Podríamos comenzar a buscar en las estadísticas e investigar a la saciedad si en efecto enviar a Clayton Kershaw a lanzar con descanso corto para los Dodgers de Los Ángeles fue una sabia decisión. Podríamos comenzar a cuestionar si Don Mattingly debió haber enviado a Kershaw a lanzar en la séptima entrada después de 95 lanzamientos.

¿Para qué?

Con un swing de Matt Adams en la séptima entrada, los Cardenales de San Luis probaron que, por lo menos en los últimos cinco años , no hay nadie que se le acerque en la postemporada. La victoria del jueves marcó el cuarto año consecutivo que llegan a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, lo más cercano que el béisbol tiene en estos momentos a una dinastía.

Lo interesante de esta versión de los Cardenales es que, si hubo algún año en el cual hubo dudas sobre su rendimiento a largo plazo, fue en el 2014. Michael Wacha, quien en el año pasado fue una pieza clave de la rotación, estuvo fuera gran parte del trayecto. Yadier Molina estuvo lesionado, Adam Wainwright tuvo que cargar a un staff de abridores que tuvo un año mediocre, para su estándar, y Mike Metheny tuvo que hacer villas y castillas diariamiente para mantenerse a flote ante el embate de los Cerveceros de Milwaukee y Piratas de Pittsburgh por gran parte de la temporada.

El martes ante los Dodgers, si usamos la imaginación, fue más o menos una temporada completa encapsulada en un solo partido.

Por las primeras seis entradas, los Kershaw los dominó, permitiendo solo un hit en seis entradas. En la séptima, Matt Holliday se embasó mediante un hit al cuadro y Jhonny Peralta pegó un sencillo, creando la oportunidad para Adams crecerse en el momento adecuado.

Durante la temporada regular, los Cardenales tuvieron sus problemas de abril hasta agosto y no fue hasta septiembre que el cuerpo monticular se ajustó el cinturón y posteó marca de 17-9 con un ERA de 2.66 para darle el empujón a San Luis hacia el banderín de la División Central de la Liga Nacional.

Y de eso se trata el béisbol. De aprovechar las oportunidades que se le enfrentan a los equipos, a los jugadores.

Adams entró al partido bateando para .222 con hombres en posición de anotar en la postemporada tras una temporada de promediar .212 en esa misma situación. El "match-up" de zurdo contra zurdo no le favorecía, pero Kershaw dejó su slider alto sobre el plato y Adams lo reconoció inmediantamente para de esa forma agarrar un momento y hacer historia.

En la vida hay circunstancias en las cuales no hay que buscarle la quinta pata al gato. Esta es una de ellas. En vez, vamos todos a quitarnos el sombrero ante unos Cardenales que se crecieron en el momento oportuno y batallarán por una oportunidad para llegar en su segunda Serie Mundial consecutiva.

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Al igual que en el primer partido de la serie entre los Dodgers de Los Ángeles y los Cardenales de San Luis, la derrota en el Juego 3 se la merece Don Mattingly, quien una vez más ha dejado de manifiesto que es un "buen" dirigente en vez de ser un "gran" dirigente al momento de leer situaciones y como las mismas afectan a sus lanzadores.

Recordarán la derrota del Juego 1 cuando Mattingly dejó en el montículo a Clayton Kershaw para enfrentar a Matt Carpenter para lo que fue un resultado desastroso. En aquel momento cuestionamos la falta de confianza que Mattingly tiene en sus relevistas y planteamos que "la poca confianza que el dirigente de los Dodgers, Don Mattingly, tiene en su cuerpo de relevistas, podría ser, en última instancia, el obstáculo más grande que los Dodgers enfrenten en sus aspiraciones para avanzar a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional".

En la derrota del lunes ante los Cardenales, Mattingly --otra vez en la séptima entrada-- optó por relevar a Hyun-Jin Ryu, una movida altamente cuestionable ya que Ryu solo estaba en 94 lanzamientos y todavía control de su slider, pero en vez de irse con un lanzador probado, como ha sido el caso de J.P Howell y/o Brandon League, le dio la bola a Scott Elbert, quien tenemos que aclarar que a mediados de septiembre de este año, estaba lanzando en la filial Triple A en Albuquerque y no fue hasta el 3 de octubre que se supo que sería parte del roster de los Dodgers para los playoffs.

El resultado, Elbert, visiblemente nervioso, dejó un change-up alto y por encima del plato para que Kelton Wong se lo tatuara por encima de la verja entre el derecho y el central.

Elbert, un zurdo, fue la selección de Mattingly porque Howell ha caído en desgracia tras haber permitido dos carreras en cuatro hits en ese rally del primer partido. La movida de Mattingly, de utilizar a un lanzador acabo de llegar, le quitaría la confianza a cualquiera, pero en este caso es particularmente sorprendente que Mattingly le diera una bofetada de esa manera después que en la temporada regular Howell tuvo un ERA de 2.39 en 68 partidos para los Dodgers.

