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México 1970: Didí o una venganza inconclusa

El técnico de Perú tenía que jugar contra su país, Brasil, en los cuartos de final y estaba en medio de una revancha esperada por uno de sus jugadores.

Esta historia tiene tres protagonistas: Didí, Gerson y Orlando ‘Chito’ De la Torre. Se trata sobre todo de un partido especial, el Brasil contra Perú de los cuartos de final de México 1970, que para muchas generaciones será recordado con alardes de espectacularidad. Tendrá que ver también con una venganza que no se pudo cumplir, la de un jugador peruano que más allá de querer lavar el honor de su selección, buscaba acabar con la pierna de un rival.

Pero hay un trasfondo sobre el que gira el relato. Es acerca de Didí, un brasileño de humor caliente, inmutable en medio campo y de carácter noble. Entraba a la cancha como un valiente que se mete dando rugidos a una jaula de tigres y tenía el juego completo que iba a hacer en el cerebro, anticipándose a todos. A ratos se pensaba que era una especie de mago de la cancha: recuperaba, pasaba, driblaba y encima de todo se reía el muy tunante. Afuera del campo usaba rasgos melodiosos, levemente azucarados, pero no empalagosos. Fue campeón en Suecia 1958 y nombrado el mejor jugador del mundial; en Chile 1962 mostró todo el liderazgo de su experiencia y volvió a levantar la Copa. Jugó en Fluminense y Botafogo hasta que el Real Madrid de Di Stefano, Puskas y Gento se lo llevó, pero con el que no pudo tener compatibilidad.

Pues bien, todos estos atributos llevaron a Didí a retirarse en México con los Tiburones del Veracruz para inmediatamente convertirse en director técnico con el Sporting Cristal de Perú. Y como cada selección es un entramado de complicidades y el trabajo del técnico es mostrar sabiduría, con los peruanos formó quizá el equipo más estético y talentoso del que se tenga memoria. De esa forma puso a su disposición el talento de Teófilo Cubillas, Julio Baylón, José Fernández, Hugo Sotil, Roberto Challe y Héctor Chumpitaz entre otros. ¡Una galaxia con camiseta blanca y franja roja!

Los calificó al Mundial de México y pasaron la primera fase con legitimidad, venciendo a Bulgaria y Marruecos y sólo perdiendo con Alemania. En cuartos de final, Brasil se les puso enfrente. Las entrañas de Didí comenzaron a removerse, no sólo por recordar su origen carioca, sino por reencontrarse con aquel que fue su amigo y compañero ganador de la Copa del Mundo, Pelé, que no quiso hablar con él antes del juego para evitar contrariedades.

Aquí es donde la historia se tuerce un poco, porque habría que remontarse un año antes, a 1969 cuando se jugó un amistoso en el Maracaná y Gerson trituró la pierna del defensa Orlando 'Chito' De la Torre provocando una descomunal bronca que duró 40 minutos. Perú lo ganaba 2-0 y lo terminó perdiendo 3-2 y De la Torre con la pierna lastimada jurando vengarse de Gerson cuando se volvieran a encontrar.

El destino los puso en el Mundial y fue cuando empezaron a pasar cosas extrañas. A Didí le llamaron desde Brasil para contarle que unos tipos misteriosos llevaban días merodeando su casa. El mensaje fue un cañonazo al pecho del técnico de Perú. Su esposa, aferrada a sus hijos le dijo por teléfono: "hay hombres que han tocado a la puerta. Dicen que saben a qué hora entramos y salimos, qué hacemos y cómo lo hacemos. Saben los horarios de los niños y el movimiento de todos. Dicen que ya sabes lo que tienes que hacer para que gane Brasil".

El partido se jugó en el Estadio Jalisco, la segunda casa del equipo brasileño. En el vestidor peruano los ánimos se exaltaron cuando Didí mandó llamar a 'Chito' De la Torre: "No vas a jugar hoy, porque en el último partido ante Alemania, Gerd Müller te hizo ver muy mal." El jugador peruano se le fue encima al viejo Didí y si no hubiera sido por sus compañeros tal vez Perú habría salido al partido sin técnico. "Brasileño hijo de puta, tú quieres que gane tu país", le reclamó, aunque todos recordaban su promesa de que Gerson no iba a durar 15 minutos en el campo.

El Jalisco se entregó en prolongadas ovaciones a los dos equipos. Anotaron Rivelino, Tostao y Jairzinho. Por Perú, Alberto Gallardo y Cubillas. Pelé al final del juego corrió a abrazar a su antiguo compañero quien a pesar de la derrota, había convertido a Perú en una hermosa maquinaría de futbol. Sin embargo, nada sería lo mismo, Didí decidió dejar todo atrás e irse a Argentina, a dirigir a River Plate.

Esta historia es parte de una colección de 20 escritos, uno por cada Mundial, desde Uruguay 1930 hasta Brasil 2014: