93 y las 94 millas". -Mark, tú tenías 23 años de edad cuando ésto te sucedió, acababas de llegar a las Grandes Ligas y te enfrentas a esta situación. ¿No sentiste rabia por todo aquello? Dios te concedió tu sueño y al siguiente mes te lo quitó por completo, ¿Te enojaste con Dios?
-¡No, en ningún momento culpé a Dios o me enojé con él! ¿Por qué había de hacerlo?, me respondió rápidamente mientras se ceñían sus facciones. -El me concedió mi sueño, el llegar a las Mayores. El cumplió con su parte ¡él me trajo hasta aquí! Yo lo que nunca pensé que sería por tan poco tiempo. Eso no fue culpa de Dios, el béisbol es así, podemos perderlo todo en un lanzamiento, en un swing del bate, en un sólo día, en un instante. Eso es la vida. -¿Cómo fue la rehabilitación? Tú decidiste no hacerle caso a lo que te habían dicho y trataste de vencer las expectativas.
-La rehabilitación fue dolorosa, pero desde el primer día me dije a mi mismo que volvería a lanzar aunque me matara el dolor o tuviera que tomar inyecciones de cortisona cada tres días. Estaba decidido a intentarlo todo para volver a lanzar hasta que ellos me dijeran que ya era imposible. Este año en los campos de entrenamientos todos estaban sorprendidos de lo bien que estaba lanzando, pero tenían el temor, que como el año pasado, no pudiera tirar día tras día y volviera a lastimarme. Me decidí a ir a las Ligas Menores y demostrarle a este equipo que yo estaba listo para volver a lanzar; un día más en Las Grandes Ligas, eso era todo lo que yo pedía. -Esta vez respiré profundamente y me decidí a golpearlo con lo que consideré mi más fuerte pregunta: ¿Si tuvieras la oportunidad de cambiar algo de todo lo que pasó, lo harías?
-¡No, ni la más mínima cosa; pediría que todo sucediera de la misma forma! Quizás muchas personas no aceptarían lo que estoy diciendo, pero cuando pase el tiempo estoy seguro que me daré cuenta de que ésto, quizás sea lo mejor que me haya pasado en toda mi vida, cambió mis perspectivas, no tan sólo sobre el béisbol, sino de la vida y todo cuanto me rodea. -Muchas personas toman las caídas en el camino de la vida como un fracaso, yo no, ese mal momento en mi existencia me sirvió de mucho, ahora valoro mi carrera como muy pocas personas lo harían. No hay un día que pase que no le dé gracias a Dios por estar aquí, ya que médicamente era casi imposible que volviera a lanzar. Ahora me siento una persona más fuerte, más preparado para mi destino y mucho más agradecido por la oportunidad que aún tengo". Al verlo levantarse del sofá tuve que aceptar que mi opinión sobre este jovencito había cambiado, su coraje, su idealismo ante las situaciones vividas, abrieron una grieta en mi pensar. En este deporte, hoy eres un ídolo, un héroe, un gran prospecto y en un minuto todo se puede venir abajo, se pueden destruir las esperanzas y los sueños, es aquí cuando recuerdo una frase de Abraham Lincoln, quien dijo: "Un hombre no está vencido cuando se cae, sino cuando se rinde"; mas ésta vez puedo comprobar, lo que una vez aprendí de los indígenas de los Estados Unidos "No hay nada más grande y más fuerte en la vida que el espíritu del hombre".
-¿Qué es un súper prospecto? Le preguntó el niño con la mayor inocencia.
-Eso es un jugador que tiene un increíble potencial y que todo el mundo cree que llegará a ser una súper estrella algún día.
-¡Pero si tú estabas jugando bien. ¿Por qué no mandan a otro a la banca? ¿Por qué a ti? ¡Eso no es justo! Mi compañero miró a su hijo con una sonrisa amarga, parpadeó varias veces y luego de darle un beso en los cabellos, sus ojos se le humedecieron. -Sí, lo sé, pero esa es la realidad de la vida, muchas veces los que no nacimos para ser estrellas tenemos que hacernos a un lado para dejar pasar el futuro. Yo cerré los ojos y sentí que se me quebraba el corazón, aquella escena de padre e hijo dejó una huella muy grande en mí. Aún recuerdo que mi compañero abrazaba a su hijo con la mirada perdida en el horizonte, mientras que un doloroso silencio cubría la atmósfera. Varias semanas después mi compañero salió a batear de emergente por nuestro lanzador en la séptima entrada, luego de un conteo de dos y dos vimos como él recortaba su bate; todos pensábamos que buscaba la forma de chocar la pelota y únicamente ponerla en juego, pero sólo Dios sabía qué tan lejos de la realidad estábamos. El lanzador trató de sorprenderlo con una recta adentro lo que terminó siendo uno de los cuadrangulares más largos que hayamos visto por el jardín izquierdo. Al día siguiente en el periódico local de la ciudad donde jugábamos, en la sección de deportes se hallaba la fotografía de mi compañero con su brazo levantado hacia el cielo al pasar por la primera base. Y abajo un comentario de nuestro manager que decía: "El no es el más grande, sólo el mejor". Cuando nuestro compañero llegó al clubhouse notó como muchos de nosotros (quienes sabíamos que había sido injusto lo que nuestro equipo estaba haciendo con él) lo miramos con sentida admiración; él se acercó a mí, susurrándome me preguntó qué pasaba, yo tomé el periódico y le dije: "Mira lo que nuestro manager dice de ti". Después de leer el encabezado alzó sus ojos y entendiendo por qué todos nosotros sentíamos un gran respeto por él, comenzó a llorar. La pasada semana, mientras jugábamos contra Los Bravos de Atlanta, me encontré con un amigo que teníamos en común y le pregunté qué había sido de mi antiguo compañero y me contó que trabajaba en una agencia de vehículos como vendedor de autos en una pequeña ciudad de Georgia, que su hijo había estudiado derecho y que trabajaba en un lujoso bufete de abogados. -¿Qué raro?, le dije. -Yo siempre pensé que él sería jugador de béisbol al igual que su padre.
-El sólo jugó béisbol en la escuela y en la universidad, era sumamente bueno.
-Fue drafteado varias veces pero nunca quiso jugar como profesional. De hecho, alguien me dijo alguna vez que le guardaba resentimiento al béisbol por lo mucho que sufrió su padre. ¿Pero sabes qué? En su oficina tiene enmarcado aquel recorte de periódico en donde su padre pegó aquel gran batazo.
Luego de escuchar las palabras de nuestro amigo sentí un extraño sentimiento de nostalgia al ver la forma en que había terminado aquella dolorosa historia, y me pregunté, hace varios días, mientras celebrábamos el día de los padres cuántas veces en nuestras vidas nuestros padres han hecho algo que ha trazado nuestro destino o cambiado nuestros deseos de vivir.
Quizás ellos nunca se den cuenta de qué manera o ímpetu pueden marcarnos con sus decisiones o coraje al luchar ante la vida, pero como pueden ver, no todo es hermoso en el mundo del béisbol, porque aunque muchos se protejan detrás del escudo de la fama y la fortuna la vida no discrimina. Aquí les dejo la letra de una canción que una vez, cuando era chico, le escuché cantar a mi padre, con la cual dejó un recuerdo en mi vida:"Mi padre era un hombre noble
de una fortaleza recia
no lo vi nunca en la iglesia
mas su doctrina fue mi herencia"
Burke ha sido receptor suplente en MLB por poco más de seis temporadas (AP) |
Maddux tiene ya pase directo al Salón de la Fama (AP) |