En sus años con los Rays de Tampa Bay, Howell, en varias ocasiones --de hecho, en el 2009 tuvo ocho "blown saves"-- Howell perdió ventajas pero su dirigente Joe Maddon demostró gran paciencia y Howell se desarrolló en un gran relevista.

Y es ahí en donde estilos como el de Maddon contrastan con el de Mattingly. Quizás es porque Mattingly viene de la cultura de los Yankees de Nueva York, en donde ganar es primero y la impaciencia a veces gana sobre la sabiduría.

DE HÉROES CARPENTER Y WONG

El cuadrangular en la séptima de Kolten Wong, impulsando a Yadier Molina, quien había abierto la entrada con doble contra Elbert, marcó su segundo hit en ahora nueva turnos en lo que va de la postemporada y no pudo venir en un mejor momento.

Entrando al partido, Carpenter era el único miembro de los Cardenales que tenía más de un hit en la serie y, tras su cuadrangular en la tercera entrada se convirtió en el primer Cardenal en la historia en conectar tres cuadrangulares en partidos consecutivos en la misma serie de postemporada. Considerando los nombres que han pasado por las filas de San Luis, es un gran honor. De hecho, tras ese turno al bate, Carpenter tenía cinco hits en la serie, tres cuadrangulares y un doble, poniendo su slugging en 1.500 y su OPS en un gigantesco 2.056.

La victoria de los Cardenales le da una ventaja de 2-1 en la serie. Las últimas tres veces que los Cardenales han tenido una ventaja en un ALDS de 2-1 han terminado ganando la serie, incluyendo la serie del 2004 sobre los Dodgers.

Por otro lado, Mattingly oficialmente confirmó el lunes que Kershaw lanzará mañana en descanso corto, pero que Dan Haren estaría disponible para relevo largo de ser neceistado. Kershaw se enfrentará a Shelby Miller, quien estará haciendo su debut en esta postemporada habiendo lanzado por última ocasión el pasado 23 de septiembre contra los Cachorros de Chicago.

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La epidemia de barridas en la postemporada de las Grandes Ligas llegó a su final el lunes en AT&T Ballpark, en donde los Nacionales de Washington aprovecharon un error, de Madison Bumgarner, para apuntarse una victoria por 4-0 sobre los Gigantes de San Francisco, para obligar un cuarto partido y darle a esta Serie Divisional de la Liga Nacional una nueva dimensión.

Al momento que comenzó la serie, muchos fueron los analistas que dijeron que San Francisco, por sus éxitos recientes en la postemporada, tendría la ventaja sobre los jóvenes Nacionales y muchos atribuyeron esa ventaja psicológica a las dos victorias que San Francisco sacó de Nationals Park, especialmente en el maratónico partido de 18 entradas que acabó con el cuadrangular de Brandon Belt.

A todo lo largo del Juego 3, sin embargo, los Nacionales lucieron como que estaban en una misión, especialmente después de la segunda entrada cuando el abridor Doug Fister se zafó de tener las bases llenas precisamente ponchando a Bumgarner, quizás el lanzador que mejor maneja el bate en la Liga Nacional.

De ahí en adelante, los Nacionales lucieron como el equipo agresor. Aunque no tuvieron mucho éxito hasta la séptima entrada. El rally comenzó sutilmente con un hit de Ian Desmond y una base por bolas a Bryce Harper. Y ahí se abrieron las compuertas cuando, después de un toque de sacrificio, Bumgarner intentó sacar a Desmond en tercera y acabó tirando la bola a sus compañeros del bullpen, permitiendo las primeras dos carreras en un partido que hasta el momento había sido un duelo entre Bumgarner y Fister con gran defensa y mucha tensión.

Cuando los equipos tomen el terreno para el Juego 4 el martes, ambos tendrán una nueva perspectiva -- los Gigantes cuestionando sus decisiones y los Nacionales no solo creciendo su ego con su nueva "razón de ser", sino también porque el lunes lograron descifrar sus problemas ofensivos en el momento que más lo necesitaban.

El foco ahora va hacia el martes cuando los Nacionales envíen a la lomita a Gio González, quien ha dominado a los Gigantes al son de un ERA de 1.46 en sus últimas cuatro salidas contra San Francisco, limitando a los Gigantes a un promedio de .234.

Asimismo, y a pesar de que los Gigantes ganaron los primeros dos partidos de la serie, el hecho sigue siendo que San Francisco tiene solamente un hit en 14 oportunidades al bate con corredores en posición de anotar y la historia reciente está a favor de los Nacionales, quienes en el 2012 derrotaron a los Cardenales de San Luis en el cuarto juego de su NLDS, 2-1.

Los Gigantes ripostarán con Ryan Vogelsong, quien no ha ganado un partido desde el pasado 29 de agosto, perdiendo cuatro de sus últimas cinco salidas en la temporada regular para terminar la campaña con marca de 8-13 con efectividad de 4.00. Peor aún, Vogelson enfrentó a los Nacionales dos veces esta temporada y no le fue muy bien.

El pasado 9 de junio permitió seis carreras en seis entradas en una derrota de los Gigantes por 9-2 y el 24 de agosto permitió tres carreras en cinco entradas, con cuatro bases por bolas en un partido que San Francisco perdió 14-6.

Sin duda es una serie distinta. Ahora es una serie de 3-2 y son los Nacionales los que tienen la ventaja psicológica a pesar de que siguen jugando en territorio apache.

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Los Tigres de Detroit salen de la postemporada tras ser barridos por los Orioles de Baltimore en una serie que claramente ganó el mejor equipo, después de todo, fueron los huecos en el roster de los felinos los que permitieron a Buck Showalter planificar la estrategia perfecta.

Si miramos lo más básico y lo más elemental, la razón de la derrota de los Tigres tiene que ver con lo que todos sabíamos, el banco de los Tigres no es profundo y el cuerpo de relevistas es mediocre.

La rotación de abridores de Detroit, aún con el año promedio que tuvo Justin Verlander, hizo el trabajo que había que hacer y la ofensiva, con Miguel Cabrera, Víctor Martínez, Ian Kinsler y J.D. Martínez, era obviamente suficiente.

Ahora comienzan las especulaciones y las interrogantes sobre el futuro de los Tigres. Max Scherzer, Torii Hunter y Víctor Martínez son agentes libres al culminar la Serie Mundial y nadie sabe en realidad que es lo que le pasa a Verlander. David Price, J.D. Martinez y Rick Procello son elegibles para arbitraje y el futuro de Andy Dirks, y sus problemas de salud, es incierto. Superficialmente, quizás el futuro no se ve muy brillante.

Sin embargo, no importa con el cristal que uno mire a estos Tigres, en el 2015 volverá a ser un año competitivo. Según Baseball Prospectus, solo $92 millones de los $168 millones que los Tigres pagaron en su nómina este año están comprometidos para el 2015, y la mayoría de eso está para pagarle a Cabrera, Aníbal Sánchez, Verlander, Kinsler y al taponero Joe Nathan.

Esto significa que los Tigres saldrán esta temporada muerta a tratar de tapar sus huecos más grandes, en el cuerpo de relevistas y en el banco, posiciones que normalmente no son tan costosas como los jugadores estelares.

El mercado de agentes libre se estará desarrollando de manera accidentada en los próximos meses con muchos nombres grandes posiblemente entrando y los Tigres tendrán muchas decisiones que tomar dentro de su propia organización, como son los casos de Joakim Soria, Joba Chamberlain y Rajai Davis, todo con la mira a que en el 2015 tendrán de regreso a José Iglesias.

La barrida ante los Orioles no es el final de lo que ha sido ya una media década de dominio en la División Central de la Liga Americana, una división que probará ser una de las más fuertes en los próximos dos años, no solo por el ascenso de los Reales de Kansas City a la elite del béisbol, sino también porque los Medias Blancas lucen como que están listos para retar la hegemonía de Detroit.

Fue una serie difícil contra los Orioles, pero al fin y a la postre, los Tigres saben que perdieron contra un equipo superior a ellos, en estos momentos. Pero, contrario a otros que hacen su salida, los Tigres podrán hacerlo con el vaso medio lleno.

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Los Reales de Kansas City entraron en los libros de récords el viernes al lograr su tercera victoria en entradas extras en una postemporada.

Esta vez, el turno le tocó a Eric Hosmer, cuyo cuadrangular de dos carreras en la 11ma entrada le dio a los Reales una victoria por 4-1 sobre los Angelinos de Los Ángeles, para tomar una delantera de 2-0 en su serie divisional.

La gesta heroica de Hosmer el viernes se dio poco menos de 24 horas después que Mike Moustakas le dio a los Reales la victoria en la parte alta de 11ma entrada y tres días después que un hit impulsador de Salvador Pérez fue el punto final en la parte baja de los 12ma entrada para eliminar a los Atléticos de Oakland en Kauffman Stadium.

De nuevo se pone la pregunta sobre la mesa: ¿Son los Reales el equipo del destino?

Kansas City llegó a su primera postemporada en 29 años ganando seis de sus últimos ocho partidos para aguantar un reto de los Marineros de Seattle y a su vez retando la hegemonía de los Tigres de Detroit en la División Central de la Liga Americana.

Dada las limitaciones económicas de los Reales, no salieron a hacer grandes movidas en la fecha límite para cambios, salvo a adquirir a Josh Willingham y firmar a Raúl Ibáñez, para añadir un poco de profundidad, si era que la iban a necesitar.

En cambio, los Atléticos adquirieron a Jon Lester, Jeff Samardzija y Jason Hammel mientras los Tigres agarraron a David Price, el lanzador que todos querían. Los A´s están fuera de los playoffs y los Tigres están al borde del precipicio contra unos Orioles de Baltimore que han explotado todas sus debilidades.

Por contraste, los Reales se están montando en un avión rumbo a Kansas City con una ventaja de 2-0 sobre los Angelinos para el tercer partido de la serie el domingo en el "Big K" que se jugará ante un mar azul en las gradas.

Y hasta cierto punto, los Reales han cobrado una nueva vida como franquicia.

Quizás es simbólico que su taponero, Greg Holland, se convirtió en papá el jueves en la noche y llegó a Angels Stadium el viernes después que el partido ya había comenzado, pero aún tuvo tiempo para apuntarse el juego salvado. Y es irónico porque estos Reales han sido construído a través de vidas nuevas, algunos como nuevos profesionales y otros que encontraron un hogar mediante los caminos del béisbol rentado.

Y esa es la historia de los Reales, un equipo que no tiene grandes estrellas, pero sí una constelación de estrellas en ascenso. Un equipo construido con el futuro en mente pero que, de buenas a primeras, el futuro se convirtió en el presente.

Hosmer, Moustakas y Alex Gordon todos son figuras desarrolladas dentro del sistema de los Reales desde que salieron del sorteo de novatos. Lorenzo Cain fue adquirido en el 2010 de los Cerveceros de Milwaukee, junto con Alcides Escobar en el cambio que envió a Zack Greinke a Milwaukee junto a Yuniesky Betancourt.

James Shields, quien abrirá el partido del domingo, y Wade Davis, llegaron a Kansas City mediante el cambio que envió a Wil Myers a los Reales de Tampa Bay, y así sucesivamente.

El domingo será un día interesante en Kansas City. Un equipo de Grandes Ligas, pero que juega con la energía de un equipo de pequeñas ligas y para que las entradas extras son sencillamente un escenario en el cual brillar.

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La derrota que los Dodgers de Los Ángeles sufrieron ante los Cardenales de San Luis por 10-9 en el partido inicial de su serie divisional podría resumirse en quizás una sola pregunta: ¿En realidad alguien piensa que Clayton Kershaw debió estarle lanzando a Matt Carpenter en la séptima entrada?

El rally de ocho carreras que los Cardenales montaron para derrotar a los Dodgers, aunque a su vez fue una lección del bateo disciplinado de San Luis, también puso en relieve la poca confianza que el dirigente de los Dodgers, Don Mattingly, tiene en su cuerpo de relevistas, y eso podría ser, en última instancia, el obstáculo más grande que los Dodgers enfrenten en sus aspiraciones para avanzar a la Serie de Cambionato de la Liga Nacional.

A través de toda esta temporada, Mattingly ha demostrado gran confianza en sus abridores, quienes registraron unas 975 entradas lanzadas, pero cuando se trata de sus relevistas, ha sido tímido en utilizarlos, evidencia de lo cual está en sus 480 entradas lanzadas.

Con ventaja de 6-2 y luciendo relativamente cómodo, Kershaw comenzó la séptima entrada permitiendo sencillos consecutivos a Matt Holliday, Jhonny Peralta, Yadier Molina y Matt Adams que puso el anotador en 6-3.

Tras ponchar a Peter Kozcma, Kershaw permitió otro sencillo a John Jay para anotar otra carrera y mantener las bases llenas para lo que fue la confrontación del partido. Y fue precisamente el hit de Jay el que dejó claro que la comodidad que lucía Kershaw apenas 20 minutos antes, estaba en decadencia. Para comenzar el turno, Kershaw intentó una curva que rebotó tres pies frente al plato y luego recurrió a la recta, la cual no alcanzó las 90 mph.

Carpenter, quien había sacado la pelota del parque en su turno anterior, se enfrentaría a Kershaw y Mattingly, quien ya tenía otro zurdo en J.P. Howell listo en el bullpen, optó por mantener a Kershaw, quinen ya había hecho 104 lanzamientos y estaba dependiendo de su inefectiva recta.

Entrando al partido, Carpenter tenía un promedio de .278 contra Kershaw con cinco hits en 18 turnos y un extrabases. Dos entradas antes, Kershaw intentó mover un slider en el plato que Carpenter depositó en las gradas del center-left en menos de dos segundos. Kershaw lucía obviamente cansando y, por más que uno le busque la vuelta al asunto, Carpenter estaba en blanco en dos turnos contra Howell, quien a su vez está cargando un ERA de 2.37 con récord de 3-3.

Pero Mattingly no hizo el cambio. Acto seguido, Carpenter depositó otro envío de Kershaw en al base de la cerca para limpiar las bases y darle a San Luis una ventaja de 7-6. Y para añadir un poquito de sal a la herida, Mattingly sacó a Kershaw, pero trajo al poco experimentado Pedro Báez, quien rápidamente concedió un cuadrangular de tres carreras a Holliday para poner el marcador en 10-6.

Nunca sabremos que hubiera ocurrido si Mattingly hubiera hecho el llamado al bullpen y lo único que podemos hacer en estos momentos es especular.

No que estamos cuestionando las credenciales de Mattingly, quien ha probado ser un hábil mánager con los Dodgers, pero en ese momento en particular, era obvio que su más reconocido gladiador no estaba en condiciones de pelea.

Kershaw, contrario al resto de la noche, lucía hasta desorientado a esas alturas de la séptima entrada y aunque no le estaban pegando duro --los hits de Holliday, Peralta, Molina y Adams no fueron particularmente fuertes-- era obvio que Kershaw estaba dejando sus lanzamientos por encima del plato y demasiado altos, razón por la cual todos los hits fueron de línea y más hacia el centro del diamante.

Los Dodgers convirtieron el asunto en uno interesante en la novena, pero ya para ese rally la montaña era demasiada alta. El ponche de Yasiel Puig para terminar el partida quizás fue uno paradójico, pero lo cierto es que en este caso, la no decisión de Mattingly pudo ser la causa de la derrota.

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Los Gigantes de San Francisco comenzaron la noche en espera de ver cual Madison Bumgarner tomaría la lomita esta postemporada, el del 2010, que tuvo un ERA de 2.18 en cuatro salidas, o el del 2012, que permitió 10 carreras limpias en 15 entradas, incluyendo tres cuadrangulares.

Promediando 12.6 lanzamientos por entrada, aún con nueve ponches, el Bumgarner del 2010 fue el que tomó la bola desde la primera entrada y dominó a los Piratas de Pittsburgh para avanzar a la Serie Divisiónal de la Liga Nacional contra los Nacionales de Washington.

Bumgarner, contrario a su contraparte Edinson Volquez, logró su gesta en gran medida porque localizó sus lanzamientos en los lugares correctos en las situaciones correctas y en los conteos correctos. Salvo a una base por bola que permitió en la quinta entrada a Andrew McCutchen, Bumgarner enfrentó un solo conteo de tres bolas en toda la noche, y con una recta que estaba rozando las 92 millas por horas con acción, se le hizo fácil el trabajo ante una alicaída alineación de los Piratas.

Y es que su salida del miércoles fue más o menos una continuación de lo que ha sido la temporada de Bumgarner, quien terminó la temporada regular con marca de 18-10 -- el primer lanzador de los Gigantes en ganar 18 juegos desde que Shawn Estes lo logró en 1997 -- con ERA de 2.98, incluyendo un casi juego perfecto el pasado 26 de agosto contra los Rockies de Colorado.

A sus escasos 25 años, cumplidos en agosto, Bumgarner tiene ya 67 victorias en 148 salidas como abridor desde que entró de lleno a la rotación de los Gigantes en el 2010 y un ERA de por vida de 3.06, no exactamente las 78 victorias que tenía Roger Clemens a los 25 años, pero sin duda impresionantes en esta era.

La consistencia de Bumgarner y las circunstancias de los Gigantes en las últimas dos semanas de la temporada le dieron al dirigente Bruce Bochy las condiciones perfectas para trazar su plan. Contrario a los Piratas, quienes compitieron por el liderato de la División Central de la Liga Nacional con los Cardenales hasta el último día, los Gigantes sabían de antemano que su ruta en los playoffs tendría una parada en el juego de comodín, ya que los Dodgers de Los Ángeles habían asegurado la división una semana antes del final de la temporada regular.

Por tal razón, Bochy pudo manipular su staff de lanzadores de forma tal que tendría a su as bajo la manga para el juego más importante.

OTRO DÍA, OTRO BRANDON
Seguramente jamás antes en la historia del béisbol se había dado el caso que dos jugadores con el nombre de Brandon se combinaran para nueve carreras empujadas en noches consecutivas.

El martes fue Brandon Moss, con sus dos cuadrangulares en causa perdida para los Atléticos de Oakland , y el miércoles el turno le tocó a Brandon Crawford, cuyo Grand Slam en la cuarta entrada le dio la tónica a la victoria de los Gigantes.

De más está mencionar que los Gigantes han estado en tres de las últimas cinco postemporadas en gran medida por su habilidad de batear con corredores en posición de anotar. Este año no fue la excepción ya que San Francisco promedió .267 en esa circunstancia y Crawford fue uno de los líderes en ese ataque, promediando .310 con corredores en posición de anotar y .300 (10-3) con 12 RBI con las bases llenas.

La gesta de Crawford, el tercer Grand Slam de su carrera y el cuarto en la historia de los Gigantes en la postemporada y el primer campo corto en la historia de las Grandes Ligas en pegar un Grand Slam en la postemporada, abrió la compuerta ofensiva de San Francisco, que combinado con Bumgarner nunca miró hacia atrás.

RUMBO A LA CAPITAL

Ahora San Francisco pone su mira en los Nacionales, cuya rotación de Stephen Strasburg, Gio González, Doug Fister y Jordan Zimmermann, quien concluyó la temporada regular con un no-hitter, ha sido dura en el resto de la Liga Nacional, pero no para los Gigantes.

San Francisco tiene un promedio de bateo colectivo de .300 contra Washington liderados por Pablo Sandoval, Joe Panik y Gregor Blanco, quienes batearon sobre .410 contra los Nacionales este año.

Sin embargo, los Gigantes perdieron cinco de los siete encuentros que jugaron esta temporada, en gran medida porque el cuerpo monticular tuvo un ERA de 5.46 contra la peligrosa alineación capitalina.

El único que tuvo éxito ante Washington este año fue Tim Hudson, quien obtuvo la dos victorias con un ERA de 0.73, permitiendo solo una carrera en 12.1 innings de trabajo, razón por la cual es más que probable que Hudson sea el designado para abrir la serie el próximo viernes.

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Los Reales de Kansas City utilizaron siete bases robadas, cuatro toques de sacrificios y borraron tres déficits el lunes para derrotar a los Atléticos de Oakland, 9-8 en 12 entradas, cuando un hit impulsador de Salvador Pérez remolcó a Christian Colón y puso a gozar la casa llena de Kaufmann Stadium, que disfrutó su primer triunfo de postemporada desde que los Reales ganaron la Serie Mundial en 1985.

¿Serán los Reales el equipo del destino? En varias ocasiones aparentó que Kansas City se despediría temprano, especialmente en la sexta entrada cuando esos 29 años de espera se veían esfumarse en los primeros 29 minutos, todo gracias a Brandon Moss, quien pegó dos cuadrangulares e impulsó cinco carreras en causa perdida para los Atléticos.

Pero una y otra vez los Reales manufacturaron carreras utilizando su velocidad y la manufactura de carreras para ponerse en contención.

Tras caer en un hueco de 2-0 en la misma primera entrada cuando el abridor de los Reales, James Shields, colgó un slider y Moss aprvechó para su primer cuadrangular de la noche, los Reales demostraron su capacidad de remontar, utilizando su fortaleza, la velocidad, en cada una de esas oportunidades.

Los Reales borraron déficits de 2-0, 7-3 y 8-7 todo gracias a un plan agresivo del dirigente Ned Yost, quien no titubeó en mantener a sus corredores en movimiento para crear situaciones al estilo de la Liga Nacional, liga en la cual dirigió a los Cerveceros de Milwaukee por seis temporadas y fue el Mánager del Año en dos de ellas.

Yost recibió hits abridores en octava (Escobar), novena (Josh Willingham) y 10ma (Eric Hosmer) y en todas las ocasiones utilizó toques de sacrificio para poner corredores en posición de anotar con menos de dos outs. Desgraciadamente no consiguió el hit oportuno hasta que Pérez lo logró en la 12ma, pero el intento se hizo.

Además, cabe destacar la labor del bullpen de los Reales, que mantuvo el daño al mínimo después de la desastrosa sexta entrada, en especial la labor que realizó Brandon Finnegan, quien a sus 21 años y luego de solo dos meses en las Grandes Ligas, fue tirado al fuego y respondió con 2.1 entradas y tres ponches en puntos clave en las 10ma y 11ma entradas.

Nori Aoki, Alcides Escobar, Lorenzo Cain, Terrance Gore, Alex Gordon, Jarrod Dyson y Colón todos se apuntaron bases robadas para mantener innings vivos mientras Yost empleó cuatro sacrificios para adelantar corredores. No debe sorprender a nadie que los Reales lideraron las Grandes Ligas con 153 bases robadas esta temporada.

Asimismo, los Reales disfrutaron de varios hits oportunos, no más que el triple de Hosmer con un out en la 12ma entrada que empató el partido para abrir la puerta al hit de oro de Pérez.

Ahora los Reales empacan sus bártulos para medirse a los Angelinos de Los Ángeles, un equipo que ascendió a la elite de la Liga Americana hace cuatro años utilizando más o menos el mismo estilo que Yost ha empleado esta temporada.

Las similitudes de Yost y el dirigente de los Angelinos, Mike Scioscia son demasiadas para ser coincidencia. Ambos fueron receptores y ambos creen en el estilo de la Liga Nacional, ya que fueron jugadores que forjaron en el circuito senior. Sin embargo, los recursos con los que cuenta Scioscia para la serie contra los Reales son muy distintos.

Los Angelinos no son tan jóvenes como los Reales y no cuentan con la misma velocidad de antes. Esta temporada, los Reales batearon colectivamente para .263 con siete bases robadas en los seis encuentros que jugaron, pero la serie particular acabó en 3-3.

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BRISTOL -- El brutal y grotesco ataque que el ahora ex corredor de los Baltimore Ravens, Ray Rice, perpetró contra su ahora esposa Janay Palmer en el elevador de un hotel en Atlantic City, New Jersey, en febrero ha arrojado una sombra sobre la NFL, en especial sobre el comisionado Roger Goodell, no por las aparentes manos de seda con las cuales inicialmente se manejó el caso, sino por lo que ahora, a todas luces, aparenta ser un encubrimiento en todas las esferas.

Por mucho menos, el ex presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, tuvo que renunciar a la presidencia cuando, como la pequeña bola de nieve que se convirtió en la avalancha que hoy conocemos, Watergate explotó ante la luz pública.

El miércoles salió a relucir que la oficina del comisionado de la NFL tuvo conocimiento del brutal video --que ahora se ha convertido en parte casi obligatoria de todas las páginas de Facebook, Twitter e Instragram de todo fanático del deporte-- casi tres meses antes de que la NFL anunciara una leve suspensión de dos partidos contra Rice, quien estuvo desde febrero hasta el comienzo de la temporada en una misión constante, patrocinada por la liga y por su equipo, por limpiar su imagen.

Roger Goodell
Getty ImagesGoodell declaró no temer por su empleo

Al mismo tiempo, Goodell y la NFL develaban su "nueva" posición sobre la violencia doméstica: una suspensión de seis partidos por la primera ofensa y una suspensión de por vida por la segunda. En inglés, a eso le llaman "damage control". En buen español, eso se llama "cubrirse el trasero".

Con lo que estamos conociendo hoy, el pasado 28 de agosto, cuando Goodell envió una comunicación a todos los dueños de la NFL admitiendo que su manejo del caso "no fue el correcto", era simplemente una movida preventiva.

Con todo lo que está ocurriendo tras bastidores, podemos fácilmente deducir que Goodell sabía que, tarde o temprano, el video iba a salir a la luz pública.

Tras la publicación por parte de TMZ del video completo, Rice no es el único que ha actuado de manera repugnante en este caso.

Las autoridades del orden público, Goodell, la NFL y los mismos Ravens deberían emitir una disculpa pública por tratar de tapar el cielo con la mano e intentar rehabilitar a un criminal y darle un trato que no se le da a Juan del Pueblo.

Que no quede duda, Ray Rice es un criminal.

Y las acciones de Goodell, en su análisis más simple, equivalen a que utilizó la liga para albergar a ese criminal. Eso también, a nivel estatal y federal, es un crimen.

La presidenta de la Organización Nacional de Mujeres, Terry O'Neill, emitió unas declaraciones que no pudieron estar más acertadas en estos momentos.

"La NFL ha perdido su camino. Ya no tiene un problema de Ray Rice; tiene un problema de reconocer lo que es la violencia contra las mujeres. La única solución viable es que Roger Goodell presente su renuncia y que su sucesor nombre un investigador independiente con toda la autoridad para investigar y amasar evidencia real sobre la violencia doméstica, la violencia de género, el asalto sexual y el acoso dentro de la comunidad de la NFL y que recomiende verdaderas reformas que perduren", dijo O'Neill.

Después de todo, el caso de Ray Rice es el más reciente de una fila larga de casos de violencia doméstica que han plagado la liga por años. El de Rice es el más sonado porque es el único caso del cual el público en general tiene la evidencia en sus manos. Y la evidencia es gráfica.

Lo más triste es que, con las noticias que estamos escuchando ahora, la misma evidencia estaba en manos de Goodell en abril.

A Nixon le tomó unas semanas renunciar y en ese tiempo, el mero escándalo dejó a una nación lacerada por generaciones.

Ojalá que "NFL Nation" no tenga que pasar por ese mismo dolor.

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A nadie le debe sorprender el anuncio del despido de Kevin Towers como gerente general de los Diamondbacks de Arizona, después de todo, era un secreto a gritos el hecho de que los Diamondbacks comenzarían una reconstrucción total una vez se concretó la contratación de Tony LaRussa como Oficial Principal de Operaciones de Béisbol en medio de la debacle de los primeros dos meses de la temporada.

Towers
Mark J. Rebilas/USA TODAY SportsKevin Towers estuvo al frente de los Diamondbacks como gerente desde septiembre del 2010.
LaRussa, quien fuera exaltado al Salón de la Fama del Béisbol de las Grandes Ligas este verano, es harto conocido por su obsesión con ganar y su llegada a Phoenix el pasado 17 de mayo tenía su propósito desde el saque: trasladar la magia que le dio 2,728 victorias como dirigente con los Medias Blancas de Chicago, Atléticos de Oakland y Cardenales de San Luis, para transformar los Diamondbacks en una franquicia ganadora.

Arizona comenzó el año con el pie izquierdo con marca de 9-19, un ERA colectivo de 5.11 y promedio de bateo colectivo de .229 durante el mes de abril. Ya para el 15 de mayo, los Diamondbacks ya estaban en el sótano de la división a 11 juegos de los Dodgers y con marca de 4-17 jugando en casa, algo que ya estaba costando serios dólares a la gerencia al ver a un vacío Chase Field noche tras noche y optó por la drástica medida de contratar a un "Oficial Principal de Operaciones de Béisbol", que se tradujo a la llegada de LaRussa.

O sea, a Towers le contrataron a un síndico.

Contrario a LaRussa, el pedigrí de Towers como gerente general no es uno de ganador, aunque si sale de Arizona con marca de 320-317, Y su manera pasiva de lidiar con la adversidad no va a la par con la personalidad beisbolera de LaRussa, quien en su momento fue un mánager apasionado, extrovertido y agresivo.

Entre 1995 y el 2009, Towers estuvo al mando de los Padres de San Diego en donde logró solo cinco temporadas con un récord ganador y de las tres veces que fueron a la postemporada, en dos de ellas perdieron contra los Cardenales de LaRussa.

En Arizona, Towers heredó un equipo que ya estaba montado al llegar a la postemporada en el 2011 y desde entonces los Diamondbacks han logrado temporadas consecutivas con marca de 81-81, y este año, tras comenzar en 8-22, nunca lograron arrancar y posiblemente terminarán la campaña con la peor marca de la Liga Nacional.

Entre la afición, Towers cayó en desgracia cuando hizo movidas en el 2012 que vieron las salidas de Ian Kennedy y Justin Upton de Arizona y este año, tras la estrepitosa arrancada gracias a lesiones de sus estelares como Patrick Corbin y Bronson Arroyo, no respondió con movidas viables para competir en la División Oeste de la Liga Nacional.

Asimismo, Towers se ha ganado una reputación por ser impaciente con talento joven y cuando los Diamondbacks dejaron ir a Tyler Skaggs , ahora una de las armas principales de los Los Angeles Angels, previo a esta temporada en el cambio por Mark Trumbo, la ola de críticas fue grande. Y aunque la retrospectiva le da a muchos una visibilidad de 20/20, el hecho de que Towers dejara ir a un brazo viable a cambio de ofensiva que no necesitaba dejó mucha frustración entre los fanáticos y en algunos sectores de la gerencia.

Con Towers fuera del panorama, ahora LaRussa tendrá la oportunidad de construir desde los cimientos, tal como hizo en Chicago, Oakland y San Luis -- tres equipos que le dieron rienda suelta, o al menos gran poder de veto en las movidas de personal.

Los Diamondbacks anunciaron el viernes que ya comenzó el proceso de búsqueda de un reemplazo para Towers, pero nada sobre el futuro de Kirk Gibson, quien firmó una extensión de contrato como dirigente en febrero. Lo cierto es que conseguir a un gerente general dispuesto a trabajar bajo la sombra de LaRussa será difícil, lo que indica que pueden ocurrir una de dos cosas: que LaRussa asuma las riendas o, que se utilice a un ejecutivo interno dispuesto a trabajar en dupleta.

No importa el crisol con que se mire, sin embargo, los Diamondbacks son ahora el equipo que LaRussa construirá. Nada más, nada menos.

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Jon Lester and Yoenis Cespedes USA TODAY Sports, AP ImagesJon Lester llegó a los Atléticos en el cambio que envió a Yoenis Céspedes a Medias Rojas
Cuando los Atléticos de Oakland adquirieron a Jon Lester en el cambio que envió a Yoenis Céspedes a los Medias Rojas de Boston, no había duda que estaban fortaleciendo su rotación de abridores, pero la gran interrogante estaba en si al enviar a Céspdes, quien en aquel momento era uno de los pilares de la ofensiva, los A's estaban sacrificando demasiada producción .

En la serie de este fin de semana entre los A's y los Angelinos de Los Ángeles, una serie que definirá la tónica de la recta final en la División Oeste de la Liga Americana, es evidente que los A's quisieran tener otra oportunidad para repensar ese cambio.

Evidencia de ello está en la movida que concretaron el domingo para adquirir a Adam Dunn, de los Medias Blancas de Chicago, en busca de un poco de poder.

Contra los Angelinos, los A's fueron blanqueados en tres partidos consecutivos, logrando apenas 12 hits en 27 entradas. En el mes de agosto, el promedio colectivo de los A's bajó a .224, y aunque conectaron 22 cuadrangulares, solamente tuvieron 94 RBI, lo que significa una baja en promedio cuando tienen corredores en posición de anotar. En comparación, los Angelinos promediaron .246 en el mes de agosto con 19 cuadrangulares y 116 RBI.

Los A's, harto conocidos por su utilización de Sabermetrics, seguramente calcularon que la pérdida de Céspedes podría ser repuesta por la producción de otros titulares, como Stephen Vogt, Josh Donaldson y Brandon Moss. El problema fue que Vogt, quien había estado caliente en todo el mes de julio, bateó para .222 en agosto, Moss un anémico .178 y aunque Donaldson promedió .304 en agosto, solo tuvo 11 hits que fueron para extra bases, ocho de ellos dobles, en los cuales solo en dos ocasiones había corredores en posición de anotar.

Los A's estaban liderando la Liga Americana en carreras anotadas antes del cambio por Céspedes. Después del cambio, están en el puesto número 20 y en ese periodo han visto lo que una vez fue una ventaja de cinco juegos sobre los Angelinos convertirse en una desventaja de cinco juegos.

A esto hay que sumarle los problemas que la rotación de abridores ha enfrentado. Scott Kazmir tuvo un ERA en agosto de 6.21, Jason Hammel ha logrado solo una victoria desde que pasó a Oakland proveniente de los Cachorros de Chicago y Sonny Gray ha logrado ganar solo una de sus últimas cinco decisiones.

Todos sabemos la importancia que conlleva ganar la división versus llegar a los playoffs con un comodín. Como lucen las cosas en estos momentos, los A's controlan su destino hacia la postemporada con una cómoda ventaja en la carrera por el comodín, pero se exponen a un juego de eliminación contra oponentes peligrosos como lo pueden ser los Tigres de Detroit, Reales de Kansas City, Marineros de Seattle, Indios de Cleveland o los mismos Yankees.

Todo este debate puede ser académico en el caso que Dunn llegue a Oakland y todo caiga en su sitio, pero lo cierto es que, a un mes del famoso cambio, quizás los A's hayan pagado demasiado por los servicios de Lester.

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